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Chihuahua, Chihuahua



Lunes 22 de marzo de 2010

Plan migratorio, ¿un distractor?

Si usted conoce algún prófugo de la democracia y del bien común, bótelo el 11 de abril


Si usted conoce algún prófugo de la democracia y del bien común, bótelo el 11 de abril

La semana pasada senadores norteamericanos anunciaron un plan migratorio que pretende regularizar el estatus de millones de indocumentados en aquél país. Ojalá no sea un distractor para disminuir la tensión entre México y EUA por el tema de la inseguridad en la frontera El Paso-Ciudad Juárez.

Desde que Vicente Fox y George Bush Jr. pretendieron avanzar en el ansiado deseo de legalizar a 12 millones de compatriotas poco antes de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, los mandatarios de ambas naciones se habían mostrado poco optimistas para tratar el tema.

En el marco de las disputas diplomáticas por las ejecuciones de tres empleados del gobierno norteamericano en el consulado juarense, en que la cancillería mexicana y la secretaría de gobernación exigieron a Obama atienda con seriedad y eficacia el combate a las adicciones y la introducción de armas ilegales a nuestro país; la secretaria de justicia Janet Napolitano respondía que las fuerzas armadas no habían disminuido la violencia en la frontera norte de México; la tensión en la casa blanca y en los pinos era evidente.

Ahora, para disimular el intercambio de obuses mediáticos, como por arte de magia, los senadores Charles Schummer y Lyndsay Graham anuncian la presentación de un plan que incluye la legalización de millones de indocumentados; esto, dentro del marco de la visita del presidente Calderón a Washington en mayo próximo.

La repentina propuesta genera dudas ya que la recuperación de la economía norteamericana aún es débil. La suspicacia aumenta si tomamos en cuenta que la gran mayoría de los indocumentados mexicanos laboran en la industria de la construcción. Si la causa de la crisis fue la morosidad de los compradores de casas-habitación, no se entiende cómo es que el gobierno de Obama va a otorgarle derechos, que lo merecen, a quienes trabajan de ilegales en ese país, en su mayoría compatriotas que se emplean precisamente en el ramo de la construcción, cuando seguramente, hay millones de viviendas y construcciones vacías. La inversión para brindarles seguridad social, educación y seguro de desempleo se estima en varios cientos de miles de millones de dólares.

No está claro de donde se va a obtener el dinero para atender a los nuevos ciudadanos si la captación de impuestos vía empleo aun está lejos de lo que representaba hasta antes que estallara la severa recesión, a menos que el anuncio de tal medida haya sido un distractor para destensar la relación por el tema de la inseguridad que atañe a los dos países.

¿Usted qué opina amable lector?

P. D. Si usted conoce algún prófugo de la democracia y del bien común, bótelo el 11 de abril.