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Lunes 6 de junio de 2011

Suman denuncias en Caravana

Al paso de la Caravana por la Paz por SLP familias denunciaron en un mitin la desaparición de sus seres queridos


Al paso de la Caravana por la Paz por SLP familias denunciaron en un mitin la desaparición de sus seres queridos

SAN LUIS POTOSÍ, SLP.— Cientos de muertos y desaparecidos surgen y sus casos se agregan a las listas a medida que la Caravana Nacional por la Paz avanza rumbo a Ciudad Juárez, Chihuahua. Este domingo, en San Luis Potosí, decenas de familiares dejaron atrás el terror y cobijados por los centenares de víctimas que viajan con Javier Sicilia hablaron en la Plaza del Carmen para exigir justicia y la aparición con vida de sus seres queridos.

“Son muchísimos. Son miles. Han encontrado el cobijo que el Estado no les ha dado y que se lo exigimos; se los ha dado la hermandad ciudadana. Nos hemos acogido unos a otros porque el Estado es ya incapaz de darnos seguridad y justicia”, dice el poeta en entrevista. Y habla del fenómeno que esta caravana ha despertado. No importa que se detenga en estaciones de gasolina o pequeños poblados a comer, hay alguien que se acerca a denunciar.

En su segundo día de recorrido, Sicilia hizo un llamado al presidente Felipe Calderón para que mande una señal de que escucha y sabe lo que la sociedad civil organizada hace en este movimiento, porque, dijo, en estos momentos “hay una sordera del mandatario”. Para el escritor esa respuesta puede ser de muchas formas. Asegura que lo que necesita este gobierno es imaginación y apelar a sus corazones para entender el dolor que se ha extendido en todo el país.

La Caravana por la Paz se adentra en el centro y el norte de la república, donde las bandas del crimen organizado trafican droga, asaltan, secuestran, desaparecen y matan. Uno de esos puntos es la carretera 57, la México-Laredo, a la que los transportistas le llaman “la carretera de la muerte”. La misma donde agentes de Estados Unidos fueron atacados por hombres armados. En el trayecto pueden verse trincheras de costales, ranchos inmensos con camionetas de lujo en su interior y tramos solitarios.

Los 10 guardaespaldas enviados por el gobierno para cuidar a Sicilia —que viajan en dos camionetas— fueron más cautelosos en este trayecto y celosos de que cualquier vehículo, incluidas patrullas estatales, que se emparejaran a los costados.

A la llegada a San Luis Potosí, un grupo de ciudadanos hicieron una valla para custodiar al poeta, a los activistas sociales, como Olga Reyes de Juárez, y a decenas de víctimas que viajan con él hasta llegar al Teatro de la Paz.

“Algo que tiene el movimiento y que es fundamental, y le da la base de dignidad y sentido ético, es que ha juntado los dolores y los agravios de mucha gente y ha mostrado la impunidad con la que las autoridades toman los casos”, describe Sicilia.

Mientras el contingente avanzaba en el Centro Histórico de esta capital, una señora con lentes obscuros, gorra y lágrimas en los ojos logró entregarle al poeta una hoja de papel doblada; él, intrigado, la desdobló y leyó. La mujer rehusó dar su nombre, sólo confirmó que quería denunciar. El movimiento elabora una relación de los casos.

Pietro Ameglio, experto en temas de paz en conflictos armados e integrante y asesor de esta marcha, confirma que el número asciende a centenares y casi rebasa el millar, con nombre, apellido y muchos hasta con número de denuncia ante el Ministerio Público.

“La gente al ver este movimiento social que llega hasta donde viven secuestrados por estos grupos criminales pasa de un estado de terror a un estado de miedo, en el que puede asimilar por lo que está atravesando y a través de ver el ejemplo de miles de víctimas que vienen en esta caravana, y que enfrenta procesos similares de dolor, transforman ese miedo en una esperanza a través de sumarse a esta lucha de reclamo por justicia”, asegura Pietro Ameglio,

Ese fue el caso de María Herrera, una de las madres de los 21 desaparecidos en Paracuarán, Michoacán. Su dolor por tener a cuatro hijos desaparecidos la motivaron a subir el sábado al templete y denunciar lo que en este municipio ocurre: están desapareciendo a sus jóvenes, quienes por oficio y tradición salen por todo el país a vender oro, pero ahora ya no vuelven y dejan huérfanos y familias rotas.