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Lunes 12 de septiembre de 2011

Amado Carrillo: la casa de las ‘mil y una noches’

Indigentes y drogadictos acaban con ‘fortalezas’


Indigentes y drogadictos acaban con ‘fortalezas’

Hermosillo— La casa de las “mil y una noches” fue el símbolo con el que Amado Carrillo Fuentes quiso demostrar su poder, pero sus sueños de grandeza fueron estrepitosamente parados. Hoy, prácticamente es una ruina como el control que ejerció en su momento al frente del cártel.

Tras 18 años de haber sido decomisada, la casa de “las mil y una noches” como se le conoce a la residencia está en abandono: llena de escombro, maleza y con pintas de graffiti.

El inmueble que estaba en construcción, en la colonia Pitic, una de las residenciales más exclusivas de Hermosillo, poco a poco se deteriora. Nunca llegó a ocuparse; hace 20 años era un atractivo casi turístico para quien visitara la ciudad, debido a su extensión de casi una cuadra y sus enormes cúpulas y detalles lujosos que se distinguían como una excentricidad entre todas las casas locales.

Ernesto López, un vecino a quien le tocó presenciar el decomiso de la casa, recuerda que la vivienda tenía enormes habitaciones con vestidores a base de cedro, así como jacuzzis rodeados de espejos con acabados de plata. Además, contaba con un sótano donde había tinacos y un pasadizo subterráneo, al cual los policías que decomisaron la vivienda jamás permitieron ingresar, “pero se dice que era un pasadizo con salida a otra calle”.

Un hombre que trabaja como jardinero en el sector contó que “sus patrones” y otros vecinos han pedido a las autoridades que derrumben la casa o la vendan. “La gente de aquí ha pedido que la vendan, pero al parecer ya no se sabe ni quién es el dueño, decían que el gobierno, pero se supone que hay un dueño que la heredó tras unas asuntos legales…”, cuenta.

Después de la muerte de Carrillo, la casa fue utilizada por indigentes y malvivientes como refugio para dormir y drogarse, según vecinos del sector. “La comenzaron a pintar toda de graffiti, se robaban los acabados de madera que tenían las puertas y un día causaron un incendio con una bacha de cigarro”, dice una vecina que lleva más de 20 años residiendo en esa colonia.

La residencia tipo árabe fue asegurada el 20 de noviembre de 1993 por la PGR, apoyada con un helicóptero, cuatro años antes de la muerte del capo.

Sólo tierra, en casa de los Arellano Félix

Sólo tierra y algunos pedazos de cemento se encuentran ahora donde fue alguna vez una de las fortalezas de los hermanos Arellano Félix. La casa en esquina, que contaba con alberca y varios cuartos fue demolida en agosto de este año, tras una orden judicial.

Esta propiedad que estaba ubicada en la colonia Ciudad Jardín, en Tijuana, Baja California, contaba además con un túnel subterráneo que conducía a un libramiento a 100 metros de la finca. También, narran sus vecinos, cuando fue incautada se encontraron rejas en algunos cuartos como si fueran celdas.

La propiedad de este cártel fue asegurada hace 10 años y en ese lapso fue utilizada por indigentes y drogadictos, a decir de los vecinos.

Ofelia Díaz Andrade, vecina desde hace 40 años de la zona, recuerda que la construcción era una de las más lujosas. Menciona que “tenía una fachada muy bonita y hasta alberca”, pero un día “quedó bajo resguardo de las autoridades y luego quedó abandonada, y llegaron los vagos que se llevaron lo que podía usarse y la convirtieron en ‘picadero’”, por lo que durante mucho tiempo solicitaron la intervención de las autoridades.

El paso de los años y el abandono fueron evidentes en el inmueble, durante los últimos años. Un incendio destruyó casi toda la residencia, pero las paredes que quedaron en pie fueron totalmente cubiertas de graffiti, y el resto del terreno se usó como basurero clandestino. En el inmueble, incluso, una vez aparecieron los cadáveres de dos agentes policiacos.

Excéntrico búnker de ‘Tony Tormenta’

Las letras TT con las que distinguía el líder del cártel del Golfo, Ezequiel Cárdenas Guillén, “Tony Tormenta”, sus posesiones más preciadas, aparecen en cada uno de los vidrios biselados del portón de la casa del fraccionamiento Residencial Las Quintas, en Matamoros, Tamaulipas, en cuya sala tenía disecado su caballo preferido, un pura sangre de cuarto de milla.

Esta es una casa que al capo y hermano de Osiel Cárdenas Guillén, El Mataamigos, construyó para usarla como centro de operaciones y búnker. A la propiedad sólo tenían acceso sus principales allegados, sus socios y cómplices, y sus operadores, así como sus mujeres.

A todo lujo, la residencia contaba también con un bar con cada una de las copas y vasos grabados con las letras TT, mesas de póquer y otros juegos que igual tenían grabadas sus iniciales, un equipo de sonido profesional y, por supuesto, un gran arsenal.

El grueso de sus paredes impedía que las balas de alto poder o las granadas penetraran la estructura y por si fuera poco, poseía otra residencia ubicada estratégicamente a 20 metros de distancia, donde se encontraban vehículos blindados del tipo monstruo y una escolta dotada de armas de todo tipo para repeler cualquier ataque.

En esta casa, meses antes de ser abatido por infantes de Marina, “Tony Tormenta” pudo librarse de un operativo montado por un equipo de las fuerzas especiales.

La casa quedó con las huellas de la batalla librada. La fachada de la residencia y de otras casas vecinas mostraban los impactos de cientos de balas y los daños por granadas. Igual el zaguán fue dañado por los marinos al intentar entrar por ahí. La puerta principal y los vidrios biselados resintieron los estragos del combate.

Sin embargo, a las pocas semanas la casa ya estaba reparada, los vidrios y la puerta con la leyenda TT fueron colocados y el caballo disecado seguía ahí.

Igual sucedió con el inmueble donde cayó abatido el líder del cártel del Golfo tras enfrentarse contra infantes de Marina a principios de noviembre del 2010. El lugar –que estaba construido para resistir un ataque mientras se esperaban refuerzos– fue regresado a sus “propietarios” tras de que comprobaron ante la justicia federal la legítima propiedad.