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Martes 15 de marzo de 2016

Expocisión fotográfica El Principio Rudenal en el Poliforum

Una fotografía verdadera no requiere explicación, y no hay palabras suficientes para contenerla sus límites los define el espectador y es él quien le otorga un significa


Una fotografía verdadera no requiere explicación, y no hay palabras suficientes para contenerla sus límites los define el espectador y es él quien le otorga un significa

El Poliforum Cultural Universitario esta invitando a la exposición de Tania Anchondo, "PRINCIPIO RUDERAL", la cuál estará vigente hasta el el día 18 de marzo y ofrece una gran cantidad de imagenes con un alto sentido artístico.

La expocisión de mantiene de Lunes a Viernes de 9:00am a 6:00pm, sin costo alguno para los asistentes.

FLORES DEL DESIERTO
PECES FLORECIDOS EN LA ARENA

Hace tiempo Tania Anchondo me mostró una imagen, una de las primeras fotos de esta serie. Era un pequeño árbol de copa dorada y tallo esbeltísimo con reflejos de plaza que parecía flotar en un gaseoso mar azul turquesa; tan etéreo, como si hubiera sido dibujado sobre el agua, y tan volátil, que podría deshacerse con una exhalación.

Ese árbol,luego supe, no era mas que un ramito de flores secas bajo el agua sulfurosa de San Diego de Alcalá.

El medio con el que trabajo un fotógrafo es efímero, en segundos se deshace, y cada cosa pequeñita, insignificante, puede transformarse en algo memorable, en un acontecimiento irrepetible.

La fotografía requiere una reacción inmediata para reconocer en un instante lo que
tiene fundamento para poder ver, es necesario entender, una fotografía no es la realidad, ni el resultado de aquello que se ve, sino la visión de quien lo observa.

¿Para cuántos ojos hubiera pasado desapercibida esa ramita sobre el agua? Quizá Tania nunca imaginó lo que esa imagen despertaría en mi, el placer que me provoca contemplarla porque me transporta a mi elemento, el mar.

Una fotografía verdadera no requiere explicación, y no hay palabras suficientes para contenerla sus límites los define el espectador y es él quien le otorga un significado.

Diane Arbus decía: “una fotografía es un secreto acerca de otro secreto: cuanto más cuenta menos sabes”. Estamos rodeados de secretos, pequeños milagros cotidianos ocultos a los ojos de quienes no llevan de si a la poesía. Tania es capaz de desvelarlos, los engrandece, y nos incita a hacerlos nuestros.

La vida es una sucesión de imágenes, el artista lleva dentro una memoria fotográfica. Su cosmovisión le da un bagaje que impacta la manera en que mira. La percepción de sí mismo y lo que le rodea, que sacude o lo conmueve y cada una de sus vivencias se convierten en su instrumento de creación para escribir con luz y sombra su biografía.

La obra de un fotógrafo que ve más allá de lo visible, siempre es el recuento de su vida. ¿De qué desierto antiguo eres memoria que tienes sed y en agua te consumes y alzas el cuerpo muerto hacia el espacio como si tu agua fuera la del cielo? Diría Alfonsina Storni.

Ésta es una artista de la contemplación, una poetisa de la luz, y como tal, no podría permanecer indiferente ante la sutil belleza de las flores del desierto.

El lenguaje de las flores tiene su origen en Oriente y se ha transmitido a través de generaciones en la mayoría de las culturas, desde el Antiguo Egipto hasta la edad media y el renacimiento, logrando su máximo apogeo en el Romanticismo. En la poesía del México Antiguo las flores son un tema recurrente, cito: “¿Acaso con nuestras flores he de vestirme, allá donde están los que no tienen cuerpo?”

En uno de sus dos únicos poemas escritos en inglés, Borges intentó retener a su amada ofreciéndole el recuerdo de una rosa amarilla vista antes del amanecer, mucho tiempo antes de que ella naciera.

Tania nos retiene con estas imágenes que nos hacen ver al desierto con ojos niños, nos descubre los misterios que oculta ese paisaje ardiente y misterioso de líneas silenciosas y de efímeras formas femeninas esculpidas por el viento. Las flores desérticas son peces florecidos en la arena de unas playas que no olvidan los mares primigenios, ahora secos.

Aquí la naturaleza esplende, se despliega ante nosotros en una danza de texturas y colores. Líneas breves y formas evaporadas como versos de un poema iridiscente. Orquídeas que dejan su lecho de arena, y se abren, y se ofrecen. Pétalos esbeltos rojos y magentas, gajos de luna blanquísima sobre un negro absoluto, nudos de raíces intrincadas y ondulantes, tallos como obeliscos infinitos coronados por estrellas purpuras, cometas coralinos de caudas espinosas, capullos dormidos, orgánicas estatuas hacia el sol. Y esas flores amarillas, alas de mariposa batiéndose entre púas, ¿qué mejor metáfora de la vida?

Dice Adonis

Una flor sedujo al viento, para trasladara si perfume. Murió ayer.

Los antiguos egipcios labraban en las tumbas de los monarcas sus retratos, para que ayudaran a su alma a revivir por medio de la imagen.

Ellos creían que si inmortalizaban sobre granito la apariencia del rey, por medio de un hechizo éste continuaría existiendo.

Estas flores flores mueren; atrapadas sobre lienzos de algodón como postales japonesas, e inmortalizadas por el ojo profundo de Tania Anchondo, permanecen impasibles ante el tiempo, como insectos en el ámbar.

Martha Legarreta

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Poliforum Cultural Universitario, museo de arte y ciencia de la
Universidad Autónoma de Chihuahua.