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Viernes 10 de septiembre de 2010

¿Errores o delitos?

“Hacer halago en boca propia es vituperio”


“Hacer halago en boca propia es vituperio”

Las reglas básicas de la decencia nos han enseñado - aunque visto está que no a todos – que cuando se exponen el desempeño personal a la crítica general, “hacer halago en boca propia es vituperio”.

Apelar a la comprensión y a la disculpa de la sociedad cuando antes se la ha ofendido DELIBERADAMENTE, constituye un agravante adicional que denosta aún más a quienes lo cometieron.

El pez por la boca muere y nuestros ofensores no pueden alegar hoy el desconocimiento de situaciones como descargo por “errores cometidos” porque cuando solicitaban nuestro voto presumían - y lo siguen haciendo - que ellos “si saben gobernar” y que su plan de gobierno se basaba en su amplia experiencia y profundo conocimiento de las realidades de nuestra entidad. Por eso repugna el tono melodramático de las taimadas justificaciones que nos dedica la saliente administración estatal cuando su propia conciencia culpable les reprocha su pésima actuación. “Disculpa no pedida, es culpa reconocida”.

Cabe precisar que ni siquiera se puede aceptar que califiquen como errores sus graves omisiones, pues existe una gran diferencia entre “error” y “falta” pues aunque ambos son defectos de actuación, en los errores se implica un componente de ignorancia inocente, más en cambio cuando para obtener un beneficio personal se realizan conscientemente acciones nocivas para otros o se omite el cumplimiento de responsabilidades y esto deriva en perjuicio de terceros, a esto ya no se le puede llamar error sino falta y si esta es grave, entonces se le puede tipificar como delito.

La comunidad chihuahuense asistimos hoy al grotesco espectáculo de justificación montado por quienes OMITIERON el cumplimiento de su principal OBLIGACIÓN como gobernantes, siendo esta la de garantizar, primero y antes que nada, la seguridad y la tranquilidad de sus gobernados, así lo consigna la Constitución Política que nos rige, misma que ellos juraron defender pero que en la práctica, la ignoraron para dedicarse a cumplir con sus propias expectativas de prosperidad económica y de control del poder en nuestro estado.

Una vez más, la ciudadanía nos encontramos defraudados en la esperanza de tener un buen gobierno y es desesperante ver como algunos individuos, altamente fanatizados por mal entendidas lealtades partidistas, se obstinan en defender lo indefendible y los demás nos preguntamos: ¿ que condición enfermiza o trastornada les impide ver la evidencia del sensible fracaso de la saliente administración?, ¿acaso en verdad se creen que los prefabricados resultados electorales de los últimos comicios son el reflejo fiel de la situación política de nuestro estado? no se dan cuenta de que el hecho de que hayan ganado al estilo “gandalla”( nunca se pierde y si se pierde, se arrebata) eso no les garantiza ni la simpatía ni el reconocimiento de el gran resto de la población que calladamente su repudio y su inconformidad guardando un silencio hosco y retraído que manifiesta su hartazgo en forma de indiferencia.

A todos esos que no sólo defienden sino hasta disculpan y festejan los cuestionables resultados de los que salen, habrá que preguntarles además si piensan que por el hecho de simpatizar con el PRIcolor eso los va a librar de las consecuencias del estado de violencia delincuencial que demuestra ser muy “democrática” pues sin distinción de colores partidistas, ataca sin misericordia a los negocios y a los particulares como resultado de que este mal gobierno haya descuidado tan gravemente el rubro vital de la seguridad Pública y en cambio sólo se haya dedicado a realizar toda esa obra pública que desde el principio proyectaron y para eso se empeñaron en acceder al poder.

La publicitan triunfalmente cuando en realidad ese logro del que tanto nos presumen es puntualmente la evidencia de las razones que tenemos para criticarlos, quieren deslumbrarnos con impresionantes obras faraónicas para que no volteemos nuestra atención hacia la miseria ideológica y moral que con sus corrupciones también ellos mismos construyeron, porque no nos cuenten de que lo que hicieron lo hicieron desinteresada y generosamente cuando todos los chihuahuenses hoy estamos perfectamente conscientes de que convirtieron al gobierno estatal en un consorcio de construcción dotado del privilegio de manejar discrecionalmente el presupuesto disponible para beneficiar multimillonariamente a las compañías particulares de familiares, socios y amigos a las que asignaron los contratos de construcción de las obras que hoy nos presumen en pago de los financiamientos con los que apoyan las campañas políticas.

Todo esto no sería tan grave si en cambio hubieran tenido la inteligencia de administrar con igual dedicación y empeño el primordial asunto de la legalidad y la seguridad en el estado, pues los hechos se expresan por si solos; con sus acciones nos han hablado con más elocuencia que con sus discursos y por ello nos ha quedado bien claro que a lo que venían era a poner en práctica lo de “a río revuelto ganancia de pescadores” pues mientras a nosotros nos distrae la zozobra y la angustia, ellos aprovechan la confusión para servirse generosamente del botín disfrutando además de una cierta tranquilidad al saberse protegidos por sus cuerpos de seguridad y con la posibilidad de emigrar a lugares más tranquilos cuando la situación aquí se vuelva insostenible, poco les importamos el resto de sus paisanos que quedamos a merced de las bandas organizadas y hasta de las desorganizadas que nos asolan.

Ante la ignominiosa despedida de la malhadada administración saliente somos conscientes de que a la entrante le toca un comprometido debut, por ello a los que al fin nos libran de su nefasta influencia, les dedicamos nuestra descalificación y el ferviente deseo de que la vida les cobre con creces el daño que han causado a nuestra patria chica, no con un vulgar afán vengativo sino con el propósito pedagógico de que aprendan que “el respeto al derecho ajeno es la conservación de la paz” lo cual los haría mejores personas de lo que hoy son, ( y escarmentaría a los que les sucedan). En cambio si presumimos de tener un ápice de buen juicio, no nos queda más que desearles a los entrantes que tengan la amplia visión y la prestancia que se requiere para sacar adelante este tren que les entregan tan descarrilado.

A estos hemos de manifestarles nuestra indoblegable esperanza de que les asista la sabia conciencia de que están ante la inmejorable oportunidad de reivindicar ante la sociedad entera, el ideario que - dicen - les inspira y que si saben aprovechar la coyuntura con una visión generosa que rompa el viciado paradigma de alianzas innobles y de complicidades culpables que ya son distintivos universales de su organización partidista, en este momento histórico de celebración de los dos grandes movimientos libertarios que han dado origen y sustento a nuestra patria, se les presenta la irrepetible ocasión de crear - ahora sí – un nuevo PRI que no de palabra como hasta ahora lo han hecho, pero si con acciones irreprochables busque el auténtico bien común que anhela nuestra nación.

Están moralmente obligados a ello, cargan en su haber una deuda de honor para con México y para con ellos mismos, ya que de su propia boca proclaman ser constructores de esta patria, misma que hoy se convulsiona enferma de los vicios que le heredaron, quiera dios que al fin entiendan que están en el mismo barco y que si no ayudan a mantenerlo a flote, no habrá estatuto ni convicción partidista que los preserve de correr la misma suerte de los que comulgamos con otras visiones de hacer la patria, pero que a fin de cuantas es la misma para todos. De todo corazón pidamos que les vaya bien porque si algo es seguro es que a todos nos irá igual.