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Miércoles 16 de marzo de 2011

El riesgo del desastre

La situación en Japón nuevamente pone sobre la mesa la temible fuerza de los desastres ambientales


La situación en Japón nuevamente pone sobre la mesa la temible fuerza de los desastres ambientales

La situación en Japón nos llama a la solidaridad, nuevamente pone sobre la mesa la temible fuerza de los desastres ambientales que rebasan cualquier capacidad de predicción. Los efectos del sismo y el consecuente tsunami en ese país son congruentes con su magnitud, sólo hace falta ver las imágenes del momento de devastación para que tengamos conciencia de la gran fragilidad de nuestra forma de vida frente a los embates de la fuerza natural.

Japón es una isla, es una economía desarrollada y uno de los países con mayor riqueza tecnológica, nada de ello los exime de estar a la merced de los desastres naturales, pero todo ello tiene un papel importante en su tipo de organización urbana y su planeación ante este tipo de acontecimientos; sin embargo, es prácticamente imposible planear frente a cuestiones de las que no tenemos idea clara, pero siempre es posible hacer conciencia y estar preparados.

Una veintena de países en todo el mundo, incluidos los países costeros de Latinoamérica, han anunciado planes de acción ante las posibles alertas de tsunamis, lo lógico y mínimo que se puede hacer si se es un país al lado del océano, con el riesgo que vivir una tragedia como la japonesa. Nuestro país no sólo tiene costa, está rodeado de ella, tiene una de las superficies costeras más extensas del mundo, y también, lamentablemente, está apostado sobre una de las fallas telúricas de mayor riesgo.

No es necesario tener más información para asegurar que en nuestro país puede suceder un desastre de ese tipo y lo que es más que evidente es que no tenemos la preparación, ni a nivel de infraestructura, no existe en los presupuestos de las dependencias que pudieran tener injerencia en un momento como ese un fondo serio de recursos, tanto monetarios como materiales que puedan ser utilizados en momentos de contingencia.

Nuestra memoria colectiva tiene un punto de referencia muy claro en el terremoto de septiembre de 1985, para nuestra historia es prácticamente el momento en el que nació el concepto de sociedad civil organizada, pero a más de 25 años de distancia, las nuevas generaciones están muy lejos de la conciencia que construyó ese momento. Ante el riesgo, la peor actitud que podemos tener, ciudadanos y gobiernos, es la ceguera. Pretender que no existen las posibilidades de vivir algo como lo que está pasando en Japón, como lo que vivió Haití y de lo que aun no puede recuperarse, es cometer un grave error cuyas consecuencias pueden ser tangibles en cualquier momento.

Tan sólo pensemos en el hecho de que “Laguna Verde”, la planta nucleoeléctrica del norte del Estado de Veracruz está precisamente a orillas del Golfo de México, produce menos del 3% de la energía eléctrica que se consume en el país y los riesgos de un incidente que la involucre son tales, que dejarían una huella imborrable en nuestra vida nacional. En repetidas ocasiones la nucleoeléctrica ha sido señalada por su falta de condiciones de seguridad y por supuestas fallas estructurales, Sólo hace falta hacer un balance del costo beneficio para que la veamos como uno de los grandes focos rojos, este es un tema de seguridad nacional.

Un país como el nuestro, con los grandes recursos hidráulicos e incluso con la posibilidad de explorar otras formas de energía ecológicamente sustentable, como la solar o la eólica, no tiene razones para arriesgar su seguridad con una planta nuclear. Es este uno de los puntos que se deben poner en la mesa de discusión, en la boca de los expertos de cara a un tiempo que demanda acciones concretas en pro de la seguridad nacional de cara a los desastres naturales. Otros puntos son la sustentabilidad de nuestras ciudades, comenzando por el caso de la capital del país y sus inherentes riesgos estructurales; la competencia de las instituciones en casos de desastre, con el Plan DN3 como actor central; la toma de conciencia y la prevención, sin fomentar la cultura del miedo. Debemos abrir el debate ya.

Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@hotmail.com para sus comentarios. Gracias.

Cd. Juárez, Chihuahua a 14 de Marzo de 2011

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DICHOS & HECHOS
con Edna Lorena Fuerte

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