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Lunes 29 de agosto de 2011

Vulnerabilidad colateral

Los efectos nocivos de la violencias se han agrupado entre los que se han definido como necesarios


Los efectos nocivos de la violencias se han agrupado entre los que se han definido como necesarios

De manera permanente, desde que inició la guerra contra el crimen organizado, los efectos nocivos de la violencias se han agrupado entre los que se han definido como necesarios, es decir, las bajas en uno u otro bando, los buenos y los malos batiéndose a muerte, pero en un campo de batalla que no tiene ninguna frontera, de modo que los otros efectos han sido los colaterales, en los que las balas perdidas, la mala fortuna de estar en el lugar equivocado a la hora equivocada, ha terminado con la vida de muchos; sin embargo, el daño colateral parece ampliarse, cada vez hay menos linderos de seguridad en medio de las batallas. La cuestión en esto es que al parecer, de los daños colaterales, no hay culpables, es sólo una jugada de la mala suerte.

El problema es que prácticamente ya no hay lugares a salvo, de calles a centros comerciales, de restaurantes a carreteras, prácticamente todo en la vida cotidiana está tocado por la violencia; sin embargo, aun cuando se insista en no marcar responsables en estos casos de mala suerte, lo cierto es que en varias ocasiones no existe ni siquiera el criterio de protección al civil, o en general a la vida humana, no hablemos del lado de los criminales, que por definición no respetan más que sus propias reglas y ahora parecen incluso haberlas perdido; sino en el caso de las fuerzas del orden público, que aun cuando estén inmersas en las más cruentas batallas, aun cuando admitiéramos un estado de guerra que se ha insistido en negar, ellos tienen como responsabilidad prioritaria proteger la vida de la sociedad.

En Torreón ahora, miles de espectadores en un estadio de futbol parecían estar en el lugar equivocado, dos equipos de primera división, el Santos y el Morelia, en un torneo televisado a nivel nacional; la balacera se hizo presente, y las imágenes no nos dejan mentir si decimos que es evidente que los ciudadanos reconocen el sonido de las ametralladoras, que saben reaccionar ante el peligro, que se tiraron entre las gradas y otros echaron a correr hacia la propia cancha para encontrar escape por los túneles por donde los mismos jugadores huyeron. No es menor ver a una sociedad entera dispuesta a tirarse al piso porque sabe que es lo que debe hacer para salvar la vida. La balacera se desarrolló afuera del estadio, pero las balas llegaron hasta las mismas tribunas, hasta los palcos de los medios. El saldo resultó afortunadamente blanco para los civiles, aunque se siga masacrando al ánimo de la sociedad.

Desde los granadazos en aquel ya lejano 15 de Septiembre en Morelia, Michoacán, los eventos masivos en nuestro país han mostrado su fragilidad, y no precisamente porque como en ese caso sean los blancos premeditados, sino porque como en este, el del estadio Territorio Santos Modelo, lo que está pasando es que ya todo punto puede ser un blanco, que no hay salvedad de espacios, que en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, lo que puede reinar de un segundo a otro es el terror. Tan sólo este martes la misma ciudad sufrió un ataque con explosivos en el estacionamiento de un hospital. Las autoridades aparentemente se concentran en desentrañar quién o qué hay detrás del recrudecimiento de estos ataques.

En el camino nos queda pensar en los eventos masivos en general, en la peligrosidad de encontrarse en lugares llenos de gente, en que el futbol es uno de los pocos espectáculos que lleva a las calles a las familias mexicanas y las agrupa en estadios que no necesariamente tienen las condiciones de infraestructura para responder ante situaciones de emergencia. La Federación Mexicana de Futbol ya se reunió con autoridades de seguridad para tratar el asunto, aunque los llamados de todos son a la calma, no podemos dejar de ver la perspectiva de lo que está en juego en las concentraciones públicas. Y ahí a la vuelta de le esquina tenemos los Juegos Panamericanos en la ciudad de Guadalajara, sin la posibilidad de asegurar si es que es mejor tener más presencia policial, o es justamente eso lo que aumenta el factor de riesgo, el blanco han sido los propios policías. Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios. Gracias.

Cd. Juárez, Chihuahua a 26 de Agosto de 2011

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DICHOS & HECHOS
con Edna Lorena Fuerte

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