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Lunes 15 de febrero de 2010

Pesadilla en el PRI

Hace tiempo que la familia revolucionaria dice que tiene una pesadilla


Hace tiempo que la familia revolucionaria dice que tiene una pesadilla

Hace tiempo que la familia revolucionaria dice que tiene una pesadilla, que todas las noches por semanas y meses los ha mantenido y mantiene con ataques de nervios por la falta de un sueño tranquilo. Sueñan que el PAN se ha convertido en partido de Estado, igual a lo que es el PRI desde su fundación en 1929. En ese sueño pesado ven que su retorno al poder presidencial será hasta el sexenio 2072-2078.

Los autoproclamados herederos de la Revolución, con el fundador del PRI a la cabeza, el general Plutarco Elías Calles, crearon un partido del gobierno que desde la ley electoral protegió por más de 70 años a los candidatos y gobernantes de la antigua hegemonía autoritaria. Durante la hegemonía autoritaria que utiliza los colores nacionales como emblema electoral, sus triunfos en la parodia de elecciones que organizaban, fueron legales pero injustos. No había división entre Estado y partido. Los recursos públicos, del poder, de gobierno, políticos, financieros, publicitarios e incluso históricos eran destinados abiertamente para beneficio de las campañas políticas del régimen de la Revolución.

Los funcionarios y empleados de los tres niveles de gobierno, de las universidades públicas, del magisterio, los obreros y los campesinos jamás tuvieron la posibilidad de pensar, de actuar y de votar de manera diferente a los designios de los gobernantes y candidatos del PRI en turno.

Hoy, todas las clases dirigentes de la familia revolucionaria, aunque tratan de presentarse ante la población como un nuevo PRI, lo cierto es que, mantienen vigentes sus intereses y su voluntad de conservar un partido antidemocrático y autoritario y ejerciendo el poder sustentado en cacicazgos regionales, sobre todo en los gobiernos de los Estados más pobres del país.

Antier Beatriz Paredes, ayer Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida y hoy Francisco Rojas Gutiérrez, burócrata de toda la vida y hoy coordinador de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, acusan que la Federación sirve a los partidos en el poder, no a los ciudadanos. Como dice el dicho popular, el león cree que todos son de su condición. Rojas Gutiérrez es de los últimos priistas que han sufrido esa pesadilla del Partido de Estado. La familia revolucionaria hoy en día, creen y piensan que en 2012 tienen la posibilidad de restaurar al PRI como partido de Estado a nivel nacional. Su mentalidad no ha cambiado para nada con su retiro del poder presidencial en el 2000.

No razonan los autoproclamados herederos de Morelos, de Juárez, de Madero, de Villa, de Zapata, que los elementos que fueron pilares de su organización política como Partido Oficial hoy no existen. En primer lugar, los órganos electorales federales son ciudadanizados. El PAN como partido en el poder, no controla los procesos electorales como lo hacía el PRI a través de la Secretaría de Gobernación a nivel nacional o las Secretarías Generales de Gobierno en los Estados hasta el año 2000. El PAN no interviene en la vida interna de la UNAM, ni de ninguna universidad pública del país. Al PAN no le interesa manipular ni mucho menos presionar a la burocracia federal, ni a los ejidatarios, ni a los obreros sindicalizados para que apoyen a la administración federal panista y voten por los candidatos del PAN.

Todos los programas federales, pero sobre todo los destinados al combate a la pobreza, se aplican de manera transparente y sin importar la preferencia política de los beneficiarios y por ley se publican las advertencias de que se trata de programas ejecutados con dinero público, que es aportado vía impuestos por todos los ciudadanos sin distingos de pertenencia partidista. Finalmente, la pesadilla que dice sufrir el PRI no tiene fundamento y no es necesario que los autoproclamados herederos de los héroes nacionales, en busca de votos, se presenten ante la población con su discurso de víctimas.