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Miércoles 23 de julio de 2008

Infecciones de seno en mamas primerizas

Sufren infección en el seno 25 % de mamás primerizas


Sufren infección en el seno 25 % de mamás primerizas

Alrededor de la cuarta parte de las madres primerizas sufren de mastitis, inflamación de los senos, como consecuencia de una inadecuada técnica de amamantamiento que produce infección y dolor en una o ambas mamas. En algunos casos es tan grave que hay fiebre hasta de 40 grados, calosfríos y sangrados del pezón.

Debido al proceso inflamatorio se agrieta la aureola del pezón lo cual facilita la entrada de gérmenes oportunistas (estafilococo aureus y el estreptococo beta hemolítico). Por lo general se presenta una o dos semanas después del parto y como consecuencia de la inexperiencia de amamantar a un nuevo ser humano.

Así lo informó el coordinador de Salud Reproductiva y Materno Infantil del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Gustavo Rivera Vázquez, quien puntualizó que la mastitis se puede prevenir fácilmente: hay que limpiar de manera constante antes y después de amamantar al bebé, lubricar el pezón con glicerina o con cremas (si están enriquecidas con vitamina “A” y “E” es mejor).

Si una mastitis no se atiende oportuna y adecuadamente, además de impedir que el bebé se alimente, se podría producir un absceso con secreción, o una fístula mamaria que transmitirá las bacterias al bebé y causarle diarreas o cuadros de enteritis (inflamación del intestino delgado causada por una infección que con frecuencia afecta también al estómago).

Sólo con prescripción médica se pueden ingerir antibióticos para combatir la infección mamaria y de ninguna forma, añadió, es recomendable que la madre se automedique; mucho menos que se unten sustancias como yodo, merthiolate o violeta de genciana, pues les causará escozor en el pezón y la aureola.

El doctor Rivera Vázquez señaló que la mejor técnica para dar leche del seno materno al bebé es acercar al infante e introducir el pezón en su boquita con suavidad y dejarlo que succione en forma rítmica. Al retirarlo hay que hacerlo de manera suave y lenta pues si se hace en forma brusca el bebé tiende a morder y eso puede dañar el pezón y dar paso a lesiones que provoquen una infección.

Esta técnica se enseña a las madres durante las consultas prenatales que se otorgan a las embarazadas en los consultorios PREVENIMSS en la Unidad de Medicina Familiar del IMSS que le corresponda.

Para las mujeres que tienen el pezón chico (corto) o umbilicado (en forma de ombligo) hay un mayor riesgo de padecerlo. Debido a su complexión anatómica, el bebé tendrá mayor dificultad para mamar y eso propiciará que se desespere y muerda. Para evitarlo, el doctor recomendó la estimulación diaria del pezón para que al momento de lactar no haya problema alguno.