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Jueves 3 de abril de 2008

Acusan de torturas municipales al AFI

Les dieron choques eléctricos, los vendaron de los ojos y sembraron armas declararon


Les dieron choques eléctricos, los vendaron de los ojos y sembraron armas declararon

Policías municipales declararon ayer ante el Juzgado Cuarto de Distrito que los militares y los elementos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) que los detuvieron los maniataron, los vendaron de los ojos y los torturaron con choques eléctricos antes de turnarlos a la Procuraduría General de la República (PGR).

Dijeron también que fueron detenidos en lugares diferentes a los reportados y en horas diferentes a las que se mencionan, ya que su turno comenzó a las 22:00 horas del sábado y terminaba a las 06:00 del domingo, mientras que los datos oficiales informan que fueron arrestados entre las 19:40 y las 21:00 del 30 de marzo.

Además mencionaron que algunas de las armas que los militares reportaron como las que traían los agentes al momento de su arresto no son las que portaban, y que incluso un fusil que aseguraron no fue mencionado en sus informes.

En el caso del teniente Juan Manuel Rodríguez Cevallos y del agente Francisco Ponce Rodríguez, el informe del Ejército establece que encontraron “en el asiento trasero” de la unidad policiaca que tripulaban –la 103– una bolsa negra con tres paquetes de mariguana con un peso total de un kilo 44 gramos, además de 480 gramos de la misma hierba “en greña” en otro recipiente similar.

Sin embargo, ambos elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) viajaban en un vehículo tipo pick up de cabina sencilla, es decir, sin asiento trasero, dijeron en su declaración.

Ambos policías municipales mencionaron que fueron detenidos entre las tres y las tres y media de la mañana del domingo en el cruce de las calles Miguel de la Madrid y José Reyes Estrada, cuando el informe militar indica que el arresto se dio a las 19:40 horas de ese mismo día en el cruce de las calles Gama y Miguel Molinar.

El parte informativo del Ejército dice que se les solicitó a los agentes locales “amablemente” que se bajaran de la unidad después de interceptarlos porque estaban siguiendo al convoy militar, pero los municipales mencionaron que simplemente fueron abordados por los elementos castrenses y federales quienes cortaron cartucho y les exigieron que presentaran su licencia para portar armas.

Ponce Rodríguez declaró que escuchó cuando un hombre robusto que daba las órdenes, y que portaba un chaleco con las siglas AFI, señaló a Rodríguez Cevallos y les dijo a sus subalternos “a este hay que partirle su madre... a ti te andaba buscando comandantito”.

Indicó que enseguida los maniataron y los vendaron para subirlos a unidades particulares, donde a él lo colocaron bocabajo. Ahí pudo darse cuenta de que había otras personas en sus mismas condiciones.

Señaló que durante varias horas permaneció en ese mueble y pudo darse cuenta de que llegaron a diferentes domicilios que eran abiertos a golpes de marro, herramienta que después de ser usada era tirada arriba de los cuerpos de las personas que estaban atadas.

El municipal refirió que en un momento determinado escuchó que uno de sus captores dijo “ahí viene otra patrulla”, a lo que otro le contestó que la detuvieran, que desarmaran a los agentes y que los subieran al vehículo.

Poco después, sintió que una mujer policía era arrojada encima de su cuerpo.
Luego, el convoy se detuvo en otro lado donde detuvieron a otras personas, por lo que la agente femenina fue cambiada de lugar y le echaron encima a otro hombre.

Cuando llegaron al campo militar, pudo librarse del vendaje de los ojos, pero un agente de la AFI se dio cuenta y comenzó a golpearlo en la cabeza y a propinarle descargas eléctricas en las pantorrillas con un aparato de los que se usan para arriar al ganado, afirmó.

Enseguida lo llevaron a una zona arbolada, lo que supo porque lo recargaron en el tronco de un árbol, desde donde pudo apreciar los repetidos y prolongados gritos de dolor de Rodríguez Cevallos y la voz de un hombre que le preguntaba por policías corruptos y la ubicación de narcofosas.

También a él le hicieron cuestionamientos similares mientras le propinaban descargas de electricidad en la nuca, dijo.

