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Lunes 3 de diciembre de 2007

El primer año de Felipe

Mantuvo la gobernabilidad en un México dividido


Para nadie es un secreto que el primer año del Gobierno del Presidente Felipe Calderón, es seguramente el más complicado que se ha vivido en la Historia de México, desde la época revolucionaria.

Aunque la memoria de nosotros los mexicanos es corta, hoy debemos recordar que Felipe Calderón llegó al poder en medio de una profunda crisis política, encontrando un país dividido en tres partes, producto del resultado electoral, donde a cualquier novel gobernante le habrían temblado las piernas.

Poco más de 230 mil votos le dieron la victoria y tal como sucedió cuando dejó atrás al rival oficial en la campaña interna del Partido Acción Nacional, Santiago Creel Miranda, desde el primer momento empezó a mostrar las agallas.

Felipe dejó a un lado el conflicto post-electoral, cuando muchos esperaban que aplastara a su rival, el perredista Andrés Manuel López Obrador, quien invitó a la población a violar la ley, incluso las que el impulso siendo Jefe de Gobierno en el DF, al tomar el zócalo en el Distrito Federal y las principales calles de la capital.

Sin embargo el nuevo presidente no cayó en la trampa y, pese a que algunos seguidores se lo pedían, hizo mutis a las acciones del llamado “Pejelagarto” situación que le valió posteriormente para mantener el control y la gobernabilidad.

Al final un simple mensaje del titular de las Secretaria de la Defensa, Guillermo Galván Galván, al dejar claro que el desfile militar se realizaría en el Zócalo, bastó para que a Andrés López se le quitara lo valiente y desistiera en sus intentos golpistas contra Felipe Calderón.

Andrés Manuel hoy esta fuera de toda competencia; sus aliados poco a poco le han ido dejando solo y hoy su auto proclamada imagen de “Presidente Legítimo”, se reduce a unos cuantos fieles que son sostenidos económicamente con recursos de senadores y diputados que le deben el puesto a López Obrador.

El Gobierno de Felipe Calderón dió por superada esa crisis, incluso dejó atrás la especulación sobre un probable golpe de estado, la cuál circulaba en el ambiente durante el pasado mes de diciembre.

Es más, el mismo irreverente y ridículo “bufón del imperio y del mundo”, el presidente venezolano Hugo Chávez, tuvo que dar de sí y retomar las relaciones con nuestro país, ante la conveniencia de estar del lado de Felipe y dejar abandonado al derrotado Andrés López.

Las cosas no ha parado ahí, hoy Felipe Calderón cuenta con un gobierno más consolidado, tiene el apoyo de las fuerzas armadas, logró el respaldo de los diferentes partidos para realizar reformas importantes a leyes como la hacendaría y la electoral, pero además ha mantenido a un México en crecimiento.

La industria de la construcción por medio de la vivienda y la infraestructura urbana se sigue desarrollando, el crédito interno se mantiene en crecimiento, México cumple con sus compromisos de deuda externa y el empleo se ha mantenido en niveles de crecimiento, de acuerdo a las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Aun más, el País cuenta hoy con un mayor ejercicio político del Gobierno, contrario a la fuerte confrontación política que prevaleció en los últimos años del Gobierno de Vicente Fox, quien hizo grandes cambios y avances, pero careció de un adecuado manejo político.

A un año de distancia queda claro también que Felipe Calderón no lo ha hecho solo. Ha tenido la cualidad de lograr el apoyo indiscutible del ejercito, del sector económico, del PRI y del PAN, así como de un amplió sector de PRD que ha ido incluso en crecimiento y de los propios gobernadores de los estados, entre ellos el chihuahuense, José Reyes Baeza, quien desde un principio dio el respaldo total al mandatario de la nación.

Como apoyos casuales Felipe debe agradecer a Andrés Manuel López Obrador, los errores políticos en los que incurrió, al haber hecho enojar con su plantón a los habitantes del Distrito Federal que en un principio le respaldaban.

También al pretender que los representantes populares perredistas no se acercarán al Presidente, aun y cuando lo necesitaban para llevar a cabo su trabajo y finalmente al mantener a una persona como José Fernández Noroña como vocero del PRD, ya que ha dividido perfectamente a su partido y a los seguidores del “Peje” con el trabajo realizado.

Bueno pero dicen que en la política no hay casualidades, es por eso que en este escenario podemos determinar que, a un año de distancia, la decisión de todos fue que Felipe se mantuviera en el poder con un gobierno firme, tal vez el más firme desde el último año de Carlos Salinas de Gortari, cuando nos dimos cuanta del gran engaño. Sin embargo esto no significa todo.

Felipe hace el Gobierno, mientras en su partido, el PAN, la lucha por entender la disociación que debe existir entre sus representantes populares, los gobernantes y la propia estructura partidista, se mantiene vigente.

A veces es mucha la tentación de ejercer poder, aun y cuando este ejercicio se aleje del fundamentalismo bajo el cuál se nace y sin el cuál, tarde o temprano se pierde.
Por eso tal vez los resultados electorales no hayan sido del todo benéficos para el partido del Presidente, sin embargo es un hecho que a él no le ha afectado esta situación, motivo por el cuál es momento de reflexión a la manera en que se están haciendo las cosas.

Mientras tanto la fuerza contraria, el PRD, esta desecha y tiene una estructura enferma, y el PRI busca retomar el nivel que levantó en el 2005 y que le hecho a perder el tres veces tramposo, Roberto Madrazo.

En conclusión, a un año de distancia, puedo decir que tengo claro a Felipe Calderón como un buen gobernante, ya que mantiene grandes expectativas de crecimiento para México, al mantener un país estable y en paz social.

Los retos pues serán lograr dar el estirón para hacer más eficiente la estructura gubernamental que él controla, lograr eliminar la corrupción interna que puede existir y seguir trabajando las reformas que den viabilidad al futuro de México.

En este último caso la reforma energética será el gran reto y la clave que pueda darle el plus que necesita la economía mexicana. Aunque haya incrédulos y falsos nacionalistas que aun creen en que PEMEX es una empresa paraestatal cuyas formas no pueden cambiar, aunque eso represente llenar de combustible diseminado el Golfo de México y seguir reparando las viejas tuberías que transportan gasolinas al interior de la República Mexicana.

Finalmente, otro reto será mantener al crimen organizado en la línea de fuego, bajo un constante combate, para impedir su intromisión en la vida y el desarrollo de la sociedad mexicana, incluso en el ámbito político, tal y como el propio Presidente Calderón puntualizó durante un discurso el pasado 29 de noviembre, donde hace el llamado a que todos juntos “Limpiemos México”.