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Viernes 22 de julio de 2011

Grupo étnico practicaba el canibalismo

Especialistas del INAH encontraron evidencia de que los xiximes se comían entre ellos


Especialistas del INAH encontraron evidencia de que los xiximes se comían entre ellos

Especialistas del INAH confirmaron luego de cuatro años de investigaciones que los xiximes, etnia del norte de México practicaba la antropofagia -comían carne humana-, hecho descrito en las fuentes etnohistóricas del siglo XVII.

Al inaugurarse este jueves la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, en Paquimé, Chihuahua, se dio a conocer el avance de este estudio interdisciplinario que especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) identificaron, mediante estudios osteológicos, destaca un comunicado del INAH.

Los estudios de antropología física se practicaron a cuatro decenas de huesos humanos, halladas por arqueólogos en la región, de los cuales al menos un 80% tiene huellas de corte y de haber sido hervidos, lo que revela que los antiguos grupos xiximes consumieron carne humana y sólo se comían entre ellos, durante un ritual asociado con la guerra y el ciclo agrícola, descrito en las fuentes etnohistóricas del siglo XVII.

José Luis Punzo, arqueólogo responsable del Proyecto de Investigación y Conservación de las Casas en Acantilado de la Cueva del Maguey -que se desarrolla desde 2007-, reportó los avances de esta investigación en el primer día de sesiones de la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, inaugurada la mañana de este jueves en el Museo de las Culturas del Norte, en Paquimé, Chihuahua, donde más de una decena de especialistas presentarán las actualidades en el estudio arqueológico de la región.

Detalló que a partir de los estudios citados se busca recuperar "el testimonio de los indígenas que habitaron hacia el año 1450, en casas construidas en el interior de cuevas, conocidas como Casas en Acantilado, y cuya cosmovisión se perdió con la evangelización, mientras que sus actividades sólo eran conocidas a partir de cartas elaboradas por los misioneros europeos bajo la concepción cultural occidental y de la religión católica, sin tomar en cuenta lo que motivó a los xiximes a ’alimentarse del alma’ de otro ser humano".

El arqueólogo refirió que a partir de conjuntar la evidencia arqueológica, se ha podido reconstruir el ciclo ritual, "que es un logro para entender la cosmovisión de ese grupo, porque sólo se conocía la visión descrita por los españoles".

"El ritual se llevaba a cabo para la cosecha, e implicaba la cacería de venado y la elaboración de tamales con el maíz nuevo; después de ello, los xiximes salían a la guerra, a la cual se dedicaban la mitad del año. Cuando ganaban una batalla solían llevarse el cadáver del enemigo.

"Al regresar a su localidad hacían un ritual muy complejo en el que participaba toda la población; cuyo objeto era ’apropiarse del alma’ del otro, mediante el consumo de su cuerpo; las partes de mayor valor eran la cabeza y las manos. Es importante decir que solamente se comían entre xiximes; podían pelear contra otros grupos culturales, pero no se llevaban los cuerpos ni se los comían, sólo entre xiximes tenía lugar esta guerra ritual".

Los huesos humanos eran muy importantes para los xiximes, porque les permitían renovar el ciclo del maíz: "Para volver a sembrar tenían que hacer otro ritual con los huesos de los enemigos, razón por la cual los guardaban; a través de registros minuciosos hemos podido localizar concentraciones mayores de huesos", añadió el investigador.

Además de los huesos, se encontraron textiles a los que se les practicaron pruebas microscópicas, y técnicas de manufactura desconocidas, por ejemplo, que los elaboraban junto con plumas de guajolote y cabello humano para que las prendas fueran más calientes, debido a que en la sierra las temperaturas alcanzan los 30 grados bajo cero.

También se descubrieron más de mil olotes, a los cuales se les extraerá ADN para estudiar el componente genético del maíz prehispánico. Asimismo, a nivel de superficie, encontraron madera, granos, cordelería, lítica, cerámica, huesos de animales, garras de jaguar y dientes de cocodrilo.

Anotó que "ha habido un trabajo enorme a nivel de investigación, registro y conservación, en el que han sido apuntaladas y restauradas todas las casas, y se les ha dado mantenimiento para mantenerlas y preservarlas".

Punzo hizo un recuento general sobre esta investigación comenzada en mayo de 2007, a partir de que arqueólogos del INAH recibieran las fotografías de un sitio localizado en las barrancas del municipio de Pueblo Nuevo, captadas por un aficionado, donde acudieron para verificar la información. El estudio se ha desarrollado de manera ininterrumpida, con temporadas de trabajo de entre seis y siete meses por año.

En la ceremonia inaugural de la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, estuvo la directora del Centro INAH-Chihuahua, Elsa Rodríguez García; el presidente municipal de Nuevo Casa Grandes, Luis Fernando Cobos, y el coordinador del foro académico, Eduardo Gamboa. La XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte se lleva a cabo el 21 y 22 de julio en el Museo de las Culturas del Norte, en la Zona Arqueológica de Paquimé.