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Lunes 1ro de junio de 2009

Se casa Luz Corral con revolucionario

Vuelven a celebrar su historia de amor Pancho Villa y Lucita Corral Fierro en San Andrés Riva Palacio


Vuelven a celebrar su historia de amor Pancho Villa y Lucita Corral Fierro en San Andrés Riva Palacio

Todo un éxito resultó la escenificación de la boda de Pancho Villa y Lucita Corral Fierro, celebrada en San Andrés Riva Palacio este sábado 30 de mayo, en un evento organizado por la región noroeste de la Asociación Civil Tres Siglos Tres Fiestas, encargada de conmemorar los 300 años de la fundación de Chihuahua, así como el Bicentenario del inicio de Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana.

Cientos de personas, en su mayoría vestida a la usanza de 1910, disfrutaron en familia de este evento que transportó a los asistentes a aquellos entonces, reviviendo la historia revolucionaria a través de esta singular representación, que se espera, quede institucionalizada para repetirse en los futuros años, ya que además de darnos un panorama amigable de la historia de nuestro país, ha atraído el turismo a San Andrés, dejando una notable derrama económica para beneficio de sus habitantes.

La recreación de este momento en la vida de la controversial pareja inició desde el viernes 29 con la petición de la mano de Luz Corral, a donde llegó un contingente de 200 jinetes provenientes de Santa Isabel, Satevó, San Borja, Valle de Zaragoza, Gran Morelos, Sainapuchi, La Despedida, San Juanito, Namiquipa, Bachíniva, Rubio y San Agustín de los Piñones, quienes celebrarán con los novios una fogata revolucionaria y verbena popular a la que se invita cordialmente a todo el pueblo de San Andrés.

Continuando con las actividades programadas se realizó la ceremonia religiosa contando con la intervención de la Orquesta Sinfónica de Cuauhtémoc, y posteriormente con el brindis de honor en la inigualable Hacienda de Bustillos, al tiempo que en la Plaza Principal de San Andrés arrancó un espectacular baile popular.

En la recepción se presentaron cuadros de danza folclórica, el vals de los novios, diálogos y monólogos históricos, y para disfrute de los convidados, un concierto a cargo de los grupos Almas Blancas e Ilusión Sierreña, con lo que varias parejas se levantaron de sus asientos para acompañar a los novios.

Una tarde irrepetible a la que Tres Siglos Tres Fiestas agradece la participación de las familias chihuahuenses, de los padrinos de la boda y por supuesto de los medios de comunicación. Una bella tarde en la que recordamos a María de la Luz Corral, heredera de algunas tierras y de una de las pequeñas tiendas de abarrotes del pueblo, quien muy joven, con apenas 17 años de edad, se enamoró de un hombre que casi le doblaba la edad y quien hacía sus compras en dicho negocio. Fue aquel galán de quien primero se escuchó decir que era un bandido de Durango y después, que andaba metido en la revolución que organizada por Francisco I. Madero contra el dictador Porfirio Díaz, era nada más y nada menos que el General Francisco Villa.

La historia cuenta que una vez que Lucita Corral le puso el ojo al Centauro del Norte, ella comienzó a enamorarlo con provocativas miradas sobre el mostrador de la tienda, siendo así que comienzó una relación amorosa que se vio interrumpida por la revolución maderista. En noviembre de 1910 Villa se unió al movimiento armado y la señorita Luz se quedó en San Andrés, esperando a que su prometido, el bigotón rudo y mandón, regresara a salvo de la guerra.

En una de las rápidas visitas que el recién nombrado capitán del ejército revolucionario de Madero hace a San Andrés, María de la Luz y Francisco Villa formalizan el noviazgo con la promesa mutua de que en cuanto terminara la guerra se casarán. Fue así que lo que prometieron lo cumplieron; las hostilidades contra Villa no duraron mucho, sólo seis meses, y el 21 de mayo se firmó el Convenio de Paz de Ciudad Juárez, lo que puso punto final a la dictadura Díaz.

Primera boda revolucionaria

El 28 de mayo de 1911, una semana después de firmada la paz, el ya entonces coronel Villa, que había ayudado a Madero a derrocar a la dictadura, llega a San Andrés en donde el sacerdote español Juan de Dios Muñoz, oficia la boda entre los dos enamorados. La ceremonia es todo un acontecimiento social realizado en la parroquia de San Andrés pletórica de fieles, llena de de flores y con la novia impecablemente vestida de blanco.

Todos los habitantes de San Andrés asisten a la ceremonia y quedan como testigos de la primera boda hecha bajo los auspicios de la revolución, por lo que todos creyeron que este acto cambiaría el destino de los mexicanos.

El año siguiente, el 25 de febrero, nace en la ciudad de Chihuahua una preciosa niña bautizada con el nombre de Luz Elena. Fue así que Villa, a quien no le interesaba la política, vivía retirado en compañía de su familia, convirtiéndose en introductor de ganado asociado en un negocio de carnicerías con el señor Federico Moye.
Pero después de este breve periodo de paz en el que Madero tomó posesión como Presidente de México, Emiliano Zapata se lanza desde Morelos a una contrarrevolución, por medio del Plan de Ayala.