Indicó que en un momento dado le quitaron la venda de los ojos y le pusieron a la vista una pistola calibre .40 Smith and Wesson para que la reconociera como su arma de cargo, lo que hizo, aunque en los datos militares se indica que él estaba en posesión de una 9 milímetros.

Agregó que también traía a su cargo un Vektor calibre .223, el que no es mencionado en el reporte oficial.

Se quejó de que le robaron su cartera, en la que traía 200 pesos, y su celular.
Durante todo el tiempo que estuvo en las instalaciones del Ejército permaneció con los ojos cubiertos y las manos atadas, pero fue liberado al ser entregado en la PGR, mencionó.

Rodríguez Cevallos, por su parte, indicó que se dio cuenta de que llegaron a unas cinco viviendas, cuyas puertas eran derribadas con un marro y de donde los soldados sacaron a varias personas.

Cuando el convoy llegó a las instalaciones donde permaneció por horas, indicó que fue torturado con descargas eléctricas en la espalda, en la cabeza, en las piernas y en los brazos, lo que le dejó huellas en la piel y pidió que sus lesiones quedaran descritas en el expediente.

Recordó que le mojaron la cabeza para aplicarle el castigo a la vez que le preguntaban los lugares donde estaban ubicadas las narcofosas, que si tenía cuentas en el banco y que cuáles comandantes eran dueños de automóviles de modelo reciente.

Mencionó que le robaron una esclava y una cadena de oro, además de dos celulares y 600 pesos que traía en su cartera.

En el caso de los agentes Joaquín Ortiz Ramírez y Andrea García Madera el reporte militar indica que a las 20:10 horas del 30 de marzo los soldados se dieron cuenta de que la unidad de la SSPM con número 152 seguía al convoy, por lo que la interceptaron y “amablemente” se les pidió que bajaran ya que les practicarían una revisión.

Se establece que debajo del asiento trasero de la patrulla estaba un paquete con más de 400 gramos de mariguana.

Sobre los hechos, García Madera negó que el paquete estuviera en la unidad y dijo que fueron detenidos entre las tres y las tres y media de la mañana del domingo cuando circulaban por el cruce de las calles Alfonso Montenegro y Bambú e hicieron un alto.
Enseguida fueron interceptados por varios vehículos y encañonados con armas largas por personal militar y del AFI que les exigió sus licencias para portar armas.

Fueron desarmados y ella fue subida a una camioneta Escalade para taparte los ojos y atarle las manos.

Indicó que no la golpearon, pero la intimidaron durante varias horas con agresiones verbales y que nunca le informaron la razón por la que fue detenida ni los cargos que recibió, fue hasta que la turnaron ante la PGR cuando se enteró de las acusaciones.

Ortiz Ramírez coincidió con la declaración de su compañera y agregó que a él si lo golpearon repetidamente con la culata de una arma larga, además de que le quitaron su cartera.

Señaló que aunque también fue maniatado y vendado de los ojos, reconoció las voces de sus compañeros Rodríguez Cevallos y Ponce Rodríguez, a los que les aplicaban descargas eléctricas mientras les preguntaban sobre la lista de nombres de agentes municipales que fue dejada en el monumento al Policía.

Fueron alrededor de 26 horas las que permanecieron en esas condiciones, declaró.
El agente local mencionó que a él le atribuyen la posesión de una pistola calibre 9 milímetros, pero que el arma a su cargo es una calibre .40 y es la que portaba el día del incidente.

Los agentes Rosa Isela Téllez Martínez y José Luis Soto Rutiaga fueron acusados por el Ejército, cuyo reporte indica que a las 21:00 horas del 30 de marzo sus elementos realizaban un recorrido por las calles José María Morelos y Puebla de la colonia Salvárcar, cuando vieron a la unidad municipal 506 que se encontraba estacionada.

Al darse cuenta del contingente militar, los tripulantes de la patrulla la pusieron en marcha, por lo que les pidieron que se detuvieran para realizarles una revisión a través de la que encontraron un paquete de mariguana con 460 gramos.

Sin embargo, la versión de los agentes municipales establece que realizaban un patrullaje en el cruce de las calles Senecú y Baudelio Pelayo del fraccionamiento Adición Campestre alrededor de las cinco de la mañana del domingo, justo una hora antes de terminar su turno.

