Todos podemos ser España

En los momentos de peor crisis social y política que podamos recordar en la España reciente, es una paradoja que los resultados electorales hayan favorecido a la extrema derecha es, sin duda, una enseñanza para los sistemas electorales de todo el mundo y para los movimientos sociales: el boto nulo o la abstención parece ser un gran indicador, una gran señal de protesta, pero indudablemente no es un arma de guerra, dentro de las vías abiertas para ganar una batalla, las boletas en blanco significan más de lo que logran cambiar.

Aquí la gran pregunta que nos queda es sí es necesario el crear las vías institucionales para ganar ese tipo de batallas primero, antes de tomar acciones; o si son las acciones mismas las que, aun sin prosperar por los caminos oficiales, tendrán las repercusiones necesarias para modificar un sistema. La sociedad española ha llegado a un límite de hartazgo, los jóvenes han llegado a un punto límite acorralados por la falta de perspectivas, la precariedad económica y por la opresión sistemática del desempleo y el subempleo. Llegaron a un punto límite y están dando una muestra ejemplar de protesta.

En el panorama de la Unión Europea, en uno de los corazones del “primer mundo”, los jóvenes han salido a plantarse en protesta por la precariedad, por el deshumanizado sistema, con civilidad, apoyados en las redes sociales como han sido los movimientos sociales de los últimos meses en el mundo, con una gran capacidad comunicativa que genera acuerdos tácitos. La sociedad española hoy le está hablando a toda Europa en donde las condiciones económicas, reflejadas en la desocupación y los desalentadores horizontes, ponen en entredicho a todo el sistema económico mundial del que se supone son potencia y paradigma.

También la sociedad española le habla a todos los movimientos sociales que buscan levantar una voz, estar en resistencia, da un ejemplo, pero también sienta un precedente de lo que implica la protesta, de sus costos reales en sistemas de democracias electorales; el mundo entero en este momento conoce el descontento de la sociedad española, sabe que rechaza por entero el comportamiento de su gobierno y las opciones políticas que se presentan, y lo han hecho patente en su actitud frente a las urnas, es legítimo y socializado su rechazo; pero no legal en términos electorales, pues no existe el precedente de qué sucede en una elección con ese nivel de rechazo, pero que da mayoría de cualquier forma a una de las opciones políticas.

¿Es entonces esa forma de protesta una vía para el cambio? La pregunta es muy fuerte, pues de llegar a la conclusión negativa estaríamos cerrando los caminos que tiene la sociedad para actuar, sin embargo, es aun temprano para decir esto, lo que nos demuestra que la realidad electoral es una parte mínima frente a la complejidad de variables que construyen el sistema político en general. Es aun temprano para saber qué sigue en el movimiento social español, pero lo que vemos en el horizonte es tan sólo el comienzo de una lucha en resistencia. Quién sea que vaya a gobernar España llega con un país dispuesto a actuar, sin concesiones y con franqueza.

Para quienes vivimos en países en crisis sociales, este movimiento debe ser un paradigma de acción, ver hacia dónde se dirige nos dará un rumbo y marcará una pauta en las formas de actuar de las sociedades actuales: la organización pacífica, la resistencia y la claridad de objetivos son las constantes con las que se buscará ejercer la mayor presión hacia las clases políticas. El mandato de la sociedad por encima de los designios del sistema político sería el gran logro de ese movimiento, el resto del mundo estamos viendo con ojos ansiosos lo que sucede, necesitamos aprender para librar nuestras propias batallas.

Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios. Gracias.

Cd. Juárez, Chihuahua a 25 de Mayo de 2011

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DICHOS & HECHOS
con Edna Lorena Fuerte

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