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Jueves 20 de diciembre de 2012

Una de cal por una de arena

La mentada reforma al artículo 60 de la Ley Federal de Telecomunicaciones es un petardo de los diputados.


La mentada reforma al artículo 60 de la Ley Federal de Telecomunicaciones es un petardo de los diputados.

No todo lo que brilla es oro, no al menos casi todo lo que sale de nuestros legisladores federales.

Debo confesar que cuando leí la noticia de que los diputados federales aprobaron por unanimidad (los 423 de los legisladores presentes, los otros 77 seguramente estaban en comisiones más importantes que la de estar al pendiente de los dictámenes) el pago por segundo en telefonía celular, casi brinqué de gusto. Me dije, “por fin hubo los que se fajaron los pantalones y pusieron freno a los abusos de los regenteadores de las telecomunicaciones.

Poco me duró el gusto y de golpe regresé a la triste realidad que aqueja a este país desde hace muchos años. La mentada reforma al artículo 60 de la Ley Federal de Telecomunicaciones no es sino un petardo de los diputados federales.

La reforma establece que: “en el caso de servicios de telecomunicaciones que se ofrecen al público con cargos por concepto de la duración de las llamadas, los concesionarios y permisionarios deberán incluir en su oferta comercial planes y tarifas el cobro por segundo, sin perjuicio de otros planes que se basen en el cobro por minuto, por evento, por capacidad o cualquier otra modalidad”.

De acuerdo con la reforma, la Comisión precisó que la modalidad de cobro por segundo se incluirá en la oferta comercial de planes y tarifas de concesionarios y permisionarios, “sin perjuicio de que también ofrezcan indistintamente, para sus usuarios de pre-pago y post-pago, modalidades de cobro por minuto, por evento, por capacidad, por bloque, o por cualquier otra modalidad”.

Como se puede apreciar, en ninguna parte de la redacción se obliga a las compañías telefónicas a ofertar como base de todos los planes el contrato de pago por segundo. Exige, sí, ofrecer la opción del plan, pero sin menoscabo de los ya existentes.
En términos llanos, Telcel, Nextel, Iusacell, Unefón y Movistar darán a conocer al cliente la opción de pago por segundo, con las consabidas restricciones leoninas que les aseguren pingües ganancias. No en vano Movistar vale $ 55 mil mdd y América Móivl, de Slim, $ 35 mil mdd.

Esta nueva burla me lleva a la conclusión de que la competencia en México es otra de las grandes falacias del libre comercio, en los que los “competidores” ofrecen lo mismo pero con una diferencia de precios apenas perceptible.

Por su parte, expertos en el tema de las telecomunicaciones ya han expresado su desencanto por las “reformas” que con bombo y platillo anunciaron como panacea los diputados Fernando Trenti Castro y Juan Pablo Adame.

Caso diferente, éstos sí con determinación y por amor a su nación, en Perú y en Colombia, no tan solo se ocuparon por darle una manita de gato a sus legislaciones en la materia, sino que se preocuparon y fueron más allá. Comprometidos con su pueblo, en estos países sudamericanos incorporaron en la Ley, con toda claridad, la prohibición de los contratos forzosos en telefonía móvil y fija, televisión de paga e internet. Y para que no quedara duda, las sanciones para los prestadores de servicios incumplidos, son realmente considerables; no como las “multitas” que se aplican en México.

Sé que las comparaciones son odiosas, sin embargo, esta es una forma efectiva de demostrar que los legisladores mexicanos nos dan una de cal por cada una de arena.
En el mismo contexto, la Profeco anuncia en estos días que las compañías telefónicas, televisivas, de internet y bancarias, supongo que también aseguradoras, han acudido puntualmente a registrar sus contratos de adhesión, ante ellos.

Otra faramalla más, ya que estos contratos, como su nombre lo indica, son para adherirse, no para pactarse entre dos o más partes. Lo aceptas, lo firmas; no te gusta o no te conviene, no lo tienes. Estos tratos y contratos solo ofrecen ventajas a los monopolios y corporativos nacionales y trasnacionales, por exigencias del FMI, BID, OCDE y Banxico. Por eso las legislaciones respectivas son tan laxas y lesivas en México.

Ya los veo y los oigo a través de sus spots de radio y televisión: “en el senado……..en la cámara de diputados, estamos construyendo el México que todos queremos”. Charlatanes.

P.D. Los grandes cambios que el país necesita no están exclusivamente en las reformas estructurales, ésas son para la macroeconomía, es decir, para los especuladores. Las “otras” reformas de fondo están donde la pobreza disminuye y los bolsillos de la clase trabajadora y clase media traen billetes, no morralla.