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Miércoles 18 de noviembre de 2009

México, país de corruptos.

Que vergüenza, México es uno de los diez países más corruptos de Latinoamérica


Que vergüenza, México es uno de los diez países más corruptos de Latinoamérica

Que vergüenza, México es uno de los diez países más corruptos de Latinoamérica y apenitas salva por dos lugares la media tabla mundial, según estudio de Transparencia Internacional.

La consulta se llevó a cabo en 180 países y la Nación Azteca ocupa el lugar 89 en el ranking mundial y el décimo entre nuestros pares latinos, muy lejos de naciones como Chile, Uruguay y Costa Rica. En el último año nuestro país se desplomo 17 lugares al pasar de la ubicación 72 a la 89, muy similar a la selección mexicana de futbol que actualmente se ubica en el lugar 22 de la tabla de FIFA, lejos, muy lejos de aquellos diez primeros lugares que llegamos a ocupar hace algunos años.

Cualquiera pensará que la corrupción es exclusiva de un partido, régimen o gobierno en particular, no amig@s letores, es un grave problema en el que contribuimos absolutamente todos y resolverlo nos atañe a todos.

Yo recuerdo que por allá por los años 80s, el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado inauguraba su gestión con acciones contra la corrupción y un lema gubernamental que buscaba marcar distancia de su antecesor José López Portillo, "La Renovación Moral"; cuyo brazo ejecutor, Arsenio Farell Cubillas, primer contralor del ejecutivo federal, se estrenó con el desafuero y posterior encarcelamiento del entonces senador y exdirigente petrolero Jorge Díaz Serrano.

Carlos Salinas de Gortari quiso seguir los pasos de quien le antecedió y después se convertiría en su acusador; el expresidente Salinas haría tronar los tambores y recién estrenada su "legitima" gestión, mandó detener a otro dirigente petrolero corrupto, Joaquin Hernández Galicia "La Quina", pero al igual que De la Madrid, Don Carlos no pasó de usar el pretexto de combate a la corrupción, sino para darles calambres a sus enemigos políticos.

El último presidente del viejo régimen, Ernesto Zedillo, clonó la vara de sus predecesores y arrimó al tambo al mismisimo hermano del expresidente Salinas de Gortari. Esta fue la última vez que un pez gordo, independientemente de las rencillas domésticas en el PRI, fuera puesto tras las rejas por corrupción.

Al inaugurarse la presidencia de transición con Vicente Fox a la cabeza, Francisco Barrio Terrazas exgobernador de Chihuahua fungió como el primer secretario de la Secodam, dependencia gubernamental encargada de usar el látigo en contra de funcionarios o servidores públicos deshonestos; sin embargo, con todo y el despliegue mediático que se le dio al asunto, tres pesados de Pemex, del sindicato y de la paraestatal, lograron librar las acusaciones que se les fincaron.

Carlos Aldana (senador), Carlos Romero Deschamps (diputado federal) y Rogelio Montemayor Seguy (funcionario de Pemex), vencieron por todas las vías las denuncias interpuestas por la Secodam de Barrio y Eduardo Romero Ramos. A ninguno de los tres acusados principales se le pudo probar que desviaron 1500 millones de pesos de las arcas de Pemex hacia la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa, exsecretario de Energía.

En 2001, como otro intento de transparentar el gasto público, la Cámara de diputados crea la Auditoría Superior de la Federación que desde entonces recae en la persona de Arturo González de Aragón. A 8 años de su nacimiento, este órgano fiscalizador dependiente de la Cámara de diputados apenas si logra auditar el 3% de los recursos públicos ejercidos por los tres órdenes de gobierno y para su mala fortuna, se apoya en los congresos locales que funcionan a conveniencia del grupo parlamentario mayoritario y del partido en el gobierno. Esta pobreza de fiscalización no contribuye a disminuir los índices de corrrupción en México, al contrario, sólo legitima una responsabilidad legislativa.

En el gobierno de Felipe Calderón la Secodam cambió de nombre para llamarse Secretaria de la Función Pública, responsabilidad primaria que recayó en Germán Martínez Cázares, ulterior lider nacional del PAN; hoy en día, esa responsabilidad descansa en Salvador Vega, exdiputado federal y amigo personal del presidente de la República. Al igual que sus antecesores y llámese como se llame la secretaria, desde el primer secretario anticorrupción Arsenio Farell y hasta el encierro de Raúl Salinas de Gortari, no se ha logrado la captura de algún pez gordo, salvo charales de a montón como dijera un buen amigo mío, de juárez por cierto.

Ciertamente, en tono de mi estimado Chente, la corrupción no sólo la practican los gobernantes o los políticos, también empresarios y ciudadanos comunes, pero lo que es evidente, es que los gobiernos estatales y municipales operan con toda impunidad gracias a la complicidad de los congresos locales, dependiendo del color que domine, de ese tamaño es la lupa o la vista gorda. También es cierto que el gobierno del cambio tuvo la oportunidad de darle sustento a las acusaciones de corrupción que por años profirieron en contra del expartidazo, sin embargo, pudo más la cortesía política y se dejó escapar en 2001 la posibilidad de juzgar, ya no la última cuenta pública de Ernesto Zedillo, sino del vierjo régimen. Así las cosas.

P.D. Si no son corruptos, entonces son unos santos: Francisco Gil Díaz, Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps, Francisco Hernández Juárez, Andrés Manuel López Obrador, los beneficiarios del Fobaproa, Martín Esparza, Napoleón Gómez Urrutia, etc, etc. Los que faltan, imaginelo usted apreciable lector@