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Martes 13 de julio de 2010

Piratería, ¿quién gana y quién pierde?

¿ Será cierto que la piratería deja perdidas, a quiénes ?


¿ Será cierto que la piratería deja perdidas, a quiénes ?

Hace poco más de 7 años, acudí en representación de la Cámara de diputados, a una reunión en la casa del entonces embajador de Estados Unidos en México, Jeffrey Davidow; también asistieron Santiago Creel en su calidad de secretario de gobernación, el gral. Macedo de la Concha titular de la PGR, el dramaturgo chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda (qepd) y la actriz mexicana Patricia Lliaca, que acompañaba a este último. El invitado especial que no era especial porque en realidad era por el que se había convocado, era nada más y nada menos que Jack Valenti, actor norteamericano ya fallecido en 2007, el tema: La piratería.

Jack Valenti subió a la palestra política cuando Lindon B. Johnson toma protesta abordo del air force one, como presidente de los Estados Unidos en sustitución de John F, Kennedy; el cineasta hollywodense fue testigo de honor de tan importante acto. Desde entonces, Jack viajó por todo el mundo con un claro objetivo, "sugerir" a los gobiernos proteger los derechos de autor. Ese motivo lo trajo a nuestro país, que en una primera reunión, logró sentar al poder ejecutivo federal y al legislativo, en los terrenos de la diplomacia norteamericana, para poner el dedo en la llaga y exigir al gobierno mexicano, endurecer las penas en contra de quienes cometen ilícitos contra la propiedad intelectual, mejor conocida como piratería.

Recuerdo que la voz cantante la llevaba el anfitrión Jeffrey, que después de unos sorbos de café, exhibió a los presentes un envoltura que contenía un cd de alguna película de moda, y preguntaba con ese acento característico de los gringos hablando español ¿ saben cuánto me costo ?; volteé a mi alrededor y vi como le cambiaba el tono de color a los rostros de Creel y Macedo, no era para menos, al responsable de la política interior del país y al abogado de la nación les estaban restregando en la cara la impunidad con la que se comercializan ilegalmente copias de discos y películas piratas en territorio nacional. El costo de una película en tepito por aquellos ayeres era de 10.00 pesos.

En la LVIII legislatura federal se dieron los primeros pasos de lo que es hoy la Ley de propiedad industrial, que sanciona el delito de piratería como grave, por lo que no alcanza libertad bajo fianza y se persigue de oficio. El o los responsables pueden alcanzar penas corporales hasta diez años y multas de hasta 20 mil salarios mínimos. La legislación busca proteger los derechos de los creativos, músicos, artistas, escritores, diseñadores, textileros, etc, etc.

Los artículos más clonados o copiados en México son: discos de música, discos de películas, software, marcas de perfumes y prendas de vestir. Se dice que en nuestro país el 65% de la música es pirata, dejando perdidas por 220 millones de dólares a esa industria; el 60% del software es ilegal y arroja perdidas de 180 mdd; el 45% de la ropa es ilegal y las bebidas alcohólicas clonadas o alteradas dejan ganancias ilícitas por 500 mdd. Estas cifras escalofriantes colocan a la nación como la tercera a nivel mundial en piratería, detrás de China donde este ilícito deja utilidades por más de 16 mmdd, y de Rusia donde el 90% de la mercancía como la música, del cine y la industria textil son de manufactura ilegal.

Pese a las multimillonarias ganancias ilegales que deja la piratería, películas como Avatar y Titanic alcanzaron utilidades por encima de los 1800 mmdd y a Mr. James Cameron, productor y director poco más de 600 mdd. Al interprete nacionalizado mexicano, Luis Miguel, se le reconocen 250 mdd por los 60 millones de copias vendidas de sus discos. Como podremos apreciar, las ganancias de lado legal y del ilegal, son estratosféricas.

Hoy en día, las cadenas cinematográficas cobran entradas por ver una película, entre 40 y 90 pesos, más palomitas, refrescos o agua, son otros 75 pesos, por p-e-r-s-o-n-a, mientras que adquirir una copia ilegal cuesta 25 pesos, o en su defecto, existen sitios en internet que ofrecen gratuitamente cualquier cantidad de estrenos. Lo mismo pasa con los perfumes o pantalones de marca, en las tiendas departamentales se pagan mínimo 600 pesos por una pieza y en el mercado negro, a la vista del público y de las autoridades se los encuentra por solo 150 pesos; así también con el software, en las cadenas transnacionales se adquieren en 1200 pesos contra cien pesos en los territorios del pasito. Si usted gusta de la música, un cd o dvd legal lo paga en 180 pesos promedio y una copia ilegal la consigue en 25 pesos.

A este tema todavía le queda mucha tela de donde cortar, los defensores de la propiedad industrial e intelectual seguirán presionando a las autoridades para que persigan a los principales operadores de la piratería, como lo hizo Jack Valenti en su momento; y los barones de lo ilícito continuarán haciéndose millonarios, al igual que sus espejos originales.

P.D. ¿ Será cierto que la piratería deja perdidas, a quiénes ?, en nombre del libre mercado, ¿ es justo lo que se paga por entrar al cine ?