Entonces los interceptaron los militares y los bajaron de la unidad.
Mencionaron que la hora de su arresto reportada por el Ejército no corresponde a la realidad ya que su turno inicia la noche del sábado y terminaba la mañana del domingo, mientras que los militares indicaron que los hechos ocurrieron horas después.

También dijeron que ellos pertenecen al Distrito Cuauhtémoc, pero el reporte oficial del hecho los ubica en el Benito Juárez.

Ambos señalaron que desconocen el origen de la mariguana que los militares dijeron que encontraron en la unidad municipal.

Personal del Departamento Jurídico de la SSPM solicitó la duplicidad del término de ley para que el Juez Cuarto de Distrito, Zenaido Orozco Contreras, dicte el auto de formal prisión o de libertad, por lo que la decisión podría alargarse hasta el próximo lunes.

Indicó que tienen confianza en echar abajo las acusaciones de los militares porque reportar las detenciones entre 13 y 15 horas después del término de la jornada laboral de los agentes.

Desde las seis de la mañana del 30 de marzo se dispuso un amplio operativo de búsqueda luego que los elementos no se reportaron a sus estaciones, por lo que muchas personas se dieron cuenta de lo que ocurrió, mencionó.

También ayer y ante la misma instancia, rindieron su declaración preparatoria el agente del Ministerio Público del fuero común, Adrián López Hernández, el agente municipal del Grupo Jaguares, Saúl López Hernández, y la perito de la Subprocuraduría de Justicia en la zona norte, Ana Luisa Sentíes Lucio.

Los militares reportaron que fueron detenidos el 30 de marzo a bordo de una camioneta en el cruce del bulevar Cuatro Siglos, a la altura del fraccionamiento Hacienda del Nogal.

Se estableció que el vehículo fue perseguido por el personal militar y que fue alcanzado en la calle Circuito Fresno frente a la vivienda marcada con el número 10012.

A Adrián se le encontró fajada a la cintura un arma de fuego calibre 9 milímetros marca Pietro Beretta sin matricula, al parecer borrada, con un cargador abastecido con nueve cartuchos útiles.

Saúl traía fajada a la cintura, debajo de la espalda, una subametralladora TEC-22 calibre .22 con matrícula 054811, marca Intratec, con un cargador abastecido con 19 cartuchos útiles.

El vehículo en el que viajaban es una camioneta Jeep Cherokee modelo 2000 de color azul con placas de circulación EAA1383 del estado de Chihuahua.

Al revisarla se encontró debajo del asiento del copiloto, y a la mano de la persona que viaja en el asiento trasero, un fusil de asalto AK-47, de los conocidos como “cuerno de chivo”, calibre 7.62 por 39, modelo 3A/KUGIR de fabricación rumana, con dos cargadores y 60 cartuchos.

Sobre el piso del asiento trasero de la camioneta, atrás del conductor, estaba una maleta azul marino conteniendo en su interior 15 paquetes de marihuana confeccionados con cinta adhesiva de color negro.

En la cajuela del vehículo se encontró una maleta color negro, conteniendo en su interior tres camisolas de color camuflaje urbano (negro con gris) con siglas en la parte posterior y arriba de la bolsa izquierda “PJE”.

Además una camisola de color negro sin siglas, dos chalecos de color negro sin placas antibalas, un chaleco de color azul con placa antibalas delantera, un chaleco de color verde sin placas antibalas, una fornitura negra, unos binoculares negros, dos pares de guantes, tres fundas negras para pistola y un gorro de tela negra.

Sin embargo, los tres dijeron desconocer el origen de la camioneta y de las armas, ya que ellos fueron detenidos el 29 de marzo en su casa entre las 23:00 y 24:00 horas.

Otros dos ciudadanos, Francisco Pérez y Salvador Pulido Lozano, fueron acusados también por el Ejército luego que reportó que los detuvo a bordo de una camioneta Avalanche de color arena el 30 de marzo.

En el mueble se encontró un fusil AK 47, de los conocidos como “cuerno de chivo” y 15 paquetes confeccionados con cinta color canela conteniendo mariguana.

Pero los acusados indicaron ante el personal del Juzgado Cuarto de Distrito que fueron detenidos en una fecha diferente a la que indica el reporte oficial del Ejército y que desconocen la droga y el arma asegurados.