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Viernes 21 de diciembre de 2007

Las piñatas: tradición artesanal mexicana

Las piñatas son toda una tradición artesanal mexicana que se remonta a tiempos de la colonia


Las piñatas son toda una tradición artesanal mexicana que se remonta a tiempos de la colonia

El frío arrecia en esta temporada en todo el territorio estatal, pero a veces soportarlo para salir de las zonas urbanas y poder apreciar el entorno natural, es una experiencia inolvidable y repetible. Ahí es muy común, que sin las luces de la ciudad, se puedan apreciar las millones de estrellas que decoran el firmamento, cada noche y que muy pocas veces nos detenemos a observar.

Esas estrellas, aunque siempre están presentes sobre nosotros, en esta época, suelen bajar del cielo y expresarse de diversas formas, texturas y colores, nunca sin dejar de estar sobre nosotros, en las alturas, pero, en el centro del festejo navideño, y siempre generosas, para brindarnos alegría y obsequios que salen de su interior. Son las famosas piñatas.

Las piñatas son toda una tradición artesanal mexicana que se remonta a tiempos de la colonia. Durante la llegada a México de los españoles y su intento por conquistar a nuestro pueblo, los colonizadores tuvieron muchos obstáculos para lograr someternos y hubo brutales enfrentamientos entre ambos bandos y, el más fuerte se impuso y con ello ganó el más fuerte, aquel que comenzaría a imponer sus creencias, estilos, tradiciones.

El español comenzó pues, a reemplazar todo lo nativo y el mejor vehículo para hacerlo fue a través de la fe, mediante los sacerdotes católicos que utilizaban signos nativos para llevar a los habitantes de la región, a que fueran evangelizados. Los curas se hicieron de muchos trucos, inventados unos, importados otros, como la piñata, misma que importaron de la China lejana. La piñata fue un recurso utilizado por los colonizadores para enseñarles uno de los dogmas más complicados: el del pecado y la manera en que Satanás tienta a los hombres. Con la piñata se buscaba que los nativos aprendieran cómo se debe ser fuerte para vencerlo y así fuesen merecedores de los beneficios celestiales.

Los frailes encontraron en la piñata el instrumento adecuado para representar al pecado creando una olla de barro decorada con papeles multicolores en forma de estrella con siete picos, donde cada uno de los picos representa cada uno de los pecados capitales. La misma sube y baja del cielo (por eso la forma de estrella) para molestar a la gente, para tentarla. La decoración, multicolor, es para darle ese toque atractivo, seductor, como el del pecado.

Desde las alturas celestiales la piñata se enfrenta, en una lucha, contra el hombre. El bien contra el mal. Por eso la tradición da origen a la canción “Dale, dale, dale” puesto que hay que pegarle duro, para vencer la tentación, romper el mal, el que le pega es estimulado por esas canciones y gritos, a poner toda su energía y concentración en acabar con el pecado maligno en forma de piñata.

La tradición dice que el pecado nos ciega y es por ello que quien le pega a la piñata, se le coloca una venda y son los espectadores quienes guían al ciego en la lucha contra el pecado. Se forman todos, niños y niñas, para pegarle a la piñata y quienes son bien guiados y rompen la piñata, después de tanto golpe, esta explota y del cielo llueven bendiciones por haber hecho pedazos al pecado: fruta, dulces, juguetes, alegría inmensa que llena de dicha y felicidad porque el mal ha sido derrotado.

Es una de las más bonitas y divertidas tradiciones mexicanas de la navidad que se han convertido en un elemento básico de nuestra cultura popular, ya que la misma con el tiempo ha adquirido diversas formas y es utilizada en diversos festejos más allá de los navideños.

Siendo una tradición tan arraigada en nuestro pueblo es que, el Museo de Arte Popular, ha dedicado la época navideña a las piñatas y los artesanos que hacen posibles éstas creaciones tan populares del imaginario colectivo mexicano.

Ubicado en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, el Museo de Arte Popular (MAP) expone en su patio más de medio centenar de piñatas creadas por artesanos mexicanos en los talleres que el mismo museo proporciona. Aquí, cada creador, dio rienda suelta a su imaginación para crear nuevas formas o mensajes, siempre bajo la premisa de expresar la mexicaneidad de esta tan famosa, colorida y alegre tradición.

En el patio del MAP, colgadas, más cerca del firmamento nos reciben las piñatas, siendo la que da la bienvenida una interpretación estilo kitsch del Sagrado Corazón que llama la atención sus chillantes tonos verdes y rosas y la firma de sus creadoras “las Pokiankitsch”. Después, muy cerca, extiende sus alas una águila prehispánica de brillantes colores azul, amarillo, naranja y rosa, que resaltan en su cuerpo y cresta, pero llaman más la atención su pico y patas de color dorado. Esta ave es acompañada por un querido personaje mexicano que se hiciera famoso durante el mundial de fútbol México 86, el famoso “Pique”, que sonriente flota sosteniendo una bandera nacional y el tradicional pulque, mientras saluda con una enorme sonrisa.

Una coqueta catrina vestida típicamente, coloca sus manos en la cintura y observa hacia un lado porque, su compañera es una sensual sirena cuyas escamas de colores rojo, naranja y amarillo roban la atención del visitante. Pero ambas son vigiladas por el temible Satanás, quien redondito en su cuerpo extiende sus brazos con su tridente y su mirada temeraria, molesta por la presencia de un singular panal frente a él. Este panal es poco común porque de él crecen flores de tonos rosados, amarillos y verdosos, donde convergen mariposas y abejas en armonía.

Una singular creación es sin duda un gallo technicolor que fue elaborado con diversas piezas de plástico zigzagueantes y que le imprimen vida a este tempranero bípedo que custodia a dos piñatas típicas de siete picos. Una de ella abrazó con cada uno de sus picos diferentes colores: azul, verde, naranja, mientras que un círculo de otro color da origen a cada uno de sus picos. La otra no es colorida, pero es elegante, elaborada en color negro, casi por completo y cada pico es decorado con detalles dorados diferentes, es una creación que muchos quisieran que no se rompiera. Otra piñata típica multicolor, flota, pero la diferencia es que a ésta le faltan picos porque, se congeló en el instante en el que los dulces y golosinas caen de su interior.

Y así, completan la variedad colibríes, quetzales, pavos, mariachis, reyes magos, penachos oaxqueños, la piñata de la familia Burrón, guerreros jaguares, diablos, toritos, jarros con ponche, navíos, cisnes, rosas y peces, que convierten el patio del MAP en un mundo de fantasía donde predominan, obviamente, las diferentes estrellas de cinco o siete picos, que nos hacen sentir que estamos en el estrellado cielo navideño rodeados de fantásticas criaturas.

Así como es divertido romper la piñata, es también el usar la imaginación y creatividad para dar vida a seres mágicos que nos hacen disfrutar y querer a nuestro querido ombligo de la luna.

Si visita la Ciudad de México no dude en admirar esta exposición del MAP que se ubica en las calles de Revillagigedo e Independencia.