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Sábado 21 de junio de 2008

Muere Arzobispo Emérito Adalberto Almeida

Incansable luchador y perseguidor de justicia social, don Adalberto antepuso siempre el interés del más débil


Incansable luchador y perseguidor de justicia social, don Adalberto antepuso siempre el interés del más débil

Tras cumplir 92 años de edad y víctima de diversas enfermedades relativas a la edad, hoy falleció el arzobispo emerito de Chihuahua, Don Adalberto Almeida I Merino, uno de los íconos de la iglesia católica, además de ser una destacada figura del ambiente social y político en el estado, principalmente en los años 80´s.

Adalberto Almeida nació en la población de Bachiniva Chihuahua, en 5 de junio de 1916 siendo hijo de Luis Almeida Alderete y María Merino Sáenz.

Ingreso al seminario en 1930 contando con el apoyo del entonces obispo de Chihuahua don Antonio Guizar I Valencia, fue un incansable promotor de los valores y principios de la fé cristiana, pero además llevó la palabra de Dios hasta el mismo ambiente político para buscar eliminar o combatir el pragmatismo político y el personalismo, sobre el cuál se fundan los principales males de nuestra sociedad.

Don Adalberto buscó e influyó para que en Chihuahua se desarrollara una mayor justicia social cristiana, apegados a la fé, pero concientes de las obligaciones humanas.

Descanse en paz don Adalberto, cuyó cuerpo estará a partir de hoy a las 20:00 horas en la Catedral de Chihuahua.

Nuestro más sentido pesame a la comunidad chihuahuenses.

Historia del Arzobispo Emérito Adalberto Almeida

Mons. Adalberto Almeida nació el 5 de junio de 1916, en Bachíniva, Chihuahua. Hijo único de Luis Almeida Alderete y María Merino. Apenas hubo cumplido 7 meses, el pequeño Adalberto quedó huérfano de padre. Don Luis fue fusilado por las fuerzas carrancistas. Doña María se alojó con sus padres, llevando al pequeño hijo. Allí, Adalberto se crió en un ambiente familiar de fraternidad y piadosidad.

El pequeño ingresó a la escuela oficial de Bachíniva. A los doce años conoció el primer sacerdote: el P. Severiano Hurtado. El mismo invitó a 8 muchachos para que fueran sus acólitos. Adalberto fue el más perseverante.

Junto al P. Hurtado, el pequeño recorrió toda la comunidad. De allí nació la vocación.
En 1929, el joven ingresó al Seminario, allí estudió 3 años de latín y un año y medio de filosofía.

La persecución religiosa desatada en el Estado de Chihuahua dispersó a los seminaristas. Un año duró la dispersión de seminaristas. Mons. Guízar logró que estudiaran en el Seminario de Durango. Posteriormente el Obispo de Chihuahua envió a Roma a estudiar a sus mejores seminaristas: Manuel Talamás Camandari (Obispo de Cd. Juárez), Carlos Enríquez (Vicario General de Cd. Juárez), Arturo García Muñoz y Adalberto Almeida.

10 años estuvo en Roma el joven Adalberto. De 1936 a 1946. Obtuvo la licenciatura en Filosofía, en Teología y Derecho Canónico, por la Universidad Gregoriana de Roma, la Universidad del Papa.

Eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial. La ordenación sacerdotal se realizó el 24 de abril de 1943, en el templo de la compañía de Jesús. El Obispo ordenante fue el futuro Cardenal Traglia.

Tres años después cuando la guerra había acabado el P. Almeida volvió a su patria, sufriendo no pocas calamidades.

Mons. Guízar envió al joven sacerdote al Seminario Mayor, para que impartiera clases de Teología. Durante 10 años formaría varias generaciones de sacerdotes. El en mayo de 1956 el P. Adalberto recibió la noticia de que sería nombrado obispo de Tulancingo.

El 14 de agosto de 1956, Mons. Miguel Darío Miranda entregó la diócesis de Tulancingo a Mons. Adalberto Almeida y Merino. Un día después, el 15 de agosto de 1956, fue ordenado Obispo, por Mons. Antonio Guízar y Valencia. En Tulancingo estuvo 5 años y 10 meses hasta que fue trasladado a Zacatecas.

En Zacatecas le tocó poner en práctica el Concilio Vaticano II y le tocó presidir la Comisión Episcopal de Pastoral Social y la Comisión de Arte y Música Sacra de la CEM. En Zacatecas estuvo de 1962 a 1969.
El 24 de agosto de 1969 fue anunciado su traslado a Chihuahua y el 9 de septiembre de ese mismo año tomó posesión.

En Chihuahua Mons. Almeida reorganizó el Seminario puso en práctica el Concilio Vaticano II, participo en la organización de la Unión de Mutua Ayuda Episcopal y escribió 3 cartas pastorales. Mons. Almeida participó activamente en la formación de la conciencia cívica del ciudadano chihuahuense, en los procesos electorales.

Mons. Almeida, recibió a Su Santidad Juan Pablo II en su visita a Chihuahua el 10 de mayo de 1990. El 24 de junio de 1991 entregó el Arzobispado de Chihuahua a Mons. José Fernández y es desde entonces el Obispo Emérito de nuestra Arquidiócesis.