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Miércoles 29 de agosto de 2012

Cerrada contienda por la Casa Blanca

Las encuestas colocan a los dos candidatos con ventajas tan mínimas que apenas superan un punto porcentual.


Las encuestas colocan a los dos candidatos con ventajas tan mínimas que apenas superan un punto porcentual.

A poco más de dos meses de la elección presidencial en Estados Unidos, no se visualiza un claro favorito. Hay empate técnico.

Muy distintas a las casas encuestadoras mexicanas, sin malinchismos, las norteamericanas todavía conservan cierto pudor. Éstas colocan a los dos candidatos con ventajas tan mínimas que apenas superan, alternativamente, un punto porcentual.

Los principales periódicos de las grandes urbes estadounidenses y otras independientes, colocan a Obama y Romney en intenciones de votos que oscilan entre los 46 y 47 puntos porcentuales. Incluso la contienda está muy cerrada en estados que los “primos” consideran claves como: Florida. Ohio y Wisconsin.

Voy a desmenuzar un poquito lo que sucede al norte de la frontera, porque lo queramos o no, estamos íntimamente ligados al perfil del que sea el inquilino de la Casa Blanca iniciando 2013. Barak Hussein Obama es el candidato por el partido demócrata y busca la reelección de 4 años. Mitt Romney es el abanderado del partido republicano, o de derecha según la geometría política.

Obama se convirtió en 2008 en el primer presidente de raza negra de los Estados Unidos. Con un slogan esperanzador de “cambio” y con el apoyo del 60% de los votantes latinos, el exsenador por Illinois terminó con 8 años de gobierno consecutivos de la dinastía Bush.

Apenas iniciando su gestión y con la crisis económica mundial encima, el presidente Obama pide al congreso de su país 700 mmdd para inyectarlos a los bancos en quiebra y a la industria automotriz. Un fobaproa gabacho que “contuvo” el violento impacto en la economía norteamericana y el descenso en el desempleo. Críticos de ese salvamento han cuestionado que no se hayan castigado a los defraudadores del sistema bancario, ni a los especuladores de Wall Street, algo parecido con los saqueadores y banqueros mexicanos.

Bien aparcado en la “White House” y con el control del capitolio, el presidente de ascendencia kenyana comenzó a operar dos de sus propuestas de campaña: Retirar al ejército de Irak, que concluyó en diciembre de 2011, y la reforma constitucional en materia de salud, que otorga este derecho prácticamente a toda la población de más de 310 millones de habitantes de esta nación. Controversial ésta última en la parte que obliga a todas las personas a contar con un seguro de gastos médicos para no ser multados, beneficios como el de otorgar el servicio a niños enfermos, y a jóvenes de 26 años de edad incluidos en las pólizas de sus padres.

Además de las dificultades que ha enfrentado en la segunda parte de su gestión, una fue haber perdido la mayoría en la cámara de los representantes (diputados), y otra, la de tener uno de los índices desempleo más altos de los últimos años. La economía estadounidense apenas si alcanza el 1.7% de crecimiento, lejos en 3 centésimas de lo mínimo requerido para revertir el desempleo, según analistas.

Para ponerle las cosas todavía más complicadas, los potenciales votantes latinos, estimados en más de 12 millones, se encuentran en la disyuntiva de apoyar a un presidente que no cumple sus promesas (cualquier similitud con alguien en particular, es mera coincidencia), o definitivamente no acudir a votar, lo que daría cierta ventaja a su oponente. Aun así, Barak Obama resulta más popular, atractivo y carismático entre la población, según sondeos.

Por su parte, el republicano Mitt Romney, exgobernador de Massachusetts, representa la típico candidato republicano millonario, proveniente de una familia adinerada y con influencias políticas (su padre fue gobernador de Michigan). Es conservador que no está a favor de los matrimonios entre personas del mismo género y se manifiesta en contra del aborto. Mitt se muestra animado en recuperar el liderazgo de su país en el contexto mundial en materia del poder bélico y se ha proclamado abiertamente ortodoxo defensor de Israel y sus intereses.

Romney se ha ido fortaleciendo en las últimas semanas, más que nada gracias a la difícil situación económica que afecta a por lo menos el 8% de la población económicamente activa de Estados Unidos, la cual el candidato ha sabido aprovechar contrastándola con su formación empresarial y generador de empleos. A diferencia de Obama que cuenta con el apoyo de celebridades hollywoodenses, el republicano hace campaña en territorio yanqui y fuera de él, pues ya visitó Polonia e Israel, de donde recaudó buen dinero y recibió elogios, lo que se traduce como influencia de potenciales electores de esas nacionalidades a favor de su candidatura.

El dinero en las campañas es muy importante para mantener una fuerte presencia en medios, claro, en Estados Unidos, (cualquier semejanza con otro país, pregúntenle el TRIFE y a Televisa), y eso lo sabe Mr. Romney, por eso se ha fijado la meta de recaudar mil millones de dólares para su campaña, 250 más que la meta de Obama.

El problema para MItt, el republicano, al menos entre los latinos, es que su plataforma política no contempla bondades, mucho menos una reforma migratoria. Si a esto se le añade su desaprobación a los matrimonios gays y al aborto, cuyos segmentos de población representan porcentajes de votantes muy importantes, puede la diferencia que incline la balanza por la reelección de Obama.

P.D. Hay dos propuestas diametralmente opuestas, muy definidas. Una se inclina por recuperar con vigor la economía norteamericana, preservar posturas tradicionales en relación a la familia y a la mujer y mostrar músculo bélico ante el mundo. La otra observa fortalecer derechos civiles, salvaguardar beneficios sociales y ser cauteloso en temas de dominio a través de la fuerza.