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Viernes 4 de marzo de 2011

Apariencias que ya no engañan

Como pasa con aquel que reza de que para mantenerlo contento “al pueblo hay que darle pan y circo”


Como pasa con aquel que reza de que para mantenerlo contento “al pueblo hay que darle pan y circo”

Citando un renombrado ícono de la mediocridad nacional de rojichapulinezca fama, diremos que “todo por servir se acaba… y acaba por no servir”, diremos que hasta los viejos y conocidos refranes se han venido desvirtuando. Como pasa con aquel que reza de que para mantenerlo contento “al pueblo hay que darle pan y circo”; primero porque últimamente se nos ha escaseado el pan y ya nomás nos dan puro circo, con el agravante que para acabarla de “rostizar”, los payasos de este circo ya están muy vistos ¡y muuuuuy aplaudidos! Dando la resultante de que en mayor o menor grado todos vamos tomando conciencia de que a los titiriteros mundiales, se les está “cayendo el teatrito”.

En Latinoamérica empiezan a sentirse ecos transnacionales de los movimientos que en las antípodas van provocando el derrumbe de los fantoches que se vendieron a si mismos la fascista convicción de ser “rayitos de esperanza”, “salvadores de los pueblos” a más de quien sabe que otra sarta de “ideotas” y peje’n… dejadas para la posteridad. El hilo siempre se revienta por lo más delgado y es por eso que ya vemos a uno que otro delirante “Payaso Continental” venezolano (que ya siente como el agua le humedece los camotes), empieza a vociferar nerviosamente como los puercos que ven entrar al corral - cuchillo en mano - al matancero. Chillidos incoherentes con los que intenta disuadir a los de casa como diciéndoles “a ustedes ni se les ocurra establecer paralelismos ni mucho menos hacer aquí lo mismo conmigo”
En virtud de la velocidad en la que hoy se dan los cambios, creo que a muchos de nosotros nos tocará atestiguar como se cumplirá Inexorablemente esa tan temida ley de la expectativa que enuncia que los peores miedos del individuo, paradójicamente, él mismo los convierte en fatales realidades merced a una atracción insana que su mente ejerce sobre sus obsesiones.

Como queriendo pensar que así como se nos pegó el contagio internacional de la influenza “H’ja N di Un Hijo de no se que”… (como dijo la “maistra” Gordillo), ahora (por amor de Dios) que a los mexicanos se nos pegue también el contagio del hartazgo de los pueblos que ya están hasta la coronilla de ver a los mismos payasos haciendo el mismo circo y que para empezar por lo más cercano, hagamos que el “Freddy Krueger” del PRI, su actual peor pesadilla (o sea, perder las elecciones en su baluarte Mexiquense) se convierta en esa dolorosa realidad que los haga espabilarse y entender que más allá de que llegaran a acceder nuevamente al poder en el 2012, ahora si tendrían que renovarse auténticamente porque la expectativa que generarían, haría ya imperdonable una sola más de las simulaciones en las que se volvieron tan expertos durante su faraónica estadía anterior en el poder.

Y aunque en esta ocasión se valieran como muy bien saben hacerlo de la nueva modalidad de transa con la que los gobernadores de los demás estados priistas se convierten en operadores políticos remotos y desde sus entidades le imponen a algún estado a un candidato al que hacen ganar por encima de la voluntad de la población local, ojalá y apliquen aquello otro de “si vez las barbas de tu Peña Nieto peligrar, pon las tuyas a rasurar” porque la población nacional empezamos a desempolvar ese otro que dice “a otro perro con ese hueso”, cuando nos vengan con sus patrioteros discursos de “auténtica renovación partidista” y de su “ardoroso celo de recuperar el rumbo revolucionario del país”, pues como quiera que sea corren por el mundo imprevisibles vientos de cambio y no sería improbable que les tocara lidiar con la irreductible fuerza de un pueblo exasperado, decidido a terminar por la buena… o por la mala, con sus farsas y simulaciones. Porque deveras a muchos (y cada vez a más), sus apariencias… ya no nos engañan.