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Martes 23 de junio de 2009

Hampa usa la fe para formar sicarios

Se advirtió sobre el riesgo de una “mezcla explosiva” que resulta de sumar el factor religioso a la actividad criminal


Se advirtió sobre el riesgo de una “mezcla explosiva” que resulta de sumar el factor religioso a la actividad criminal

El recién designado comisionado de la Policía Federal, Facundo Rosas, advirtió sobre el riesgo de una “mezcla explosiva” que resulta de sumar el factor religioso a la actividad criminal.

La nueva faceta del crimen organizado detectada por autoridades muestra el uso de la religión para reclutar y mantener en sus filas a los miembros del grupo, así como para encontrar la salvación y “lavar” sus culpas.

Conocedor del mundo del narcotráfico, Rosas afirma que los elementos de carácter religioso buscan en primer lugar una protección divina o sobrenatural que interceda por ellos ante Dios y de esta forma expiar sus culpas.

Además, ampliar su influencia y ser un factor de identidad o reclutamiento, o bien mantener o lograr arraigar al clan.

“Es un aspecto de identidad. Si alguien se viste como yo, si alguien cree en lo que yo creo, pues puede ser parte de lo que yo soy, de eso se trata”, explica el ex subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la Secretaría de Seguridad Pública.

Como ejemplo cita a La Familia Michoacana que considera sus asesinatos como acciones de “limpieza social” y que quien mata no es el ser humano sino la “justicia divina”; incluso cuenta con una biblia.

El funcionario asegura que la fe permite a los cárteles el sojuzgamiento, así como evitar traiciones o delaciones.

“Encontramos ahí el esquema que han utilizado los grupos armados con fines políticos e ideológicos, como los de Medio Oriente”, advierte el comisionado Rosas.

Estudiosos del narcotráfico y especialistas en manifestaciones religiosas coinciden en que la fe del narco responde a una necesidad de cohesión y unidad dentro del grupo criminal, así como a la autojustificación moral y ética.

Su religiosidad es su soporte para interactuar socialmente, como sus armas su respaldo para sobrevivir con impunidad e imponerse en su mundo delincuencial, señalan.