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Martes 10 de noviembre de 2009

Invade narcocultura a cuatro estados

Se debe en gran parte a un “solapamiento oficial” del narco por más de 20 años y a una pérdida de valores entre la sociedad


Se debe en gran parte a un “solapamiento oficial” del narco por más de 20 años y a una pérdida de valores entre la sociedad

Sinaloa, junto con Chihuahua, Baja California y Durango son los estados con más presencia del fenómeno de narcocultura entre su población, reconoció el director de programas de Cultura de Legalidad de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal.

Ernesto Martín del Campo González afirmó que esta subcultura se debe en gran parte a un “solapamiento oficial” del fenómeno del narcotráfico por más de 20 años y a una pérdida de valores entre la sociedad.

“Yo creo que hemos dejado pasar muchas cosas durante muchos años, el secretario de Seguridad Pública lo ha dicho: tenemos un retraso de 30 años en estructuras policiales”, afirmó.

Reconoció que la influencia de delincuentes —que son vistos por los jóvenes como modelos— es algo enmarcado esencialmente en el núcleo familiar.

“Se necesita trabajar, sobre todo, dentro del núcleo de la familia, porque es la familia la que va a ayudar a hacer el trabajo suficiente para evitar estas conductas”, sostuvo.

El encargado de los programas preventivos en materia de legalidad de la SSP aseguró que la crisis económica no es un factor determinante en la adopción de conductas ilegales, ya que en el país existen millones de familias en extrema pobreza que no delinquen.

Afirmó que en el caso de Sinaloa, esta entidad está enmarcada en un contexto especial en el tema de la ‘narcocultura’, debido a su historia de ser una cuna de importantes capos de la droga.

“Por ello significa que en Sinaloa tendremos que trabajar el doble que en otros lados”, enfatizó Del Campo González.

“Por ejemplo, en el Distrito Federal no tenemos el fenómeno de una narcocultura, pero tenemos muchos problemas de inseguridad (como) asalto a mano armada”, comentó.

El funcionario federal admitió que el problema de la falta de valores que potencia a la delincuencia organizada es algo que no se va a acabar a corto plazo sino en un periodo estimado de ocho años.