En Chihuahua, Pascual Orozco, el prestigiado maderista, lanza una contrarrevolución más agresiva que la de Zapata. Villa es llamado por Abraham González, gobernador de Chihuahua, para que preste auxilio. Abandona a su recién formada familia para luchar contra Orozco, al lado del Ejército Mexicano al mando del General Victoriano Huerta.

Huerta, un oficial ambicioso ligado al antiguo régimen, deseoso de llegar al poder, tiene sus propios planes y pronto se da cuenta de que no puede manejar a su antojo a Villa, ya ascendido a General Brigadier, así que trama deshacerse de él.

Victoriano Huerta ordena fusilar a Pancho Villa por insubordinación; salvado en el último momento por el Presidente Madero, Villa es enviado a la Penitenciaría de México para ser sometido a proceso por los cargos de insubordinación y robo de dinero que exigió a las clases altas de Parral, en forma de préstamos forzados.

Francisco Villa, por escrito, trata que el Presidente Madero lo ayude a salir de la prisión y lo envíe a España. Se defiende de los cargos alegando haber utilizado el dinero obtenido de Parral para el sostenimiento de sus tropas. Según argumenta, los cargos que le hace Huerta son injustos, pero no tiene suerte y abandonado a su suerte por un presidente legalista, se da cuenta que si permanece en cárcel sería asesinado durante el golpe de estado que el Ejército Mexicano ya prepara contra el gobierno maderista. Entonces, a pesar de los riesgos, decide escapar.

A fines de diciembre, Pancho Villa, utilizando un disfraz, escapa de la prisión de Santiago Tlatelolco y se dirige a El Paso Texas en donde los primeros días de 1913 se le unen su esposa y la pequeña Luz Elena. La única declaración pública que hace en El Paso, es que a Madero lo van a asesinar los mismos que lo “protegen”. Y así fue.

El Presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez, son aprehendidos el 18 febrero por el Ejército Mexicano y cuatro días después, ambos son asesinados.
Victoriano Huerta, el militar más brutal y sanguinario de todos los que intervienen en el golpe de estado, toma el poder por la fuerza de las armas y usurpa la presidencia de la república. Dos semanas después, Abraham González también es brutalmente asesinado en Chihuahua. Al mes siguiente Villa declara la guerra al nuevo régimen y en esas fechas, Luz Elena, la pequeña hija de un año y medio de edad, es asesinada en San Andrés, al aceptar una paleta envenenada.

Pancho Villa, líder de la lucha armada.

Una vez muertos Madero y González, y Pascual Orozco alineado con Huerta, extendiendo las matanzas del Ejército Federal todo el país, regresa a escena Pancho Villa, quien gracias a su don de mando y a su capacidad para organizar hombres, se convierte en el líder de la lucha armada en contra de la nueva dictadura militar.

Las exigencias de una nueva guerra, cada día más feroz, lo alejan de su esposa Luz, quien se refugia en los Estado Unidos. Para el 08 de diciembre de 1913 existe para la señora Luz Corral de Villa una esperanza de que todo vuelva a la calma: el asombroso ascenso de su esposo, cuyos espectaculares triunfos militares en San Andrés, Torreón, Ciudad Juárez y Tierra Blanca, lo elevan hasta el puesto de Gobernador del Estado de Chihuahua.

La señora Luz se convierte de la noche a la mañana en la Primera Dama del estado más grande y revolucionario de toda la República. Doña Luz tiene sólo 20 años de edad, pero cumple su cometido con atingencia y bondad: visita a los heridos en los hospitales, asilos, y para recabar fondos organiza funciones en El Teatro de los Héroes, reparte alimentos y regala juguetes a los niños.

En 1914 la poderosa División del Norte comandada por el General Villa, hace pedazos al Ejército Federal en las batallas de Ojinaga, Gómez Palacio, Torreón, San Pedro de las Colonias, Paredón y Zacatecas, también desfilan por la Ciudad de México, pero el triunfo y la gloria tienen un revés en 1915.

Después de las derrotas militares que por diversas causas sufre la División del Norte en el Bajío y en Agua Prieta a manos de las tropas de Carranza apoyadas descaradamente por Estados Unidos, Doña luz, acompañada de varias familias chihuahuenses, abandona el país y se refugia en La Habana, en donde es recibida en audiencia privada por Mario García Menocal, presidente de Cuba.

Dos meses después de llegar a La Habana, la señora se entera por la prensa del ataque de Villa a Columbus, Nuevo México, y de los insistentes rumores de que su esposo había muerto a manos de las tropas norteamericanas. “Pero yo sabía que Pancho no había muerto, el corazón de una mujer sabe siempre cuando su amor ha dejado de existir y el mío me decía que él estaba vivo” declaró Doña Luz.

A fines de 1916, cuando Villa, más vivo que nunca, lanza en Chihuahua una fuerte ofensiva en contra del Ejército de Venustiano Carranza, Luz Corral se traslada de La Habana a San Antonio Texas, en donde reside hasta 1920, año en el que Villa, aprovechando el asesinato de Carranza a manos de sus propios amigos, firma un convenio de paz con el nuevo gobierno de México, por lo que puede reencontrarse la pareja representativa de la revolución nacional, aunque se sabe, no todo fue vida y dulzura, sin embargo como en todo, hubo momentos que vale la pena recordar y transmitir de generación en generación.