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Lunes 3 de septiembre de 2007

Felipe Calderón; el recuento de los daños

La izquierda derechista en México, un caso único, son de izquierda pero cobran con la derecha.


Desde tiempos inmemoriales en nuestra sociedad hemos sabido que México es un país donde todo puede suceder.

En primer lugar, en México se dice que hay tres países y tres realidades distintas, uno al norte que es donde más se trabaja, uno al centro que es donde se piensa y otro al sur que es donde se descansa; Aquí un Presidente de la República vendió más de la mitad de nuestro territorio y no paso nada.

También en nuestro país otro presidente lloro en un informe gubernamental, después de haber dejado al país en la bancarrota, para ganarse el respaldo moral de la nación que lideraba.

No sólo eso, nuestra bondad y nuestros excesos de confianza provocaron que hoy seamos un país pujante económicamente, donde tenemos el privilegio de ser paisanos del empresario más rico del mundo, mientras la pobreza es evidente, incluso en estados como Chihuahua, donde podemos sentirnos privilegiados del empleo y el desarrollo.

Tenemos un guerrillero que se pasea por todo el país, sin que nadie le haga nada y sin que el le haga nada a nadie; presos que viven en celdas de lujo; un chino al que obligan a guardar 200 millones de dólares en su casa y hasta un “loco” que se cree Presidente de la República.

Pasando a aspectos ligeros, en México el deporte nacional es el fútbol y nuestros jugadores de la selección no saben tirar penaltis, constantemente nos hacen ver mal y nunca pasamos de lo mismo (claro con excepción del Pachuca).

Pues bien, a esta gala de pasajes históricos de nuestra querida nación, hoy los mexicanos podemos agregarle algo más, nuestros grupos de izquierda que cobra con la derecha.

Señaló lo anterior porque me parece realmente ridículo el giro que han tomado los hechos, en relación al perredismo y al “pejismo” (o sea, los seguidores de Andrés López), cuya necedad en apropiarse de algo que no es suyo, ya esta causando una verdadera indignación social.

Primero nace un partido político a finales de los ochentas y se conforman como frente de izquierda, luego integran el PRD y empiezan a agrupar a los corridos o resentidos del PRI, todo esto apoyándose en la figura del otrora líder moral de izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas.

Pasados esos primeros tiempos y consolidados como partido, hacen a un lado a su líder moral, toman las riendas y en control para pasar a una nueva etapa encabezados por Andrés López.

Por soberbia desaprovechan la oportunidad de ganar la Presidencia de la República y ahora buscan, afanosamente, denostar a quien si supo ganar, concretamente al Presidente Felipe Calderón.

Es por esta razón que el PRD, Marcelo Ebrard, Andrés López y los demás seguidores de su doctrina siguen enseñando el cobre.

Todos gozan de un sueldo generado en los ingresos del Gobierno, tienen privilegios infinitos, pero a la vez siguen rechazando a las instituciones, pisotean nuestros símbolos patrios, concretamente la bandera y basados en su coto de poder, chantajean a las otras fuerzas del país para evitar que trabajen en paz y que hagan algo por México.

No cabe duda, en México la izquierda se mantiene con la derecha, pero la hipocresía política es el factor que les hace creerse redentores y refundadores de una nación en pleno desarrollo. Ojala esto no siga afectando el camino del país.

Los que de plano se han tibiado ante los hechos, al parecer atraídos por la idea de regresar al poder algún día, son los representantes legislativos y gobernadores del PRI, quienes lejos de apoyar las reformas para el país, se han dedicado a cuestionar las propuestas de la izquierda y de la derecha, buscando sacar tajada política.

Pretextos y más pretextos han presentado los priístas para no dar el sí definitivo a las reformas que el país requiere, siguiendo la misma tónica que llevaron a cabo durante el sexenio de Vicente Fox.

Por eso queda claro que hoy el PRI maneja un doble discurso nacional, por un lado habla de desarrollo, de federalismo y de mejora legislativa para beneficio del país y de las clases mas desprotegidas, y por el otro cierra la puerta al diálogo, rechaza todas las propuesta y sobre todo intercambia de partido aliado según su circunstancia.

En fin, entre peras y manzanas, me queda claro que pese a todo, Felipe Calderón rinde buenas cuentas durante su primer informe de gobierno.
Se ha sostenido la economía, no hubo crisis económica, reagrupo a las áreas del sector social y en general, poco a poco acomodo su equipo para abrir brecha en los próximos años.

Felipe además ha mostrado un mejor control de la política interna, ya que a diferencia de su antecesor Vicente Fox, ha buscando la alianza con los gobernadores pero no ha caído en servilismos ni en condescendencia con los mismos.

Pese a ello los principales retos para el gobernante mexicano siguen siendo idénticos a los de Fox, las reformas estructurales, reforma hacendaria, reforma del sector energético, reforma a la Ley Federal del trabajo etc.

Todas ellas relacionadas en forma directa con el desarrollo de inversión nacional y extranjera que permita el despegue de una nación que por años se ha mantenido calentando motores para su desarrollo potencial.

Pasando a temas locales donde prácticamente han caído en un cisma post-electoral, es en el gobierno del Estado.

Al parecer aún hay pendientes por arreglar tras la elección del pasado mes de julio y esto ha provocado que el mismo Gobernador, José Reyes Baeza, anunciara recortes importantes de personal en las diferentes dependencias.

Fuentes cercanas al Gobierno Estatal señalan que van a ir en contra de los que no apoyaron la campaña municipal en Chihuahua, donde el PAN derroto al PRI, debido a que quieren amarrar las piezas para lograr el apoyo en el 2010, teniendo como cabeza de proyecto a Oscar Villalobos, como aspirante a la gobernatura.

Por lo pronto más de cuatro se han puesto a temblar, aunque muchos argumentan su defensa en que si querían ayudar a la campaña de Alejandro Cano, sin embargo la gente del equipo del candidato es la que nunca les permitió entrar, debido al exceso de confianza y a que se sentían sobrados para lograr el triunfo durante el proceso.

Se espera que los recortes de personal y los enroques se desarrollen antes de la toma de posesión de los nuevos alcaldes, para entrar en la nueva dinámica de trabajo marcada por el Gobierno del Estado para el último trienio de la administración.