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Lunes 31 de octubre de 2011

Keynesianismo

Keynes y el Estado de Bienestar en Europa han fracasado


Keynes y el Estado de Bienestar en Europa han fracasado

Todos los países de la zona Euro, ricos y pobres mantienen hasta ahora, una población con estándares de bienestar superiores a cualquier otra parte del mundo, gracias a un déficit público elevado y a una deuda pública excedida, sobre todo a partir de la crisis económica y financiera global desatada por los Estados Unidos en 2008. Estos excesos en la administración pública se dieron y se dan en gobiernos de derecha y de izquierda, como los de Bush y Obama en los Estados Unidos, de izquierda como el de Rodríguez Zapatero en España, de Tony Blair en Gran Bretaña, o de derecha como el de Silvio Berlusconi en Italia.

John Maynard Keynes, británico, es considerado el economista más importante del siglo veinte. Es recordado por su aliento a una política de intervencionismo estatal. Keynes decía que la causa real del desempleo era el insuficiente gasto de inversión. Este economista consideraba más apropiado financiar el incremento al gasto fiscal a través de endeudamiento. Por algunos era considerado un estatista maquiavélico. Si la contracción de la economía es grande habrá que incurrir en déficits presupuestales sostenía.

Keynes es uno de los fundadores de la macroeconomía moderna.

Volviendo al principio de este escrito, el estado de bienestar de Europa, sostenido con finanzas públicas enfermas y con deudas externas públicas y privadas que promedian un 366% del producto interno bruto de aquellos países, esta a punto de fracasar y con ello, las tesis económicas de Keynes, cuya propuesta central es que la producción de riqueza y empleo, sobre todo en tiempos de crisis, debe ser generada por gasto público vía endeudamiento, cuando la inversión privada falle.

Siguiendo los consejos económicos de John Maynard Keynes, cuyas ideas estatistas en macroeconomía funcionaron para la superación de depresión económica de 1929-1939 en Estados Unidos, pero hicieron quebrar las economías de gobiernos latinoamericanos en la década de los setentas, como fue el caso México, con los gobiernos del PRI de Luis Echeverria en 1976, de José López Portillo en 1982 y de Miguel de la Madrid de 1987. La debacle económica del gobierno de Salvador Allende en Chile en 1973, también fue originada por las tesis keynesianas, practicadas por el gobierno socialista de entonces.

Ahora en estos primeros años del nuevo siglo, han sido las naciones ricas, las que siguiendo las directrices de Keynes han hecho estallar las finanzas públicas de sus países y con ello han puesto en riesgos a la economía mundial en su conjunto, todo esto a través de déficits públicos abultados como los de Estados Unidos en 2011, igual al 9.5% del PIB, y de los países de la zona Euro, casi en bancarrota como Irlanda, Grecia, Portugal, España e Italia, que rondan entre el 8 y el 12% del PIB y deudas públicas externas en el orden del 100 al 125% también del PIB. En contraparte, los países emergentes, que ya aprendimos de malas administraciones financieras, como China, India, Brasil, Corea del Sur y México conservan números manejables en sus cuentas y deudas públicas.

En México la participación directa del Estado en el PIB es del 15% y la iniciativa privada cubre el restante 85%. Para mantener las finanzas públicas sanas y el entorno económico nacional fuerte capaz de enfrentar la crisis mundial que vivimos y que amenaza con agravarse, es necesario que estos números no se muevan y por tanto es demagógico que empresarios y campesinos insistan para que sea el Gobierno Federal el principal generador de inversión y empleo, funciones que deben ser encabezadas por empresarios y ciudadanos, si no queremos vernos en el espejo de Grecia, España e Italia, que amenazan con reducir salarios, pensiones y servicios educativos y de salud.