Perspectivas al 2011

Los recuentos de este año que termina son en su mayoría balances negros, se escriben en números rojos que reflejan los múltiples déficits y también los números de la violencia que han definido todo este año.

Indudablemente este ha sido un año negro para la vida nacional, pero termina ya y el que comienza recibe esta compleja herencia que, sin duda, marca las perspectivas que tenemos para este siguiente ciclo. Desearíamos poder pensar más que en perspectivas en expectativas y deseos, pero la realidad nos obliga a plantearnos las posibilidades reales que tenemos en el futuro nacional.

2011 tiene el reto de sobreponerse a lo que hemos vivido en el 2010, pero sin la opción real de que se detenga la ola de violencia que ha definido los últimos años, el desgaste que hemos acumulado en todo este tiempo respecto a los hechos violentos nos acerca más a la desesperación y la desesperanza que a ver soluciones en el horizonte de lo posible en el corto y mediano plazo. Bajo estas condiciones, este año es urgente modificar las vías de acción respeto al tema de la lucha contra el narcotráfico y lo que se nos ha “vendido” como los efectos colaterales de ello.

Hay, en el panorama de los próximos meses dos hechos que deben ser tomados en consideración para analizar lo que podemos esperar de este año; por un lado, la etapa preelectoral que sin duda iniciará temprano en este mismo año, con vistas a la sucesión presidencial 2012, en los próximos meses se irán definiendo los acomodos en los diferentes grupos de poder y de ahí a la definición de los posibles candidatos; de la mano de estas definiciones comenzaremos a ver acciones públicas con vistas a la capitalización electoral.

No es poco lo que se tiene en juego para este año, pues lo que resulte de las acciones de este 2011, definirán el panorama en el que se dará el cambio de gobierno federal, es decir, el orden nacional para el siguiente sexenio, e implícitamente el devenir de los partidos políticos y los distintos grupos que los configuran. Indudablemente será un año intensamente político, en los últimos años, durante este periodo de gobierno de Felipe Calderón, la realidad económica ha pasado a un segundo plano del que tenemos en realidad muy poca noticia, que se discute muy poco y de la que sólo nos llegan los efectos finales.

La discusión económica ha ido siendo sutilmente puesta fuera de los márgenes de acción social o incluso podríamos decir de la política que se hace sobre la mesa ante la opinión pública, ha quedado más en las decisiones grupusculares y los acuerdos de escritorio. La ciudadanía en general percibimos la realidad económica como un orden en el que no tenemos ingerencia real, del que recibimos sólo los efectos de las decisiones que se toman bajo el criterio de las cúpulas. En este sentido, el año que comienza podría traer consigo los primeros efectos positivos de cierto balance, que no recuperación, luego de la debacle productos de la recesión en Estados Unidos. El segundo hecho que debe ser atendido de manera puntual y quizá sobre el que podríamos generar más expectativas es el aspecto social.

El hartazgo y los niveles de afectación que se han alcanzado en los últimos meses comienzan a urgir las acciones de la sociedad, de la misma manera en que no podemos esperar un verdadero cambio de rumbo en las decisiones políticas, esperamos que las acciones sociales marquen el nuevo ritmo en la vida nacional. No se vislumbran salidas, no hay en el horizonte de lo posible hechos que nos permitan ver que se puede volver al orden de la normalidad en los próximos meses, que se recuperen las garantías de vida perdidas en esta guerra sin cuartel, de modo que si no podemos verlo dentro de las posibilidades venideras, debemos encontrar la vía para construir esas posibilidades. Es aquí en donde podemos proyectar un poco dentro de las expectativas y los buenos deseos: desearíamos que este 2011 fuese un año primordialmente social, que sean los movimientos ciudadanos los que comiencen a definir ese camino hacia la recuperación y que la clase política pase a un segundo plano, que deba seguir el ritmo que marca la sociedad y ofrecer resultados respecto a las demandas auténticas de los ciudadanos y no en cuanto a sus intereses de poder grupusculares. El primer año de esta segunda década del milenio debiera ser un año en el que se abren nuevas puertas para el futuro nacional, un periodo de comienzos.

Es difícil hablar de empezar de nuevo cuando estamos en un momento de tanta oscuridad, cuando lo único que vemos es la destrucción y cuando la desesperanza se ha vuelto la regla en la percepción colectiva de nuestra sociedad; pero es necesario, ahora más que nunca, establecer lazos, tender puentes entre los diferentes esfuerzos aislados y con ello empezar a tejer de nuevo la sociedad mexicana, la unidad nacional es más que una metáfora de la retórica clásica, es ahora una necesidad urgente que debemos tener como requisito de la recuperación.

Volvamos a los momentos más cruentos de nuestra historia y luego a los procesos sociales que éstos originaron, volvamos a ver a esa sociedad civil que se levantó después del terremoto de 1985, al impacto de los cambios sociales después del 68, a la sociedad civil democrática, abierta y votante que hizo el cambio en el 2000, veamos en a la distancia lo que ha resulta de ello y con el aprendizaje que nos han dejado esos procesos, enfrentemos el futuro que parece de puertas cerradas, que se presenta sin ningún camino, pero que de facto nos da la opción de hacer nuestra propia senda. Es tiempo de que México se vuelva un país socialmente reactivo, 2011 es un buen año para iniciar el cambio.

Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios. Gracias.

Cd. Juárez, Chihuahua a 01 de Enero de 2011

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DICHOS & HECHOS
con Edna Lorena Fuerte

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