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Miércoles 30 de junio de 2010

Con todo respeto Sr. Presidente

El primer mensaje del presidente fue claro y directo, "ataque frontal al crimen organizado"


El primer mensaje del presidente fue claro y directo, "ataque frontal al crimen organizado"

Manuel Narváez Narváez
manuelnarvaezpan@gmail.com

La mañana del 1 de diciembre de 2006 había gran expectación en la nación por ver si el presidente electo Felipe Calderón lograría, primero, entrar a San Lázaro y segundo, si habría quórum legal para tomar protesta del cargo como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Una jugada astuta de logística logró engañar a la bancada del PRD, permitiendo a Calderón Hinojosa y Fox Quezada ingresar apresuradamente por la seccíón conocida como trasbanderas, que comunica al salón de plenos de la máxima tribuna del país. Los 110 diputados federales del PRI en esa legislatura accedieron a sus curules, ordenados y formaditos, portando una banderita tricolor; así, se cumplían dos exigencias constitucionales: quórum legal y el cambio de la banda presidencial para la toma de protesta. Atrás de la inusual ceremonia de cambio de poderes vendrían un sinfin de comentarios en relación a la buena fe u obligación legal y moral de los legisladores priístas, para acudir a la sesión solemne, lo cierto es que ahí estuvieron y por fin, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa protestó guardar y hacer guardar la constitución general de la república y las leyes que de ella emanen.

El primer mensaje del presidente fue claro y directo, "ataque frontal al crimen organizado", no sin antes reconocer que sería una guerra que costaría muchas vidas. A casi cuatro años de ese histórico día, dos cosas han resultado muy ciertas: el combate a la delincuencia y mucha sangre. Cualquiera con un mínimo de sentido común supondría que el coraje y determinación del comandante en jefe de las fuerzas armandas vendría acompañado de un diagnóstico de la problemática y una ruta eficiente y efectiva de ataque, con objetivos y plazos definidos; pero no, parece que por los resultados, predominó el deseo y las buenas intenciones por encima de la inteligencia táctica.

Han transcurrido 44 meses de gestión calderonista, en los que se han vivido momentos realmente difíciles para su administración, si, como también han sido tiempos muy duros para la sociedad. Hemos sufrido otra severa crisis económica de la que todavía sentimos sus efectos; los empleos, tema principal de la campaña presidencial, aun siguen sin llegar; Fox prometió un millón anual, hoy se requieren un millón 300 mil; sin embargo, apenas hemos recuperado 400 mil de los 900 mil que se perdieron por la crisis que vino de fuera. La guerra contra la delincuencia ha dejado ya más de 23 mil muertos, la mayoría en las filas de las bandas criminales, según datos del gobierno, y la violencia no cesa, al contrario, se extiende a varias entidades como: Chihuahua, Sinaloa, Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Nuevo León y Michoacán principalmente. Los daños colaterales han sido devastadores, mujeres, hombres, jóvenes y niños han caído bajo el fuego cruzado de las fuerzas policiacas y sicarios, pero también servidores públicos honestos han perdido la vida en el cumplimiento de su deber.

Por los últimos acontecimientos violentos y en visperas de elecciones, no alcanzo a comprender las reiteradas salidas en los medios de comunicación para pedir una y otra vez que necesita de nosotros, que es momento de unidad, que esto que lo otro. Basta ya de convocatorias, lo que queremos son respuestas claras y sencillas a la inseguridad y al desempleo; no queremos seguir escuchando más llamados a reuniones improductivas, esas ya se agotaron en los casos de Fernando Martí, del caso Juárez, del caso Torre. Ya, ya es tiempo de vivir mejor.

Sr. Presidente sé de su interés por ganar esta guerra, pero aun no encuentro una lógica al precio tan alto que estamos pagando por ella. Usted nos pide paciencia y comprensión, unidad y franqueza, las cuales tiene, las tiene desde el momento en que millones de mexicanos le dimos incondicionalmente el voto de confianza; las tiene desde el momento en que legisladores de otros partidos cumplieron con su deber constitucional para que tomara protesta. Usted Sr. presidente ha gozado del respaldo y reconocimiento de la sociedad en general, ya no nos pida más porque el único que tiene las atribuciones y facultades, así como la fuerza del Estado para devolvernos la paz a las calles, es usted y nadie más que usted.