30.46°C

Nubes

Chihuahua, Chihuahua



Miércoles 5 de agosto de 2009

INSTRUSOS EN LA CASA DE DIOS

Eleva protesta la CEM por la irrupción de agentes federales para detener a narcotraficantes en un templo católico


Eleva protesta la CEM por la irrupción de agentes federales para detener a narcotraficantes en un templo católico

Eleva protesta la Conferencia del episcopado mexicano (CEM) por la irrupción de agentes federales para detener a narcotraficantes en un templo católico, en Apatzingán, Michoacán.

El pasado fin de semana, un grupo de agentes de la policía federal entraron en pleno curso de la misa para detener a connotados barones de la droga sintética, en el estado mexicano de Michoacán.

La molestia de los prelados católicos se fundamenta en el respeto a la libertad de culto que existe en nuestro país, ciertamente lo consagra el artículo 130 constitucional; sin embargo, a lo largo del articulado, no se expresa la prohibición de que las fuerzas del orden cumplimenten ordenes de aprehensión dentro o fuera del recinto religioso.

Evidentemente el tema despierta las pasiones de los fans del Estado laico y los seguidores de la Iglesia, esencialmente católica en México. Desde el siglo pasado, en este país y como en muchos otros, las guerras en el nombre de DIOS, han dejado muchos muertitos además de escaramuzas de toda índole.

No fue sino hasta entrados los años ochentas cuando el habilidoso presidente Carlos Salinas de Gortari dio por terminada la simulación de no reconocimiento al Estado Vaticano, distanciamiento que existía desde la promulgación de las leyes de reforma y que se recrudece durante la guerra cristera.

Una propuesta del de Agualeguas terminó con décadas de esa hipocresía; claro, millones de fieles que abarrotaron las calles en varias ciudades del país durante las múltiples visitas del papa Juan Pablo II, terminaron convenciendo al ejecutivo federal de la conveniencia de esa necesaria relación y reconocimiento mutuo.

Mientras en nuestro país se celebraba tan distinguida Unión, en la Centroamérica de los 90s un importante político se refugió en una sede diplomática para no ser detenido por la policía; en años recientes un grupo de guerrilleros palestinos se refugió en una de las iglesias más importantes de Jerusalem y tomó como rehenes a decenas de feligreses, hasta que el ejercito Israelí logró sacarlos a punta de bayoneta.

La detención del barón de las drogas sintéticas y miembro de alto rango de la organización delictiva “La familia”, Angel Beraza Villa alías LA TROCA, ha generado una ríspida reacción del episcopado mexicano, si bien es cierto, dicha detención no se da en las instalaciones de la representación del Vaticano ni muchos menos en una sede diplomática, también es cierto que no está definido en la legislación federal si los centros de culto religiosos son extensiones inviolables de las representación diplomática o agrupaciones religiosas.

Lo que si es una realidad, es que los criminales siempre han mantenido una relación peligrosa con la iglesia, sea cual fuere, Mario Puzo hace referencia de ello en su libro El Padrino; en todo caso y sin que esto implique una patente de corzo para la autoridad laica, la sociedad está harta de la delincuencia organizada en México y exige resultados concretos al gobierno en sus tres ordenes, lo que significa que no debe haber ni palacios de gobierno ni templos para la impunidad.