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Chihuahua, Chihuahua



Lunes 27 de diciembre de 2010

Cerillitos de Esperanza

No me sorprende porque los mexicanos estamos viviendo en los subterráneos del infierno


No me sorprende porque los mexicanos estamos viviendo en los subterráneos del infierno

Muchos seres andan apresuradísimos, buscando los aliños para el pavo, entregados al cien por ciento por cuál guarnición, o cuál vino, será el idóneo. Comprando el último regalito. Si usan la vajilla de la herencia familiar, o si ponen las últimas copas que compraron, que si combina más el mantelito de lentejuelas, o el de "Santo Clos" bien convencidos de que estas fechas, son solo para saciarse y rellenar sus vacíos, para no enterarse de nada.

Dios quiera que Dios exista, que a través de esos cerillitos encendidos en el sitio del crimen, eleve muchas conciencias más, porque desde todas las ciudades del orbe, ya los ven como llamaradas de Napalm en México, por su Chihuahua de mujeres descuartizadas y el cansancio de la tolerancia de un pueblo vejado.

Por las mujeres que la sociedad linchadora del paisisto descalifica, por ser pobres como: Pirujas, putas, basura, escoria, etiquetando así a las trabajadoras, productivas, por gusto o necesidad, en su mayoría obreras, explotadas por empresas o maquiladoras infernales, acosadas, abusadas sexualmente, madres solas, engañadas, engatusadas y atrapadas... Qué si por error, las encuentran, tiradas en los basureros, muertas por supuesto, de ellas solo queda una cruz color de rosa.

Quiero no perder la esperanza de que las "llamitas y letreritos" con mala ortografía y mala letra, de gente que "no tiene nada que hacer", o de "la gente de segunda", de "gente que no tiene que perder y por eso se alborotan"; de los sin voz, de los sin derechos, de los invisibles; estremezcan las conciencias.

Porque en verdad, esto es tan grave, desde que todos estamos perdiendo dignidad humana, integridad ciudadana, como resultado de que hace mucho tiempo que se perdió la vergüenza, la decencia y la solidaridad.

Que valiente Marisela, de hacer todo lo que tu hiciste sola, que nadie disminuya tus méritos como luchadora social y como activista, gracias por despertar a poquísimos chihuahuenses hasta hoy, para decir que ¡Ya Basta!, como tú lo gritaste a tantos oídos sordos e indiferentes a tu dolor, porque ellos no tenían tu problema.

Poquitos hasta ahora, ya están demostrándote abiertamente la gran pena por tu violenta partida; velándote, haciéndote un homenaje, para despedirte. Fue tanto el miedo que les provocaste que ni siquiera te permitieron un funeral normal, y te enterraron de urgencia por tanta amenaza, por el atropellamiento hacia tus derechos, de gran mujer, comprometida, solidaria con los demás, con toda la gente que estuviera en situación vulnerable. Como si con ello pudiesen enterrar tu trayectoria y tu lucha.

¡Que rabia!, que moriste y de esa forma, para encender llamitas de conciencia, de quienes no tuvimos el honor de ser tus amigos. Tu nombre y tu lucha no se olvidarán jamás, ni tu sangre vertida en nuestra banqueta de la muerte. Por más que la laven, allí seguirá siempre. Seguiremos otras mujeres levantando la voz, para demostrarles que no somos: ni cosas, ni desechables. Así como de los que sean hombres ¡hombres!

¡Cerraste a lo grande los festejos del Bicentenario! justamente frente a Hidalgo. Donde no ha cambiado nada, en el mismo sitio donde a él también lo acabaron, por las mismas luchas, por los mismos problemas y con los mismos gobiernos cobardes y cínicos.

Ojalá que logres despertar a todos los mexicanos, aunque se vea tan difícil, para hacer la Revolución de conciencia, justicia por tu crimen y que tu familia obtenga el apoyo y la protección que necesita ¡Ya!

En ciudad Juárez hay 10 mil huérfanos y ahora doblemente Marisol, la hija de Rubí, nieta de Marisela.

Sara O. Durán