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Miércoles 23 de diciembre de 2009

Amenazan con guerra en Morelos

Los cercanos a Arturo Beltrán Leyva, “El Jefe de Jefes”, se alistan para embestir a las fuerzas federales


Los cercanos a Arturo Beltrán Leyva, “El Jefe de Jefes”, se alistan para embestir a las fuerzas federales

La zona se ha calentado. Los cercanos a Arturo Beltrán Leyva, “El Jefe de Jefes”, se alistan para embestir a las fuerzas federales.

Advierten que “fue un error haberse metido con la empresa” y anticipan su reacción.

De madrugada, un grupo, según vecinos de La Lagunilla, colocaron una manta en la que anuncian estar listos para ir a una guerra en Morelos; por la mañana, a unos kilómetros de Cuernavaca, en Yautepec, mataron a un líder de taxis.

El Ejército se mueve. El narco también.

Aún así se siente la cercanía de la Navidad. El viento es helado y el sol quema la piel.

Los centros comerciales, los pequeños comercios, las tiendas en las inmediaciones del Palacio de Gobierno están desbordados por los lugareños.

En las colonias ricas se ven las casas radiantes, la gente que sale y entra de restaurantes.

En las colonias pobres, como La Lagunilla, el ambiente lo inunda el silencio. La gente no habla, está preocupada y tras decir al extraño que es un lugar peligroso le lanza bendiciones.

Luego se despide. La Lagunilla, es la colonia más brava de Cuernavaca. Es una zona de barrancas, de casas pobres y de gente con miedo.

Todas las calles tienen grafitis de las pandillas que obedecen al cártel de Sinaloa. Sólo tiene una entrada y una salida, es una avenida con curvas y sólo dos carriles en declive.

En cada esquina hay un hombre sentado en una silla o banqueta. Solo miran y ocupan un celular.

Ven a lo lejos y retan con la mirada a extraños. Los vecinos caminan a prisa, como escapando.

Aquí en esta colonia, en la malla ciclónica de un pequeño jardín de niños de nombre Pzopel, colocaron una manta que dice textual:

“LA EMPRESA… eso no es ni el comienzo de la guerra en Morelos aparte de que les estamos ayudando a combatir la delincuencia en Morelos cometieron un gravísimo error al meterse con LA EMPRESA (Barbie) tienes todo mi apoyo para comenzar una guerra en Morelos ya que cuento con gente suficiente al mando para empezar una guerra y que quede claro que la mafia nunca se va a acabar ‘arriba Sinaloa’ Atte El Flaco (Chuiquis)”.

El mensaje se encontró en esta colonia de barrancas —que a lo lejos se asemeja a las favelas de Brasil— que, en medio de los contrastes que hay en Cuernavaca colinda con un club de golf y con la colonia Vista Hermosa, una zona residencial, con casas de teja, bardas bajas y albercas en el jardín.

Aquí, en la Vista Hermosa, es donde se encuentra la funeraria Hispano Mexicana, que se hizo cargo de atender el cuerpo de Arturo Beltrán Leyva para trasladarlo después a la ciudad de México y de ahí partir a Sinaloa.

El lugar de la manta y la funeraria están separados por un trayecto de cinco minutos en auto.

Esa manta fue retirada por policías estatales durante la madrugada. Desde el alba, personal del Ejército mexicano patrulla la colonia.

Son 25 soldados a bordo de tres camionetas. La gente los mira y se oyen gritos: “vienen los verdes”, “ya viene el Ejército”.

Hay un grupo de cinco hombres emborrachándose… beben de una botellitas ron de caña.

Mientan madres cuando el reportero se acerca. Luego saludan. “No, aquí no vimos nada, sólo se escuchó harto ruido, eran unos malandros”.

Los soldados, armados con rifles de asalto y con el rostro cubierto, sube por Matamoros, pasan el campo deportivo, luego doblan en la calle Luis Echeverría y se detienen en la calle Costa Rica.

Encaran al periodista que les toma fotografías. Una vecina tímida se acerca a un reportero y le comenta que en la noche un grupo de jóvenes hacían ruido, “como si festejaran, se escucharon ruidos y luego olía a quemado”.

—Cállate mana… que no ves que es algo bien peligroso, nos pueden hacer algo, le dice una de sus familiares.

Cuando los militares dejaban la zona, los hombres que se encuentran en cada esquina, sentados en sillas o sobre la banqueta regresan a sus puestos.