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Miércoles 11 de agosto de 2010

Kramer vs kramer

Vicente Fox ha roto con todos los ritos de la figura presidencial


Vicente Fox ha roto con todos los ritos de la figura presidencial

Vicente Fox ha roto con todos los ritos de la figura presidencial. Si fue capaz de romper paradigmas en su camino a los Pinos, como también despedazó los esquemas del protocolo diplomático y la institucionalidad gubernamental, qué tanto le duró desbaratar la regla no escrita del silencio sepulcral una vez entregada la banda presidencial.

Si uno no entiende la personalidad de Fox Quesada desde sus inicios en la política, difícilmente comprenderá sus arrebatos post gobierno federal. Es precisamente su desparpajo para decir y hacer las cosas lo que configuró el personaje que sacó de los Pinos al PRI. Siendo diputado federal, desde la tribuna de San Lázaro, ridiculizó al presidente Salinas; con unas orejas de burro en la cabeza, Vicente inauguraba como panista una nueva forma de desafiar al sistema. Quién no recuerda la revolcada que le dio al candidato Labastida, del que se mofaba por sus preferencias íntimas y de sus propuestas de campaña; lo mismo hizo con Cuautémoc Cárdenas y hasta con Juan Gabriel.

En la enciclopedia de la historia mexicana quedaron grabadas las ocurrencias y desplantes desde su asunción como presidente de México. Quién no recuerda que el mismo día del cambio de la banda presidencial, quebró el protocolo cuando saludó a su familia; o aquél famoso beso a su esposa Martha en las afueras del Vaticano con el que deshizo la seriedad y sobriedad de la investidura del presidente, o aquella inédita comedia de maltratar al capo de la dictadura latinoamericana Fidel Castro, con la célebre frase: "Comes y te Vas"; o el disparate de describir al ilegal mexicano de ser el beneficiario de los empleos que los negros no quieren en Estados Unidos.

Ya fuera de los reflectores de la casa presidencial a la que trasladó del anonimato a la exposición pública, Fox, formado en la mercadotecnia, no se ha resistido a seguir alimentando su adicción a las cámaras y micrófonos, por eso todos sus movimientos, calculados o no, siguen teniendo repercusión en la vida interna del PAN y de la vida nacional.

Es esta formación la que impide al ex presidente someterse a la regla no escrita de guardar silencio y prudencia, y la que está generando una seria fractura al interior del partido que lo postuló al gobierno de la República. Vicente no se ha detenido para señalar sin rubor alguno, las que considera como deficiencias del gobierno calderonista, entre otras, la guerra contra el cirmen organizado y el uso del ejército para combatirlas, y las alianzas del PAN con la izquierda. Apenas a inicios de año, Fox anunciaba su repliegue de las campañas electorales de su partido; sin embargo, el celibato electoral le duró lo que un brinco de San Cristóbal a Guanajuato, e inmediatamente pronósticó fuertes descalabros en los comicios que el panismo de César Nava, al que califica de inmaduro y verde, enfrentaría en este 2010. Salvo el apoyo a Xóchitl Gálvez, el guanajuatense no le apostó a ninguna otra candidatura panista. Al tiempo, las palabras de Vicente sonarían hasta cierto punto proféticas.

A dos años de la sucesión presidencial y a uno de que el panismo perfile a su candidato, Vicente Fox Quesada se cuelga del debate al que el presidente Calderón convocó sobre la legalización de las drogas. Pese a la postura negativa apriori del gobierno federal, su antecesor perfila su posición exactamente en el lado contrario, dándoles, oooootra vez, material suficiente a los medios masivos de comunicación y a la clase política, para que alimenten conjeturas.

Con posturas extremadamente opuestas, el PAN de Calderón apostará por una sucesión de alianzas con la izquierda y con la posibilidad de un candidato no panista para frenar al PRI, y el PAN de Fox le apostará al deslinde de Felipe y su adminisitración, con la idea de un aspirante propio o de su establo. Un obcecado contra un testarudo pues.