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Viernes 18 de diciembre de 2009

Beltrán edificó un imperio en Morelos

Desde su rompimiento con el cártel de Sinaloa Arturo Beltrán Leyva eligió a Morelos para imponer su imperio


Desde su rompimiento con el cártel de Sinaloa Arturo Beltrán Leyva eligió a Morelos para imponer su imperio

CUERNAVACA, MORELOS.- Desde su rompimiento con el cártel de Sinaloa, en enero de 2008, Arturo Beltrán Leyva eligió a Morelos para imponer su imperio criminal en al menos 15 de los 33 municipios de la entidad. En la zona prácticamente controlaba la vida y la muerte, el tráfico de drogas y corrompía a militares, jefes y agentes policiacos.

Su feudo empezó a desmoronarse este año, cuando el 7 de mayo se descubrió, a 200 metros de la casa de Gobierno de Morelos, la residencia de José Alberto Pineda Villa, El Borrado, uno de los principales lugartenientes y operadores de la organización criminal.

Ni esa acción, ni la operación del pasado viernes en Ahuatepec ahuyentaron a El Barbas del estado. Por el contrario, decidió refugiarse en un céntrico y lujoso condominio de esta capital, cercano a la residencia del gobernador.

Allí tenía de vecinos a políticos locales como el presidente estatal del Partido Nueva Alianza, Francisco Santillán; al senador panista Adrián Rivera Pérez y al ex Secretario de Desarrollo Económico de Morelos, Alfonso Pedroza Ugarte.

El miércoles la suerte lo abandonó. Los seis amuletos que llevaba consigo y la protección que pagaba fueron inútiles para contener la ofensiva de elementos de la Secretaría de Marina.

Ayer, tras su muerte, a los 48 años de edad, en todos los municipios de la entidad se realizaron recorridos militares y de fuerzas federales para impedir cualquier respuesta o intento de agresión de integrantes de su banda criminal.

Por esa misma razón, el traslado del cadáver al Servicio Médico Forense fue escoltado por decenas de marinos. La solicitud fue hecha expresamente por peritos, ante el temor de un eventual rescate del capo del narcotráfico.

En la recámara más protegida del exclusivo departamento, la que no tenía ventanas, quedaron sobre la cama unas botas de piel de cocodrilo y ropa de la marca Hugo Boss. También quedó un plato con huevos revueltos, jamón, guacamole y dos charolas de fruta.

Con el sellado del inmueble se cerró también la historia de El Barbas.