27.57°C

Cielo Claro

Chihuahua, Chihuahua



Lunes 12 de diciembre de 2011

De los dichos a los hechos, ya.

El homenaje que el CEN del PAN organizó en memoria de Francisco Blake y otros panistas fallecidos recientemente


El homenaje que el CEN del PAN organizó en memoria de Francisco Blake y otros panistas fallecidos recientemente

Por: Manuel Narváez Narváez

Mnarvaez2008@hotmail.com

El homenaje que el CEN del PAN organizó en memoria de Francisco Blake y otros panistas fallecidos recientemente, fue marco de serios señalamientos por parte de Calderón.

Por más de 20 minutos el presidente de la república, cobijado por 400 notables panistas y en la sede del partido, ensalzó la figura de quien fuera su segundo Secretario de Gobernación fallecido en un accidente aéreo junto a otros funcionarios federales militantes del PAN.

Felipe Calderón compartió varias anécdotas del malogrado funcionario de quien también fue compañero en la LVIII legislatura federal. Destacó los orígenes humildes y la sencillez del oriundo de los barrios pobres de Tijuana, así como su entrega para el trabajo y destreza en la responsabilidad que desempeño hasta el último día de su vida.

Emocionado por las circunstancias y animado por el escenario que le es muy familiar (al menos por que ahí despachó muchos años), Calderón Hinojosa aprovechó un enlace entre lo que ha sido su talón de Aquiles y recordar el martirio del alcalde de La piedad, Michoacán, Ricardo Guzmán, asesinado cuando repartía propaganda política previo a las elecciones en ese estado, para soltar: “yo como presidente de la república no puedo quedarme callado, ante eso he sido prudente, he tratado de ser sensato, pero no puedo quedarme callado a tal grado y le digo y le pido al PAN que tampoco se quede callado ante algo tan grave que ocurre en el país”.

El presidente aludía sin restricciones a la penetración del crimen organizado en los comicios de su estado natal y condenaba a la vez a los grupos criminales que controlan esa entidad en la que su hermana María Luisa contendió recientemente por la gubernatura, la cual perdió por escaso margen ante el priísta Fausto Vallejo, de quien supuestamente se dijo, se benefició de las amenazas perpetradas por los cárteles michoacanos en contra de simpatizantes panistas.

Ya encarrerado, Calderón Hinojosa le restregó al dirigente de Acción Nacional Gustavo Madero, “que nadie puede quedar como omiso o silente, ante algo que es verdaderamente amenazador para la vida democrática mexicana”. “Es una amenaza real ahora”, sentenció.

Estos señalamientos tan graves y la preocupación natural que lleva implícita no me sorprenden puesto que ha sido el tema, el tono y el discurso de los 5 años de gobierno calderonista, lo que sí me asusta es que siendo el mandatario con todas las prerrogativas constitucionales para atacar con todo el rigor y determinación del Estado Mexicano a la delincuencia y al crimen organizado, él mismo reconozca, o por lo menos insinúe, que los narcotraficantes incidirán en la elección presidencial y llevarán a los Pinos a alguien a modo.

Más me preocupa que aun y con toda la fuerza utilizada hasta el momento, con los fatídicos resultados ampliamente conocidos, ya al final de su mandato el presidente desahogue, con desesperación hasta cierto punto y por la emoción con que lo expresó, que el peligro de que el crimen organizado sea el gran elector de su sucesor, está vigente y más vivo que nunca. Yo me pregunto: ¿habrá valido la pena tantas balas y sangre?, ¿será acaso que tan sólo se pospuso un sexenio, el de él, la asunción de un presidente mexicano al servicio del narcotráfico?.

La preocupación y señalamientos vertidos por el presidente Calderón no deben tomarse a la ligera, es preciso que la PGR y la Siedo actúen urgentemente y desarticulen lo que se presume o intuye. Que no quede esto como pauta de discurso proselitista, porque los mexicanos no nos merecemos más campañas de lodo, mucho menos padecer de un narcogobierno.