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Lunes 10 de noviembre de 2008

Martes histórico

Nace un liderazgo sostenido por un deseo profundo de cambio


El pasado martes 4 de noviembre pasará a la historia, en nuestro país, y en el mundo, por dos hechos de lo más divergentes.

Mientras el mundo se levantaba en una fiesta de revuelo democrático, fincada en la esperanza por un hombre nuevo, que hace poco más de cincuenta años sería considerado de una de las minorías raciales más castigadas en los estados, este es , Barak Obama, en nuestro país nos estremecíamos con una de las peores tragedias que haya vivido un gobierno federal en nuestra historia reciente, la muerte del Secretario de Gobernación, principal operador de acuerdos políticos y amigo cercanísimo del Presidente, Juan Camilo Mouriño, junto quien fuera considerado "zar antidrogas" de nuestro país, José Luis Santiago Vasconcelos, y un grupo de cercanos colaboradores de la Secretaria de Gobernación.

Barak Obama parece ser un fenómeno democrático arrollador, con una campaña sin precedentes, de total inclusión y vanguardia, ha logrado una victoria electoral indiscutible, ganando un momento histórico de profundidades insospechadas. Al final, la sociedad estadounidense ha logrado un triunfo que parece hacerse extensivo a todas las aspiraciones democráticas mundiales, un afroamericano, demócrata, carismático, con una plataforma electoral que parece convencer a propios y extraños llegará a la Casa Blanca el próximo 20 de enero sellando el pináculo de las aspiraciones del pueblo de los Estados Unidos.

La voz generalizada habla de la singularidad del momento, pero sobre todo, de la esperanza. Nace un liderazgo sostenido por un deseo profundo de cambio, que creció como la espuma, se ganó la confianza de una gran mayoría y logró canalizar hacia sí el gran descontento por la debacle económica, los fracasos bélicos, el mal manejo de la política en todos los niveles y el desgaste de los valores del establish men republicano que deja como triste herencia para su dinastía el aun presidente George W. Bush.

Pero con la misma dimensión histórica de su triunfo, Barak Obama se enfrenta a un momento sumamente complejo en la vida de su país, cuya preocupación primordial se concentra en el devenir económico, y la necesidad de certezas en el sustento de toda su población. La tarea parece titánica.

La tarea es titánica, porque además debe ir acompañada del ejercicio pleno de ese gran "bono" democrático con el que llegará el nuevo Presidente: eliminar la guerra como mecanismo de política internacional, participar de manera activa en los grandes problemas globales –cambio climático, impacto ambiental, pobreza extrema, crisis alimentaria, etc-, y generar una sinergia internacional que logre construir condiciones de vida más equitativas, teniendo el desarrollo generalizado como meta. Para esto, el "bono" va acompañado de vía libre para las decisiones demócratas, pues también han logrado mayoría en las dos Cámaras.

En contraste, la noche de este histórico martes, México vivía una de las páginas más cruentas de su historia reciente. A unos minutos de llegar al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el Lear Jet de la Secretaría de Gobernación se desplomó entre dos de las arterias viales más transitadas del Distrito Federal, entre las 14 víctimas que resultaron de este grave incidente se cuentan el titular de la dependencia, Juan Camilo Mouriño, el ex director de la SIEDO, José Luis Santiago Vasconcelos, junto con colaboradores del primer círculo de la Secretaría, personal que piloteaba la nave y transeúntes que estaban, desafortunadamente, en el punto de colisión.

Al momento, la información que ha fluido por parte, sobre todo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cuyo titular, Luis Tellez se ha convertido de facto en una suerte de vocero especial para el caso, se ha concentrado en dejar muy en claros todos los datos duros acerca del vuelo, en todo su trayecto desde que salió de San Luis Potosí, hasta que se perdió contacto con él desde la torre de control de aeropuerto y comenzó a caer, a 500 km/h aproximadamente, en picada, ante los ojos estupefactos de la ciudad. Entonces, sobre lo que no se tiene ninguna claridad es de qué fue lo que pasó cuando se perdió el rumbo y qué llevó al fatal desenlace. Al día de hoy, los datos parecían indicar un error humano, pero sin ninguna precisión.

Sea cual fuere el origen de tan graves hechos, que debe ser aclarado con la mayor transparencia, pues la suspicacia no toca dos veces a la puerta, cuando ya entró hasta la cocina; lo cierto es que el impacto en la vida nacional es sumamente grave.

El discurso del titular del Ejecutivo, teñido por el dolor de una pérdida que se extiende por todas sus esferas –de poder, de trabajo, de amistad-, habla de manera recurrente de un sentido de continuar en la lucha, de no cejar en esfuerzos, de avanzar unidos ante las amenazas que nos rodean.

Frente a ataúdes cubiertos por banderas parece que se están honrando a héroes de guerra y que se promete venganza. Los accidentes, que sepamos, no tienen rostro, ni intencionalidad más allá de la "muy mala suerte".

La desmesura en el lenguaje presidencial ante estos niveles de crisis implica de manera directa un efecto de nerviosismo ante un país que espera una solución pronta a este momento convulso de nuestra historia reciente.

No se trata de exaltar hasta el cansancio ni de denostar sin claridad a enemigos que no tienen rostro. La responsabilidad más clara del gobierno federal consiste en ofrecernos certeza y vías de solución a los problemas más urgentes del país.

No debemos olvidar que la conducción de la política interna tarea de la Segob, es el pilar fundamental de la gobernabilidad. Muchas preguntas quedan en el aire, pero una de las más urgentes, la que esperamos marque el rumbo de las próximas acciones gubernamentales, será la designación del relevo al segundo funcionario más alto en la jerarquía de los poderes nacionales.

El mundo se mueve, las necesidades apremian, ya el luto tiene para sí asegurada la memoria.

Desde estas líneas acompañamos en su duelo a todos los deudos.

Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios, gracias.