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Jueves 10 de abril de 2008

Problemas bucales de chupar el dedo

Afecta la funcionalidad y posición de los dientes y lengua


Afecta la funcionalidad y posición de los dientes y lengua

Los niños que se chupan el pulgar o los dedos de la mano después de los seis meses de edad tendrán problemas bucales a futuro, principalmente mala oclusión, al no estar alineada su dentadura, lo cual tiene como consecuencia, desequilibrio de los músculos faciales que afecta la funcionalidad y posición de los dientes y la lengua e incluso el habla y la respiración.

Tal dijo el doctor Marco Antonio de la Torre, coordinador de Estomatología del IMSS, quien explicó que es normal que los recién nacidos adquieran el hábito de chuparse el dedo como parte del descubrimiento de su cuerpo. Cuando esta conducta se mantiene, o se resiste a dejar el chupón, puede ser que no están siendo bien alimentados, tienen poca atención o detectan problemas que afectan su entorno.

Indicó que aunque la mayoría de los padres tiene una buena intención al dejar que su hijo se chupe el dedo para mantenerlo tranquilo o pueda dormir, conforme va creciendo, la primera consecuencia será la deformación de los huesos de la boca, ya que en el momento en que comienza la erupción de los dientes el hueso se irá moldeando de una forma diferente y el espacio que estaba destinado para un diente ya no será el adecuado.

Una vez que la mala oclusión se establece, agregó, lo primero que afecta es la mordida, por que los alimentos sólidos como la carne o vegetales serán masticados con dificultad o no podrá comerlos; después, habrá problemas de lenguaje, ya que la mala posición de los dientes también afecta la lengua, la cual ocupa o limita espacios en la boca y los niños no podrán pronunciar normalmente las letras “D” o “R”, finalmente de respiración, debido al inadecuado desarrollo del maxilar superior que influye en el crecimiento de adenoides y la bóveda palatina.

El doctor de la Torre Díaz señaló que todos estos problemas se pueden evitar, en primera instancia, al evitar que el niño adquiera el hábito de chuparse el dedo. Esto se va lograr con alimentación al pecho materno durante los primeros seis meses de vida y si posteriormente su alimentación se le proporciona oportunamente.

Explicó que la succión estimula el crecimiento y desarrollo de la boca y los dientes, caso contrario al de la mamila cuyo esfuerzo es menor, por lo que le debe ser retirada, como máximo, al año de edad.

Conforme crece el niño, en lugar de que se chupe el pulgar se le puede dar un pedazo de zanahoria o de jícama, o una “mordedera”, que sí favorece el buen crecimiento de los dientes. Los padres deben identificar el motivo por el cuál se chupa el dedo y si se debe a problemas afectivos es necesario proporcionarle a su hijo un ambiente tranquilo y libre de preocupaciones.

Advirtió que en caso de que le niño no responda satisfactoriamente a las acciones para que deje el hábito, se puede recurrir a estrategias como el uso de trampas linguales (aparato fijo que se coloca en la boca, impide que introduzca el dedo en la boca) o poner alguna sustancia con sabor desagradable como ajo, chile, pero esto sólo en casos drásticos y bajo la aprobación de un especialista.