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Jueves 3 de julio de 2008

Palabra sensata en un mundo demente

En la Ciudad de México, Víctor Hugo Rascón Banda se convirtió en el académico que quiso ser desde los doce años


En la Ciudad de México, Víctor Hugo Rascón Banda se convirtió en el académico que quiso ser desde los doce años

No tiene mejor modo de expresarse que no sean las palabras. Él afirma que su madre le puso un nombre que lo destinó a ser escritor: Víctor Hugo. Con su infancia en Uruachic y con la adolescencia que vivió en Ciudad Juárez tenía que ser escritor; con la educación que recibió en la primaria, con sus tías la señorita Socorro, la señorita Mague, la señorita Ramona y la señorita Lila, en la secundaria y en la Normal, donde las artes formaban parte de los programas escolares, Víctor Hugo no podía ser mas que escritor y revela la poderosa razón de razones, “porque me hicieron apreciar la belleza, la justicia, la verdad y me hicieron sensible a la mentira, a la injusticia y al dolor ajeno.”

Este chihuahuense de apellidos Rascón Banda cumplió un sueño largamente añorado: el pasado 26 de junio, fue admitido formalmente a la Academia Mexicana de la Lengua para ocupar la silla número XXVIII. Misma que dejó vacante Don José Rogelio Alvarez, el famoso creador de la Enciclopedia de México a la que muchos hemos recurrido para resolver dudas y la recordamos por la serpiente de estilo prehispánico que decora cada lomo de sus tomos.

En la Ciudad de México, en la Gran Tenoch, Víctor Hugo Rascón Banda, por fin, se convirtió en el académico que quiso ser desde los doce años de edad, aunque sus compañeros se burlaron de él en ese entonces, hoy Víctor Hugo se convierte en uno de esos “señores que cuidan las palabras” como el mismo relata que definía la labor de un académico cuando estaba en sexto año de primaria.

Esto lo dijo en su discurso de ingreso, el cual fue muy emotivo de inicio a fin, aunque no pudo terminarlo, porque su auxiliar, un tanque de oxígeno y su meramada salud, no lo dejaron, pero parecía que el solo ingresar a la academia y la presencia de tantos amigos, familiares y admiradores, le inyectaban energía para seguir con su emotivo e intenso discurso que escuchaba atento todo el público del Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.

En su emotiva intervención dejó al descubierto, una vez más, su incansable curiosidad que lo ha llevado a destacar por encima de muchos mexicanos, esa curiosidad ha sido el motor de su obra, que a la postre se ha convertido en reto, en denuncia, en un grito que ensordece a los poderosos y activa las mentes de los ciudadanos.

Y ni la presencia de Reyes Baeza, ni de los diputados locales, ni de importantes figuras, lo intimidaron, ni censuraron su discurso y denunció, fuerte e intensamente que “el teatro desnuda al poder. Por eso ha sido perseguido a lo largo de los siglos” y recordó a una legión de dramaturgos a través del siglo pasado y del actual que han sido víctimas de la censura. Recordó a sus grandes maestros como Vicente Leñero, a amigos como Carlos Montemayor y evocó la fuerza creadora del teatro como herramienta social a la que, expresó, “le falta públco, hay más oferta que demanda” y argumentó que esto se debe a que “no hay políticas de Estado que sobrevivan más allá de los cambios de gobierno”, y sostuvo que la cultura, las artes, el teatro no pueden estar a expensas de los gustos de los gobernantes ni de los rectores.

Reiteró que el gran enemigo a vencer es la censura, “la censura saca una de sus mil cabezas, y hay que cortársela de inmediato” e incluso indicó donde vive este monstruo de mil cabezas, “la censura habita en los oscuros rincones de los sótanos de los gobiernos municipales, estatales y Federal, a tráves de la Secretaría de Gobernación”.

Carlos Montemayor le recibió su discurso de ingreso, a petición del chihahuense quien recibió de manos del gobernador y el congreso local el reconocimiento de chihuahuense distinguido ante un público rendido a sus pies, no sólo en el teatro, Julio Castillo, sino en distintas latitudes, sobre todo en su natal Uruachic, que lo distingue como la más brillante estrella de su cielo.

Agradeció a todo público. Familia, amigos, compañeros, colegas y admiradores. Siendo uno de sus fervientes seguidores, le agradezco que nos recuerde que “el teatro es un acto de fe en el valor de una palabra sensata en un mundo demente”.

ULTIMALETRA

No puedo dejar de hacerlo. Es imposible no recomendarles el filme “El llanto de la mariposa”. Y viene perfectamente al caso porque nos atañen en esta entrega el maravilloso mundo de las letras. En este caso el filme está basado en la historia del otrora editor de le revista Elle de Francia, Jean Dominique Bauby, quien al quedar con todo su cuerpo paralizado, salvo su ojo izquierdo, que le sirvió para, con el parpadeo escribir el libro “La escafandra y la mariposa”. No se la pierda, es magnífica.

Comentarios: fruslero@yahoo.com

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