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Jueves 19 de mayo de 2011

Monarcas 1-1 Pumas

En cinco minutos Palencia anotó por Pumas y Rojas empató para los purépechas


En cinco minutos Palencia anotó por Pumas y Rojas empató para los purépechas

Monarcas y Pumas aburrieron, y el empate a uno deja mucho a deber, lo que deberá de ser pagado en la vuelta a celebrarse este domingo en Ciudad Universitaria.

Estilos distintos en la cancha, pero al final se nulificaron. Hubo intentos, eso no se niega; hubo intención, tampoco lo ponemos en duda, pero al final de cuentas lo que predominó fue el juego seco, las pocas llegadas que dieron como consecuencia un pobre partido para ser de final.

Empate a un gol. Los tantos en la segunda parte. Diez minutos de diferencia entre tantos, primero Juan Francisco Palencia a quien querían retirar, abrió el marcador con un golazo fuera del área y después Joao Rojas, terminó una gran jugada iniciada por Luis Gabriel Rey.

Nada para nadie. Todo volverá a empezar en CU. Ahí debe de existir un ganador, ya no cuenta la posición en la tabla, sólo los goles, los goles que definirán al próximo campeón.

Muy floja

Una primera parte floja se vivió en el juego de ida por la gran final. Con un Morelia obligado a atacar para aprovechar su condición de local, en tanto que los Pumas aprovechando el dejarse dominar para salir a contragolpe como mejor arma.

Lo estilos un tanto diferentes provocaron que se viera un buen inicio de partido. Aldo Leao, el cerebro de los Monarcas mandó un pase filtrado a Luis Gabriel Rey, la sorpresa en la alineación moreliana, quien avanzó hasta ponerse enfrente de Alejandro Palacios, mas el colombiano voló su disparo. La respuesta de Pumas tardó, a pesar de que el ataque de los universitarios había sido enfilado por la izquierda, fue por el sector contrario que la experiencia de Francisco Palencia apareció, se quitó a todo moreliano enfrente de él, pero al disparar, Enrique Pérez salvó en la línea.

Después de los embates el juego bajó de ritmo. La lucha se tornó en la media cancha, donde Morelia era quien salía ganando en la mayoría de las ocasiones, pero sin lograr poner a trabajar al Pikolín II. Así fue toda la primera parte.

La gente comenzó a abuchear, no importa de quien fueran seguidores, lo que deseaban es que el espectáculo se mostrara. No se conformaban con centros a la "olla", que casi siempre iban pasados o eran cortados por quien más: Darío Verón.

Hubo hasta quien se ofreció a meterse al campo, para poner algo de emoción al juego, al fin y al cabo, sólo son 30 pesos de multa.

Apenas si mejoró

Sólo un poco más de acción se vivió al inicio de la segunda parte. Por lo menos el juego rudo apareció de parte de los universitarios, que se ganaron rápidamente dos tarjetas de amonestación. Fuera de eso, el tedio disfrazado de lucha seguía mandando en la cancha.

Alguien debía intentar algo para evitar el bostezo, para demostrar que había sangre en las venas de los futbolistas, ese alguien fue Memo Vázquez, quien mandó a la cancha a la experiencia:

Juan Carlos Cacho y Leandro Augusto tenían la misión de cambiar la cara. Cacho lo mostró desde un inicio, cuando se metió al área y disparó a las manos de Federico Vilar.

Boy, desde la tribuna, esperaba, estudiaba el movimiento a realizar, no podía ser tan tímido en su propia casa, también debía sacar inspiración de la chistera.

Quizá esperó demasiado tiempo, quizá no había nada que hacer, Palencia tomó el balón fuera del área y sacó un trallazo que venció a Vilar. Justo premio a quien buscó el cambio.

Morelia intentó reaccionar de inmediato, Verón se alzó heroico para tapar el disparo. Al fin, algo que celebrar. Palencia se fue entre aplausos, Memo Vázquez consiguió los que buscó, era hora de defenderlo.

Poco le duró el gusto ya que Luis Rey al fin mostró su magia y con un pase de tres dedos rompió la defensa universitaria y Joao Rojas igualó.

Ahora el peligro era que el tedio volviera a regresar.

No fue así, Morelia al fin tomó el protagonismo del juego, Aldo Leao se echó al equipo al hombro y poco a poco el peligro sobre la meta de Pumas crecía.

Al final, el cerrojo fue más fuerte que los intentos por ofrecer más que alaridos al público. Un empate a un gol que deja todo para el domingo. Ahí, todo debe definirse, ahí, debe de haber un campeón.

Que lo jueguen como una gran final.