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Jueves 26 de noviembre de 2009

‘Quemazones’ ponen en jaque a empleados

En riesgo cientos de trabajos en carnicerías; sufren flagelo de extorsiones desde hace meses


En riesgo cientos de trabajos en carnicerías; sufren flagelo de extorsiones desde hace meses

“Del Gobierno no esperamos nada”, dijo con una combinación de temor, tristeza y coraje uno de los trabajadores de la empresa cárnica ABACSA que realizaba tareas de limpieza y de inventario después de que un incendio provocado por hombres armados devastó la noche del martes el área donde estaba una flotilla de vehículos.

La compañía tiene entre 350 y 400 empleados, los que están en peligro de perder su fuente de ingresos debido al flagelo que enfrentan desde hace meses, ya que varias de sus sucursales han sido el blanco de diversos atentados, aunque el más aparatoso y perjudicial ha sido el perpetrado esta semana en las instalaciones de La Cuesta.

Ayer se trató de establecer contacto con los dueños o representantes de los consorcios ABACSA y Hermanos Cuéllar para que dieran su punto de vista sobre los hechos, pero no accedieron a la petición.

Empleados de la segunda empresa que fueron entrevistados ayer, mencionaron que la compañía es propiedad del ex secretario de Seguridad Pública Municipal, Marco Antonio Torres, quien laboró en la administración municipal del actual diputado federal, Héctor Murguía Lardizábal.

Desde antes de llegar al sitio, enclavado en el cruce de las calles Sierra de las Palmas y Sierra Chica, el olor a material quemado es perceptible.

Una de las dos grandes puertas de la bodega de ABACSA estaba derrumbada, desde la banqueta se podían apreciar las dimensiones del incendio que, aparte de colapsar gran parte de la estructura, afectó a 10 vehículos modelo 2006 entre vans y tipo sedan.

La incertidumbre fue otro de los sentimientos que ayer embargaban a los empleados de la compañía atacada.

“Esto está de pensarse, hay mucha gente que se puede quedar sin trabajo”, declaró uno de los empleados con un tono de evidente preocupación.

Aunque las bodegas ya no estaban siendo utilizadas y no fueron dañadas por las llamas, ya que varios vehículos que estaban ahí no permitieron que se extendieran hacia esa área, la devastación era visiblemente grave.

Sin embargo, las instalaciones siniestradas la noche del martes no son las únicas que han recibido ataques, otras de sus sucursales han sido balaceadas, como las que se ubican en el Libramiento Aeropuerto, en la Santiago Blancas y en la Ejército Nacional, dijeron los empleados.

Aunque la agresión más reciente ha sido la más fuerte, desde antes los empleados trabajan con una extrema presión debido al temor que les generaron esas incursiones de supuestos grupos del crimen organizado.

Los entrevistados dijeron que luego de los ataques llevaron oficios a todos lados pidiendo protección, “pero nadie nos hizo caso, no hubo ninguna respuesta”, enfatizó uno de ellos.

Las personas que se encontraban realizando labores de limpieza y reparación se mostraban nerviosos ante la llegada de cualquier extraño al sitio; cuando alguien arribaba suspendían sus labores y lo seguían con la mirada hasta cerciorarse de que no les representaba algún peligro.

“Claro que hay mucho temor, eso nos afecta bastante a todos”, manifestó uno de los empleados que aceptó dar su testimonio.

En el lugar deambulaban los seis perros que el velador tenía para que lo ayudaran en sus tareas de vigilancia.

Afortunadamente, señaló otro de los trabajadores, los animales pudieron ponerse a salvo del ataque, ya que algunos se subieron a los techos de la construcción, mientras que otros se salieron por la puerta que forzaron los agresores para entrar y provocar el incendio.

Todos regresaron ayer por la mañana, por lo que de inmediato les dieron sus alimentos. Algunas de las mascotas, sobre todo las de color claro, mostraban manchas de cenizas en todo su cuerpo.

Los automovilistas que circulaban por el sitio se detenían durante algunos segundos a observar los lugares afectados.

Con el asombro reflejado en el rostro, comentaban entre ellos los hechos para luego reanudar su camino.

A una cuadra de ABACSA, en el cruce de las calles Montes Apeninos y Sierra Chica, la sucursal de la carnicería Hermanos Cuéllar permanecía cerrada después de que también se le prendió fuego. Aunque éste fue extinguido de forma rápida, los daños también fueron de consideración.

Vecinos del lugar dieron a conocer que el negocio tenía cerrado por lo menos tres días precisamente a raíz de varias amenazas que fueron recibidas, así que los dueños decidieron dejar de trabajar.

Ayer, la estructura mostraba los estragos dejados por el humo, mientras que los cristales de la puerta principal permanecían regados en la banqueta, ya que no se realizaron tareas de limpieza.

“Yo creo que ya no lo van a abrir, así como están las cosas no creo que lo hagan, porque al rato vienen y matan a los trabajadores o los queman vivos adentro”, opinó una vecina del sitio.

Otro de los residentes del área indicó que todos tienen miedo, incluso varios negocios del sector ya han sido cerrados por las extorsiones y las amenazas en su contra.

En esas circunstancias, la situación se torna cada vez más difícil para todos.

“Ya no sabe uno ni qué, yo trabajo como velador en un taller de herramientas y torno industrial, nada más traemos la lamparita y una botellita de gas, mientras que los delincuentes llegan decididos a todo. Ya no se tientan el corazón”, dijo.

Mientras, los trabajadoras de otra empresa contigua a ABACSA, Carne Mart, que se ubica sobre la avenida Tecnológico y Sierra de las Palmas, aclararon que ésta no fue afectada ni por el incendio ni por los ataques porque es independiente de los negocios que fueron siniestrados.

Empleadas de ese lugar se mostraron preocupadas por lo que ocurrió y porque en los medios de comunicación se manejó que ese negocio también había sido agredido, pero no fue así y ayer estuvo abierto de forma normal.

“Tenemos miedo, ya hasta ha habido personal que mejor renunció por el miedo que sintieron por todo lo que está pasando por aquí, por eso ya ni siquiera me asomo y estoy aquí escondida”, dijo una de las entrevistadas refugiada detrás del mostrador.

Los vecinos del sector manifestaron que fueron alrededor de 15 familias las evacuadas de sus viviendas la noche del martes, ya que corrían peligro si las llamas se extendían.

“Los soldados se portaron muy bien, nos ayudaron a todos a salir y se quedaron cuidando nuestras casas mientras los bomberos apagaban el incendio”, manifestó una de las residentes del área.

Todos los evacuados fueron concentrados en el estacionamiento de la carnicería Hermanos Cuéllar, donde permanecieron hasta que les dieron indicaciones de que podían regresar.

“Fueron momentos horribles, no sabíamos ni para dónde correr, pensábamos que nuestras casas se iban a quemar también porque la lumbre estaba muy fuerte, ni el frío sentíamos”, expresó otra de las entrevistadas.

Los informantes expresaron su preocupación por lo que pueda pasar en el futuro, ya que el ataque de los grupos del crimen organizado los mantiene enclaustrados en sus viviendas.

“Cuando no son balaceras en las que ellos se matan, le disparan a los negocios y ahora esto, ¿pues hasta dónde vamos a llegar?”, cuestionó una mujer que caminaba por el área rumbo a una escuela primaria cercana para recoger a sus nietos.