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Lunes 30 de agosto de 2010

Chihuahua, CD. Rehén

En Chihuahua estamos hasta la madre de tanto palabrería y descoordinación


En Chihuahua estamos hasta la madre de tanto palabrería y descoordinación

POR: Manuel Narváez Narváez
manuelnarvaezpan@gmail.com

Impotencia, rabia y desesperación podrían describir los sentimientos de toda una población que no alcanza a comprender la ineptitud de sus autoridades para frenar el caos al que nos han llevado con su estúpida guerra contra el crimen organizado.

Iniciada con las patas porque no se le puede llamar de otra manera, desde los Pinos se dio la orden para enfrentar a un enemigo extremadamente peligroso: el narcotráfico y todas sus ramas de delincuencia organizada; bien por las agallas pero mal por la planeación. Desde entonces, el poder ejecutivo federal no ha podido ( ni aprendido ) a trabajar en equipo, ya sea por falta de talento o por mezquindades de la oposición ( PRI y PRD principalmente ), limitando la efectividad de una guerra mal planeada, que amenaza con convertirse en el Vietnam de Calderón.

Sólo quienes estamos viviendo en carne propia las consecuencias de la decisión presidencial, independientemente del valor intrínseco de la determinación, que no está a discusión, y la falta de compromiso y solidaridad de las otras fuerzas políticas, sabemos lo difícil que resulta vivir en estas condiciones de incertidumbre y amenaza constante, porque no existe agencia policiaca ni poder de autoridad alguno que nos garantice el mínimo se seguridad para llevar una vida en condiciones normales.

Si ya se sabía desde el inicio de las hostilidades en Ciudad Juárez que habría un efecto cucaracha en la capital del estado y en el resto de la entidad, como diablos no pensaron en preparase para eso. Realmente resulta indignante la falta de inteligencia, la táctica y la neuronal, de los encargados de tanto operativo chafa y programitas electoreros. Ahora estamos pagando por esas fallas, hoy y en este momento, la ciudad de Chihuahua es rehén del crimen organizado y camino a convertirnos en otra ciudad perdida como nuestra frontera.

Con un parte de guerra negativo, a ver con qué salen en sus informes de gobierno Felipe, Reyes y Álvaro, si las ejecuciones, la extorsión, el secuestro, la violación, el feminicidio, el asalto a mano armada, el robo de vehículos, la impunidad y la reincidencia se han enseñoreado en el estado grande. ¿Con qué justificaciones nos van a salir ahora con el cierre de negocios y por lógica, la pérdida de miles de empleos?, o van a continuar con los clichés?: “es una guerra entre cárteles”, “ya están desesperados por eso actúan así”, “tenemos que redoblar esfuerzos”, “es resultado de la operación del Estado contra el crimen”, bla, bla bla.

El presidente de la república continúa llamando al diálogo pero nadie le hace caso porque revolucionarios e izquierdas están más interesados en cuestiones electorales que en asuntos de la Nación; mientras ellos se baten y debaten sus intereses partidistas y personales, los estragos de la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado aumentan, y claro, como no, si el mandatario de México cuenta con por lo menos 600 agentes del estado mayor presidencial y dispone de toda la fuerza del Estado para su protección y la de su familia. El Sr. Gobernador, el transparente, ni se inmuta ni acongoja, que caso tiene, al cabo que ya se va, fuera del estado como ya lo dijo. Se pasó seis años deslindándose de sus responsabilidades y culpando a todo mundo de las calamidades que sufrimos los chihuahuenses por la inseguridad. La Procuradora, buena para las cámaras y micrófonos pero malísima para perseguir los delitos, también ha dicho que se va del estado. Al menos ella si puede mantener un cinturón de seguridad que le garantice poner piernas en polvorosa el día de su salida. Quienes nos quedamos aquí seguiremos enfrentando la broncota heredada por una pléyade de gobernantes incapaces, ineptos, mezquinos e indolentes.

Señoras y señores gobernantes e impartidores de justicia, en Chihuahua estamos hasta la madre de tanto palabrería y descoordinación, estamos hartos de la demagogia y los discursos, ya no soportamos más su ineptitud e ineficacia. RENUNCIEN POR DIGNIDAD, POR TEMOR O POR LO QUE QUIERAN, PERO POR PIEDAD, YA NO OFENDAN NUESTRA INTELIGENCIA.