5.11°C

Cielo Claro

Chihuahua, Chihuahua



Miércoles 8 de julio de 2009

Fue venganza asesinato de Benjamín LeBarón

En venganza por haber denunciado extorsiones y secuestros, entre ellos el de su hermano érick


En venganza por haber denunciado extorsiones y secuestros, entre ellos el de su hermano érick

En venganza por haber denunciado extorsiones y secuestros, entre ellos el de su hermano érick, plagiado y liberado hace unas semanas, un grupo armado de presuntos narcotraficantes privó de su libertad al activista Benjamín LeBarón cuando se hallaba en su domicilio en compañía de su esposa e hijos y luego lo asesinó junto con su cuñado que intervino para tratar de ayudarlo.

Con los cuerpos de los asesinados, las autoridades localizaron una manta que decía: “Para los líderes de LeBarón que no creyeron y que no creen, esto pasó por los 25 muchachos que capturaron en Nicolás Bravo: atentamente el General”.

Los cadáveres fueron localizados en las cercanías de un cementerio ubicado a dos kilómetros de la vivienda donde ocurrió el “levantamiento”, en la cabecera municipal de Galeana, localidad de 5 mil habitantes situada a unos 200 kilómetros al suroeste de Ciudad Juárez.

Los habitantes de este municipio, la mitad de ellos de la comunidad mormona de LeBarón, participaron a finales de mayo en una marcha de protesta a la ciudad de Chihuahua para manifestarse en Palacio de Gobierno por el secuestro de érick LeBarón, hermano de Benjamín.

Tras la manifestación que llamó la atención a nivel nacional, érick fue liberado y para su protección las autoridades estatales enviaron 10 agentes al poblado, donde siguió radicando junto con su familia.

Sin embargo, las amenazas del grupo criminal que perpetró el secuestro siguieron hasta que ayer fueron cumplidas, señaló Julián Eduardo LeBarón, hermano mayor de ambas víctimas.

En la organización de ese movimiento que consiguió la liberación de érick, Benja –como era llamado por su familia–, jugó un papel importante e incluso llegó a afiliarse a la organización “SOS Chihuahua”, que a nivel nacional lidera el empresario Alejandro Martí, con cuyos integrantes se reunió unas horas antes de ser víctima del crimen organizado.

Los integrantes de esta banda criminal enviaron ayer en la madrugada un grupo de 20 hombres con armas largas y cortas que irrumpieron en su domicilio, ubicado en las calles Colón y Morelos, a escasas cuadras de la Presidencia Municipal de esta cabecera.

Los hombres rompieron puertas y ventanas con marros y las culatas de sus rifles, los cuales detonaron en varias ocasiones, lo que llamó la atención de su vecino y cuñado Luis Widmar, quien acudió en su auxilio y también fue “levantado” y victimado junto con el activista antisecuestro.

Durante los hechos arribó al lugar en una camioneta Suburban un hermano de la víctima, quien fue recibido por los pistoleros con una ráfaga de metralla cuyos impactos quedaron en los vidrios y carrocería del vehículo.

El hombre resultó ileso y pudo salir del lugar para pedir auxilio.
Dos horas más tarde, LeBarón y Widmar fueron localizados a dos kilómetros de sus domicilios, en las cercanías del panteón del lugar.

De acuerdo con testigos, los sicarios tomaron la carretera de cuota de Galeana a Flores Magón, que enlaza a las vías que conducen a Ojinaga y Chihuahua.

Informes periodísticos indican que el pasado 11 de junio –un mes después de la liberación de érick LeBarón– el Ejército capturó en el municipio de Nicolás Bravo a José García García, alias “El General”, y a otras 24 personas, quienes fueron consignadas a un juez federal y recluidas en los penales de Ciudad Juárez.

La comunidad de Lebarón desconoció algún vínculo con esa detención, e incluso sus moradores enfatizaron que nada tuvieron que ver con la captura de los presuntos narcotraficantes y secuestradores, y señalaron que exigirán justicia y la detención de los responsables de los homicidios.

“Nosotros vamos a seguir exigiendo justicia. Ahorita lo que queremos hacer es enterrar a nuestros muertos y guardarles el luto como cualquier familia”, dijo Julián Eduardo LeBarón, hermano mayor de la víctima.

Señaló que continuarán con el movimiento antisecuestro porque de esa manera buscan proteger a la comunidad donde nacieron y a donde vinieron a radicar sus antepasados en la época de Porfirio Díaz, cuando huían de la persecución religiosa en Estados Unidos.

“No sé qué vamos a hacer, pero la última cosa que me dijo Benjamín anoche, es que si él moría yo me iba a encargar de que su esfuerzo no fuera en vano”, señaló.

Explicó que ellos se adhirieron a la organización “SOS Chihuahua” para combatir el plagio y las extorsiones en perjuicio de sus familias, pero no para involucrarse en el combate al narcotráfico.

“Yo no sé por qué a nosotros nos echan la culpa de que agarraron a 25 personas en Nicolás Bravo, eso nos dicen en la manta que les dejaron, no tenemos nada que ver con ellos, eso no nos importa. Lo que compran, lo que vendan, no nos importa, es igual que las licorerías, no nos importa que consuman cerveza, pero absolutamente queremos que nos respeten, somos personas que nacimos en México y queremos que también nos respeten”, manifestó.

Indicó no tener temor por continuar con el movimiento en el que participó su hermano, como integrante y no como líder como se difundió. “Aquí todos somos líderes, no hay ninguno en concreto”, aseguró.

“La verdad, miedo yo no tengo, quisiera haber sido yo el que estuvo anoche. Yo quisiera que a mí me hubieran matado en vez de matar a mi hermano, porque él es un miembro de mucho más valor que yo. Siempre estaba ayudando a todos”, puntualizó.

Dio a conocer que continuarán exigiendo justicia para su hermano cuyo crimen, dijo, “no hubiera ocurrido si hubieran detenido a los secuestradores de mi hermano”.

“Pedimos más seguridad y nos dieron 10 ministeriales, en este punto las atenciones ya no nos interesan, lo que queremos es la pinche justicia, que los agarren es lo que queremos”, agregó.

Los cuerpos de las víctimas fueron entregados ayer a sus familiares para ser velados en una capilla privada ubicada a escasos metros donde ocurrieron los hechos. En el lugar, un centenar de amigos y familiares pasaron la noche acompañando los cuerpos.