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Jueves 4 de septiembre de 2008

Chihuahua, entre la tragedia y la vida

Ver los campos verdes, las presas llenas, se había convertido en un espectáculo impensable


Ver los campos verdes, las presas llenas, se había convertido en un espectáculo impensable

Tal vez la tragedia ocasionada por las lluvias hace olvidar el pasado y nos pone en la disyuntiva de reconocer, o no, los beneficios que aportan los fenómenos meteorológicos a la naturaleza de nuestro entorno.

Cubrir la gran necesidad de agua que ancestralmente tiene nuestro estado, donde existen grandes serranías, pero también extensos llanos y desiertos, es hoy una prioridad, ante la alta concentración de masas urbanas en ciudades como Juárez, Chihuahua, Casas Grandes, Parral, Delicias, Cuauhtémoc, Camargo, Jiménez y Ojinaga, entre otras de menor tamaño.

Hoy los chihuahuenses no podemos escatimar el reconocimiento a la gran aportación que nos dan las lluvias y que durante la década pasada, los años 90`s e inicios de la presente, entre 2000 y 2004, se nos negó.

Porqué ver los campos verdes, las presas llenas, se había convertido en un espectáculo impensable para nuestros hijos de entre 1 y hasta 14 años, era increíble pensar que en Chihuahua pudiera llover como ha sucedido en la actualidad y como había sucedido en el pasado.

La presa Francisco I Madero, mejor conocida como "Las Vírgenes", ubicada en el municipio de Rosales y que suerte de agua al Distrito de Riego 005 en Delicias, en distrito más grande del estado y uno de los más grandes del país, es un ejemplo de que la naturaleza, cuando da, da a manos llenas.

La redacción y el personal de El Ágora de Chihuahua se congratulan por eso y da las gracias a Dios Nuestro Señor por lo que hoy nos ofrece a los chihuahuenses, "agua, vida y esperanza"

Pedimos por las víctimas de la tragedia, para que descansen en paz, pero sabemos que esto ha sucedido a quienes accidentalmente, por falta de precaución, o por habitar en medio de un arroyo, fueron arrastrados por el agua que da vida.

Invitamos a reflexionar a los ciudadanos y a las autoridades, porque no es posible que la falta de agua haya provocado que nosotros mismos nos olvidáramos que en Chihuahua hay ríos y arroyos. Tampoco es posible que por este olvido sigamos poniendo en riesgo a todos los habitantes de las zonas pobladas.

Trabajemos de ahora en adelante, sabedores que los ríos ahí están y las lluvias siempre, tarde o temprano, nos llegarán. En horabuena.

Que esto no nos vuelva a suceder.