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Lunes 5 de mayo de 2008

Cumple 100 años ‘hombre más longevo de Satevo’

Su edad equivale a una tercera parte de los años que tiene fundada la ciudad de Chihuahua.


Su edad equivale a una tercera parte de los años que tiene fundada la ciudad de Chihuahua.

Salvo un problema con la vista, su estado general de salud es óptimo, no tiene diabetes, ni problemas renales y su memoria lo recuerda todo.

“No me siento cansado”; expresa el señor Atanasio Armendáriz Rosas, quien el pasado viernes 2 de mayo cumplió 100 años de vida y ya se ha ganado el apodo de “El hombre más longevo de Satevó”.

Sus hijos, nietos y bisnetos le organizaron una misa en la parroquia del Buen Pastor.

Posteriormente ya por la tarde toda la familia se congregó para su festejo en el salón infantil “Tiany” ubicado en la calle Mártires del 2 de Octubre y Venceremos en la colonia Tierra y Libertad.

El señor Atanasio Armendáriz Rosas nació el 2 de mayo de 1908 en la Hacienda de El Charco y se casó con la señora Dolores Fierro (q.e.p.d.) quien hace 50 años se le adelantó en el camino. Juntos procrearon a tres hijos María Elba, Federico y Gumersindo de apellidos Armendáriz Fierro.

La clave para preservar larga vida y salud, narran sus hijos a El Diario, es que el señor Atanasio toda su vida fue agricultor y un hombre sano. “Es muy tranquilo, no tiene diabetes ni enfermedades y es que se alimenta bien siempre a sus horas, él ya no ve bien pero si oye”, dijo su hija la señora María Elba Armendáriz.

A su edad, el señor Atanasio tiene 9 nietos y 15 bisnietos, de conservar las ganas de vivir y principalmente su salud, llegará a tener tataranietos, dicen sus familiares.

La misa por su centenario de vida se realizó a las seis de la tarde en el templo del Buen Pastor.

Todos sus nietos y bisnietos le mandaron hacer un pastel que tenía la leyenda: “Felicidades abuelito por tus 100 años”.

¡Ahí va la foto, ahí va la foto!, le decían, al hombre del centenario, quien de inmediato alzaba la mirada y abría los ojos intentando poner su mejor pose.

Los obsequios no podían faltar por lo que le llegaron de todo tipo y hasta con envoltorios infantiles.