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Miércoles 30 de enero de 2013

Matanceros ayer, chillidos de marrano hoy

Los grillos aztecas tienen tal capacidad de camaleonismo, que las acepciones de mutación y metamorfosis, palidecen.


Los grillos aztecas tienen tal capacidad de camaleonismo, que las acepciones de mutación y metamorfosis, palidecen.

Los grillos aztecas tienen tal capacidad de camaleonismo, que las acepciones de mutación y metamorfosis, palidecen.

Entre que se ponen de acuerdo, tienen como límite de tiempo los plazos perentorios los que la ley, y los estatutos en caso de los dirigentes de partido, les otorga; para dilucidar cuáles reformas de fondo, de gran calado o como quieran llamarle, irán a discusión al congreso en el periodo ordinario de sesiones que inicia el 1ro. de febrero.

Cada quien trae su cada cual, como suele suceder con la tragicomedia mexa. El ejecutivo federal y sus legisladores impulsan las reformas hacendaria y energética, con las que coincide el PAN, pero no en orden de prioridades, ya que los panistas empujan la ley anitcorrupción y la desaparición del fuero legislativo, entre otras como la proponer la autonomía de la PGR, implementar los juicios orales, la responsabilidad financiera de entidades y municipios y elevar a rango constitucional el programa oportunidades.

Para confirmar que cada quien tiene “sus prioridades”, el PRD coincide con el PAN en promover la transparencia y combate a la corrupción, eliminar el fuero, y por su cuenta busca la autonomía del IFAI, eliminar el arraigo y la ley de víctimas, esta última ya fue destrabada por el presidente.

Sin lugar a dudas la mayoría de las iniciativas tienen importancia para el país, algunas con mayor urgencia que otras; sin embargo, pese a la suscripción del Pacto por México que contiene 95 compromisos, o buenas intenciones, los firmantes no se han puesto de acuerdo en el orden de prioridades, ni en la metodología, mucho menos en los contenidos.

Un ejemplo claro de la ausencia de coordinación y e interés común es lo que concierne a la reforma energética, donde se mezclan posturas encontradas tal es el caso de la izquierda mexicana que pondera dos vertientes, una que acepta la inversión privada y otra que se inclina por rechazar el capital que no provenga de las arcas públicas. PAN y PRI mantienen muchas coincidencias, más no en los tiempos de discusión.

La otra “gran reforma” con concepciones muy opuestas, es la hacendaria, fiscal le denominan algunos. Aquí se aprecia cuán diversos y dispersos son los grillos nacionales. Hace años que el esquema de recaudación en México está obsoleto, y si no ha prosperado es gracias al juego de intereses partidistas que mantiene de rehenes a una clase modesta clase media.

La principal fuente de ingresos de cualquier país son los impuestos. Aunque a nadie gustan, por eso se llaman impuestos; el principio es que todos paguemos en la medida de los ingresos. La realidad es que no todos pagan, por el contrario, los pocos que lo hacen son los mismos de siempre y los que deberían pagar más, sencillamente no lo hacen. Por eso se recurre al préstamo para cumplir con las obligaciones del Estado.

Ya no me sorprenden las posturas cambiantes del PRI y el PAN en este importantísima tema. Mientras fueron oposición, los priístas se opusieron vehementemente a gravar alimentos y medicinas, pero no tuvieron empacho en aumentar el IVA del 12 al 16%. Por su lado, los perredistas secundaron al tricolor y añadieron el rechazo de gravar libros.

Además de rasgarse las medias, PRI, PAN y PRD se pusieron la venda en los ojos para no ver cómo farmacéuticas, empresas de embutidos, escritores nacionales y extranjeros, la clase pudiente y muchos más, se embuchacaron cantidades industriales de lana por la venta de sus productos y por el ahorro del IVA.

El PAN, como impulsor de las iniciativas de gravamen general, pero exentando una canasta básica y medicamentos esenciales, ahora, en voz de su coordinador de senadores, adopta la postura priísta de antes, y el PRI, al contrario, busca modificar sus estatutos para promover lo que antes hacían los panistas. ¿Así o más incongruentes?.
Sea como fuere, yo estoy convencido que el catálogo de buenas intenciones conocido como Pacto por México, dista mucho de ser viable y efectivo.

Al margen de eso, espero que el arcoíris político azteca deponga por un momento las hipocresías que llevan en su genética y se pongan a trabajar para sacarle mejor provecho a los recursos naturales y al turismo; que quede claro que PEMEX es de todos los mexas y no de unos cuantos miles de privilegiados, y que los municipios no son lacayos del presidente de la república ni de los gobernadores.

Soy partidario de gravar alimentos y medicamentos pero exentando una canasta básica y exceptuando medicamentos básicos y esenciales para enfermedades crónico-generativas. Estoy a favor siempre y cuando el ejecutivo federal reduzca ostensiblemente el gasto corriente, empezando por eliminar las tres mil plazas de funcionaros con sobresueldos de más de 150 mil pesos mensuales, que recriminó a los gobiernos panistas.

Sí y sólo sí, creo en un reforma hacendaria, “integral” como le llaman los nuevos promotores, que obligue a pagar impuestos a toda la burocracia federal exenta del pago del ISR, cuyo ingreso supere los 5 salarios mínimos. No puedo estar más de acuerdo en gravar las ganancias de la Bolsa de Valores; incrementarle considerablemente el IEPS a cigarrillos, tabaco, bebidas edulcoradas, bebidas con alcohol, comida chatarra y productos milagro. Soy partidario de modificar la Ley de Coordinación Fiscal que devuelva a su lugar de origen piramidal para ejercer los recursos públicos.

Y sí, espero que la metamorfosis y la mutación de la clase política sirva para instalar de manera gratuita la tecnología 4G en toda la nación; que los medicamentos que no proporcione el Estado Mexicano a través del sistema de salud, se los pague a los derechohabientes; y, por último, que los programas asistencialistas saquen de la pobreza a los millones de mexicanos que se encuentran en ella, y no por obra del discurso o decreto presidencial.

P.D. Los matanceros de ayer cuestionaban el aumento a las gasolinas. Hoy, con chillidos de marrano lo defienden y aceptan que beneficia a la clase media. Los puentes a desnivel en lugares innecesarios y las millonarias plazas adoquinadas, no matan el hambre.