Rescatista narra la tromba de Parral

El sábado, día de la tromba, me encontraba en mi casa cuando empezó a llover, tengo una tía que vive cerca del rio Alamillo el cual fue el causante de todas las perdidas humanas y materiales.

El día anterior se metió el agua a la casa de mi tía y acudimos ayudarl, por eso estaba preocupado por ella así es que la hablé por teléfono y estaba dormida, era lógico pues trabajo todo el día en su casa sacando el agua, le dije “tía revise por favor la planta de abajo de su casa para ver como anda el agua” y me contestó que bien, colgamos el teléfono y como a los 10 minutos me habló pidiendo auxilio porque se estaba inundando, le dije que se calmara que iba para allá.

Colgamos el teléfono y marque al 060 y 075, policía y Cruz Roja respectivamente, donde desconocían del hecho, dando así la primera alarma del suceso, en la Cruz Roja hable con el comandante en turno, Roberto, el cual es mi amigo y me mando de inmediato el cuerpo de rescate a la casa de mi tía, llegando al mismo tiempo al lugar, sacamos de la casa a mi tía, su esposo y sus tres hijos, el agua nos llagaba hasta la cintura y tuvimos que romper una ventana para sacarlos y poder sacar a mi abuelo en camilla.

La lluvia por momentos disminuyó y empezó a bajar el nivel del agua, cabe mencionar que en esos momentos el agua solo afecto la primera casa que es la de mi tía, algunos vecinos salieron pero tal vez pensaron que pasaría, igual que el día anterior.

Entonces un vecino y pariente de mi tía los invito a que darse en su casa, yo la verdad no muy confiado les dije “voy a revisar el preson de la granja Sharr”, el cual desemboca en el rio Alamillo, cuando me dirigía hacia allá por una de las avenidas principales de aquí de Parral que es la Av. Independencia, a la altura de el motel los nogales, vi una gran cantidad de agua que venía hacia mi, pensé que se había reventado el preson y puse en reversa mi vehículo, regrese de inmediato a la casa de mi tía, no sin antes hablar nuevamente al 060 y 075, donde no podían creer lo que les estaba relatando, pedí que se diera la voz de alarma porque se reventó el preson de la granja Sharr.

No me creía la señorita del 060 me decía que no jugara y le dije que era y que era paramédico de la cruz roja y fue así como me creyó…
Llegué a la casa de mi tía y cual fue mi sorpresa que la casa de ella ya la había tapado el agua y en la casa que se refugiaron estaba como a dos metros el agua, sonando la bocina de mi vehículo alerte a todos los vecinos, esta vez saqué a mi tía y su familia nadando, en esa misma cuadra sacamos un matrimonio con un bebe de 3 meses, a la doctora, a los vecinos de mi tía, otra familia que viven mas arriba en total fueron alrededor de 15 familias.

El agua daño la mayoría de las casas, lo perdieron todo y aunque la mas afectada fue mi tía, nunca la vi doblarse ante la situación, no le importó lo de ella igual que todos se puso ayudar, en eso estábamos cuando una señora con un celular en la mano se nos acercó llorando y me decía “se van a morir, se van a morir”, le pregunté que le sucedía y contestó “estoy hablando con mi nuera están en su casa y dice que se están inundando, que están sobre los muebles” le dije que me la pasara pero no me fue posible hablar con ella.

Me fui con la señora hasta la casa de su nuera en donde afortunadamente el ejecito ya la había rescatado; ese fue el trabajo de toda la noche, sacamos un señor de la calle acacias en la colonia del parque, dos matrimonios de esa misma calle, en el salón de los candiles prestamos apoyo para sacar a la gente que se encontraba en una fiesta, igual en el salón Leones, en donde veíamos pasar por el Río Alamillo carros, arboles, troncos, madera, estufas, refris, salas, tv, cajas de muerto y si, mucha agua.

Todos estábamos asombrados y mas tarde nos dimos cuenta que el panteón se inundo y se llevo varias tumbas de ahí provenían las cajas. Así fue como nos amaneció aquí en Parral, el pasado domingo, afortunadamente y gracias alas alertas no hubo muchas muertes que lamentar, lo material va y viene, ni modo.

Fotografías y relato de: Omar Georgel Peña Mejía.