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Lunes 3 de diciembre de 2007

Velen y estén preparados

Celebra Iglesia Catrólica primer domingo de adviento, invitando a los fieles a esperar la llegada del Padre


Celebra Iglesia Catrólica primer domingo de adviento, invitando a los fieles a esperar la llegada del Padre

Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Mateo: 24, 37-44

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.

Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

En estos versículos el evangelista exhorta reiteradamente a sus lectores a que se mantengan vigilantes. El Señor llegara de improviso, habrá que esperarle con entusiasmo y alegría.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Tal como dice el evangelio del domingo, en tiempos de Noé la gente estaba desprevenida. Y vaya que no sólo en aquel tiempo, también en el nuestro. Sin duda, atendemos mil asuntos triviales, y nos vamos desentendiendo de lo importante. Como alguien escribiera: “lo urgente termina pisoteando a lo importante”. Para los cristianos, nuestra relación personal y única con Jesucristo tendría que ser la razón de nuestra vida, o como ahora dicen los moralistas, nuestra opción fundamental. Por desgracia, a algunos de nosotros, las preocupaciones cotidianas y la seducción de la riqueza nos ahogan y terminamos por vivir una vida estéril y vacía. Es tiempo de remover la semilla para que rinda fruto.