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Lunes 31 de octubre de 2011

Edecán plagiaria ahora maquilla y peina en el penal

Actualmente está recibiendo atención al igual que a quienes se les dicta la pena vitalicia


Actualmente está recibiendo atención al igual que a quienes se les dicta la pena vitalicia

Sus rasgos impecables, sus medidas casi perfectas —90, 62, 87—, y su andar como modelo de pasarelas internacionales, contrastan con el oficio que tuvo y que ahora la mantendrá toda su vida en prisión en Ciudad Juárez.

Es Eunice Ramírez Contreras, La Edecán Secuestradora, según fue calificada por las autoridades, quien apenas el pasado lunes fue condenada a la pena vitalicia junto con su hermana y otros siete secuestradores de la banda de El Arqui, sobre quienes pesan diez carpetas investigación y al momento se han comprobado sólo cuatro.

Ella es hasta el momento la mujer más joven que ha recibido esta pena, después de las recientes reformas a las leyes sobre secuestro y extorsión en el estado de Chihuahua, que dan castigo para toda la vida a quien se le compruebe haber cometido estos delitos.

Antes de recibir el fallo judicial, en las últimas fases del proceso, Eunice no quiso atender a los medios de comunicación como hacía habitualmente, durante un evento en el penal. Su argumento: “que no estaba maquillada y no quería verse demacrada” en pantalla. Ahora, tras el fallo que la condenó a cadena perpetua por pertenecer a una banda de secuestradores, la joven rechaza entrevistas o cualquier contacto con la prensa. “No ha estado bien y no quiere hablar, al menos de momento”, comenta Jorge Chaires Daniel, vocero del centro penitenciario.

“Actualmente está recibiendo atención al igual que a quienes se les dicta la pena vitalicia, pero es un golpe muy duro y tratamos por todos los medios que nadie caiga o se deprima y cometa algún error, vamos a darle tiempo y en cuanto quiera hablar le daremos esa oportunidad”, explica.

Su belleza, que fue lo que la hizo más reconocible por la prensa, fue su penitencia. Según las indagatorias, ella trabajaba para Jorge Puentes González, presentado como El Arqui, de 42 años —líder de la célula criminal— como “gancho” para seleccionar a sus víctimas, la mayoría juniors que estudiaban en El Paso, Texas, y que gustaban de asistir a los mejores centros nocturnos de la frontera, donde Eunice los seducía, según consta en el expediente, para que después la banda los plagiara; labor por la que ella ganaba hasta 10 mil pesos por caso.

Claudia Leticia, su hermana cinco años mayor que ella, también pertenecía a la banda y recibió cadena perpetua. Ella le presentó a El Arqui a Eunice cuando ésta tenía 15 años de edad, y desde entonces se unió al grupo.

Maquilla y peina en el penal

Recluida desde el pasado 20 de octubre en el Centro de Readaptación Social a cargo del gobierno estatal (Cereso), la joven mujer cambió de actitud dentro del penal, más no de semblante. No dejó de lado la altivez que siempre la caracterizó, pues aún se toma su tiempo para maquillarse y vestirse con las mejores ropas, si la ocasión lo amerita, según comentan celadoras que pidieron el anonimato.

Eunice terminó sólo la preparatoria. Desde los 16 años optó por trabajar como edecán en los eventos más importantes de la frontera, incluso estuvo en la toma de protesta del actual gobernador César Duarte. Era la estrella en las peleas de box, los partidos de los Indios y por su puesto, la reina de las noches en las discotecas, donde siempre se veía acompañada de varias jovencitas. “Yo tenía la protección de agentes de la policía federal y las bebidas gratis nunca faltaban”, mencionó la joven en sus declaraciones.

Ahora, recluida en el Cereso estatal, su vida es totalmente diferente. No hay fiesta, se quedó sin amigos “de fuera”, contó a la prensa.

Deambula en el área “M” del penal y es solicitada por las mujeres con más poder dentro del penal para que las “arregle” horas antes de las visitas conyugales o en los eventos donde van a estar cámaras de televisión, según platicó en la última conversación que sostuvo con reporteros, en un evento de matrimonios en la cárcel. Ella maquilló y peinó a algunas novias.

En esa ocasión, detalló que corta y tiñe pelo a las reclusas, les da clases de maquillaje, modelaje y pone uñas de acrílico. Además, es la encargada de organizar los eventos de belleza dentro del penal, pues está conciente que ésta es la única manera de matar el tiempo donde el espacio es reducido y sólo tiene un territorio de escasos metros donde camina todos los días y hace ejercicio para no perder su figura.

Ha contado a los medios y a celadores que su visión de la vida es diferente. Junto con su hijo de tres años asiste a culto, pues dentro del penal adoptó la religión cristiana gracias a la cual, explicó, se alejó de las malas compañías y mediante ella pretende recuperar a su familia, quien en los momentos difíciles le dio la espalda, quedándose solamente con la compañía de su hermana, quien también está recluida.

Sus padres sólo la visitaban los domingos cada 15 días. Ellos ya probaron la represión de los grupos criminales cuando después de la primera declaración de Eunice ante las autoridades —en las que denunció a la banda—, un grupo armado arrojó cuatro bombas molotov en su vivienda. Su hijo, de entonces dos años de edad, su sobrino de cinco y su madre sufrieron quemaduras de segundo grado; la familia optó entonces por cambiar de residencia. Ahora la frecuentan más seguido.

Dos de sus tíos son quienes les llevan la despensa necesaria para sobrevivir.

Desde siempre, Eunice se dijo una víctima más de El Arqui, quien, asegura, con engaños y palabras “bonitas” la embaucó para cometer los secuestros. Ningún argumento fue válido para el Tribunal de Juicio Oral, quien la encontró culpable y la condenó. Dentro del penal, la relación se rompió con los otros siete secuestradores.

Eunice ha dicho que ya ni les habla y que se arrepiente de haberlos conocidos. No encuentra el momento justo en el que su vida se le fue de las manos; no encuentra redención, y se lamenta el tener una belleza de élite “a la que ahora no le puede sacar provecho”.

Celadores del Cereso estatal, encargados de la vigilancia de la zona “M”, donde se encuentran recluidas más de 500 mujeres, en el anonimato dieron a conocer que después de que le notificaron a Eunice que pasará el resto de sus días en prisión entró en una fuerte depresión a grado tal que aún no sale de la celda donde pernocta.

“Sus amigas le tratan de dar ánimos, pero ella no quiere ver ni recibir a nadie. Fue un golpe muy duro para ella, y se ve porque siempre andaba sonriendo, haciendo bromas y dentro de lo que cabe se veía feliz. Desde el lunes pasado casi no ha querido ni comer”, comenta el custodio quien pidió sólo ser identificado como “Moisés”.

“Los padres vinieron a visitarla. Se les ve tristes; su hijo tiene ya tres años y cada que lo ven con su madre lloran porque saben que nunca podrán hacer una vida normal, el niño ahorita no sabe que se quedará toda su vida aquí y eso les da mucho sentimiento”, señala el custodio.

Ramiro Contreras, tío de la edecán, explica también que su familia se ha unido más para apoyarla en todo lo posible. “Lo que queremos es apoyarla, tratamos de que no vea o escuche lo que sale en los periódicos porque es fuerte para ella. Ni nosotros imaginamos qué es pasar toda la vida en prisión ni tenemos una idea de cómo puede ser, queremos ver de qué manera podemos ayudarla”, menciona.