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Martes 21 de junio de 2016

El PRI vive lucha encarnizada; Garfio avergonzado y escondido

Para Javier Garfio lo más desafortunado fue cuando se descubrió la construcción de una residencia gigante, con valor de 35 millones de pesos, según acusó el PAN


Para Javier Garfio lo más desafortunado fue cuando se descubrió la construcción de una residencia gigante, con valor de 35 millones de pesos, según acusó el PAN

El puesto de Guillermo Dowell pende de un hilo en la dirigencia estatal del PRI, mientras ese partido vive una intensa lucha interna para acomodar los grupos, actualmente divididos en dos; el encabezado por el gobernador Cesar Duarte y el del director nacional del ISSSTE, José Reyes Baeza, grupo que podría considerarse la familia feliz del PRI.

De esta manera Cesar Duarte anda batallando entre defenderse del ataque de los Baeza y promoverse como el gran ganador de la renuncia del exdirigente nacional del partido tricolor, Manlio Fabio Belntrones.

Otro lucha intensa que libra Cesar Duarte son los ataques de la comunidad que cada vez ve con mas malos ojos su gobierno y las carencias que está exhibiendo en su etapa de cierre de administración; sin gasolina, sin camiones, con ofertas en impuestos por todos lados, regalando lo que queda y aparte acusados de saqueo de computadoras, escritorios, cables, libretas, plumas, etc, según las redes sociales.

Punto aparte es la tensa espera de la llegada del gobernador electo, Javier Corral, quien sigue sin quitarle el nombramiento de "Vulgar Ladrón" y solo espera que termine el show mediático y político, por aquello de la impugnación, para tomar el control y empezar a trabajar el cumplimiento de su primera promesa de campaña, meter a la cárcel al actual gobernador.

En tanto el grupo de la familia feliz priista, sigue moviendo sus piezas para tomar el control del partido en el estado, hoy en manos de Cesar Duarte vía uno de sus pocos files que le quedan, Guillermo Dowell.

Una de las estrategias del Gobernador Duarte es promover en las columnas políticas que la caída del dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio, es un triunfo para él, al superar a su principal enemigo, aunque en los hechos no es así sino todo lo contrario.

El que de plano mejor ha preferido esconderse del medio ambiente político es el Presidente Municipal de Chihuahua, Javier Garfio.

Resulta que después de haber dicho, sin medir las consecuencias, que el también tomaba cerveza de que las que su ex jefe del deporte (el joven de la Rosa) regalaba en el estadio de béisbol como cortesías, la andanada de despreció popular lo alcanzó y ahora busca diariamente que pase el tiempo para no verse involucrado en más broncas y entregar el cargo a la primera alcaldesa de Chihuahua, Maru Campos.

La desafortunada labor de Javier Garfio en la alcaldía incluye no solo este hecho, sino una gestión llena de momentos desagradables, como aquel en que pidió a las señoras que vieran telenovelas en lugar de noticias.

Otro hecho fue tener en comunicación social a un presunto pariente lejano, Héctor Ochoa, ahora re-enlistado en las filas del PAN buscando acceder de nuevo al poder o por lo menos a los contratos, después de que presuntamente no hizo su labor y se dedicó a fortalecer sus empresas propias, es más los boletines de la labor del municipio siguen sin llegar a El Ágora, a pesar de que ese es parte del trabajo de esas oficinas.

Lo más desafortunado fue cuando se descubrió la construcción de una residencia gigante, con valor de 35 millones de pesos, según acusó el PAN, la cuál generó una gran expectativa para quienes sacaron las cuentas del salario del Presidente y las contrastaron con la construcción, hecho que seguramente más adelante será analizado mas a fondo.

Otro hecho vergonzante fue cuando reculó y regresó al cargo, tras su infructuosa participación como aspirante a la gobernatura y rompiendo su palabra empeñada de no regresar si resultaba derrotado.

No olvidemos tampoco la famosa licitación millonaria del alumbrado público, promesa maestra del Alcalde, Javier Garfío, cuyo proceso fue tan sucio que puso las miradas de la ciudadanía y del síndico en alerta hasta tener que detenerlo.

Pues bien, hoy Javier Garfio esta prácticamente desaparecido del escenario, sin seguir la linea de su jefe político, Cesar Duarte, al reiterar una y otra vez que el solo espera el momento de entregar al Alcaldía.

En tanto la ciudad sigue llena de baches, calles sin pintar, deteriorados servicios de alumbrado público, recolección de basura ineficiente, entre otra lista que se agrega a la falta de rutas de transporte y de gasolina, como una combinación perfecta para enfadar al ciudadano más pasivo y positivo del mundo.