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Lunes 5 de octubre de 2009

Teme EU que Zetas suplanten gobiernos

La organización criminal conocida como Los Zetas constituye un peligro para la soberanía del Estado mexicano: EU


La organización criminal conocida como Los Zetas constituye un peligro para la soberanía del Estado mexicano: EU

Distrito Federal— La organización criminal conocida como Los Zetas constituye un peligro para la soberanía del Estado mexicano, de acuerdo con un estudio elaborado por el estratega militar y coronel retirado estadounidense Max G. Manwaring.

La aparente estrategia del grupo de sicarios vinculado con el Cártel del Golfo, de acuerdo con el analista, consiste en mantener un Estado mexicano débil, en el que las organizaciones criminales puedan operar con impunidad en el país y con refugio seguro en lo internacional.

Manwaring es profesor de Estrategia Militar del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército estadounidense. Su análisis, publicado bajo el título Una nueva dinámica en el ambiente de seguridad del hemisferio occidental: Los Zetas mexicanos y otros ejércitos privados, se refiere a esos sicarios como la organización de guerra irregular con mayor capacidad en México, superior en ese tipo de conflicto a las fuerzas encargadas de enfrentarlas.

El estudio indica que hay “una nueva y peligrosa dinámica” en la situación de seguridad interna del país, que implica la “migración de poder” de elementos estatales tradicionales a organizaciones privadas paramilitares no tradicionales, como es el caso de Los Zetas o pandillas de ejecutores como Los Aztecas, Negros y Pelones.

“La situación de seguridad de México está mucho más allá de ser un simple problema de policía. Es también un problema sociopolítico y una cuestión de seguridad nacional con implicaciones más allá de las fronteras mexicanas”, sostiene el reporte.

Esta nueva dinámica “emplea una ambigua mezcla de terrorismo, crimen y tácticas de guerra convencional, operaciones y estrategias”, explicó Douglas Lovelace, director del Instituto, en el prefacio del texto.

Según Lovelace, esa situación genera “una relativamente incontrolada coacción y violencia cuyos perpetradores tienden a crear y consolidar enclaves políticos semiautónomos (estados criminales dentro del Estado mexicano) que se desarrollan en lo que el gobierno mexicano llama ‘zonas de impunidad’”.

Las acciones de Los Zetas, Los Aztecas, Negros y Pelones tienden más a ser político-sicológicas que militares, con la idea de aterrorizar y crear impresión de invencibilidad, y alejan la solución de la amenaza de poder “duro” a “blando”.

El documento explica que a partir de los cambios ocurridos en México desde la década de los 80, cuando comenzó a pasar de ser un Estado centralizado a un Estado de economía de mercado, hubo también una evolución de entidades violentas no tradicionales, como Los Zetas, “capaces de desafiar la estabilidad, seguridad y soberanía efectiva de la nación-Estado”.

Para Manwaring, la clave de las acciones de Los Zetas trasciende la mera búsqueda de supremacía en el narcotráfico, sino “neutralizar o controlar al gobierno y sus fuerzas de seguridad tradicionales para lograr el nivel de libertad de acción y movimiento que permita lograr la meta del enriquecimiento deseado”.

Como ejemplo, pone la situación en Sinaloa, donde el Cártel del Golfo y demás bandas “han marginalizado la autoridad estatal mexicana y la han sustituido con una anarquía criminal”. Ese ambiente es descrito como de sobornos, patronazgos, influyentismo, violencia y capricho.

“Una visión futura de más y mayores partes de México y la comunidad global adaptándose a valores y formas de conducta criminales debería ser por lo menos perturbadora”, apuntó.

“Al responder a este tipo de reto con acciones aisladas o incoherentes de policía o con una formulación militar violenta, los líderes políticos ayudan de hecho a los cárteles. Peor aún, al condonar prácticas corruptas con la esperanza de que el problema se desvanezca, los líderes legítimos permiten que sus adversarios jueguen con todas las cartas”.