Lunes 17 de mayo de 2010
Los trabajadores confirmaron que el político no tenía guardespaldas
Los trabajadores confirmaron que el político no tenía guardespaldas
Jerécuaro.- El último día que Diego Fernández de Cevallos fue visto, fue el pasado viernes antes de su desaparición, estuvo primero en la ex hacienda que pose en la comunidad de la Barranca, en Jerécuaro, Guanajuato.
Fue a las 4 de la tarde de ese día afuera de la iglesia de la finca. Y les avisó que iría su propiedad, en Querétaro. Pero ya no se le volvió a ver.
“Yo doy mi vida por Don Diego” dijo el velador del rancho que Fernández de Cevallos tiene en Guanajuato, quien además aseguró que el viernes por la tarde estuvo ahí.
En la comunidad de La Barranca, el ex candidato a la presidencia tiene una propiedad que adquirió hace no más de dos años, ayer por la tarde, únicamente permanecían en el lugar, cinco trabajadores, entre ellos Antonio Pérez, el velador.
Pérez aseguró que las instrucciones que tiene son únicamente no permitir la entrada a nadie, ya que ningún miembro de la familia se ha comunicado con él.
A decir de vecinos y comerciantes, el también ex senador de la república, estuvo afuera del templo, saludo a la gente y después partió en un auto “descubierto” supuestamente hacia Querétaro.
Antonio Pérez platicó que el sábado policías municipales de Jerécuaro intentaron entrar a la propiedad sin tener ningún permiso ni orden judicial, explicó que “es el único movimiento que ha habido por aquí, esta todo tranquilo, aquí no hay nada”.
Comentó también que Fernández de Cevallos nunca traía seguridad y la mayoría de las veces que visitaba el rancho, lo hacía solo.
“Me decía yo no le debo nada a nadie, no tengo guardaespaldas (Don Diego), yo lo siento mucho ojalá se aparezca pronto era muy buena gente, me dio trabajo y pan para mi familia.
Si un señor quiere venir a matar a Don Diego, yo doy mi vida por el”. Una comerciante, que pidió omitir su nombre, dijo que el panista no se metía con nadie y por el contrario, ayudaba en la comunidad.
“Les estaba haciendo casas a los pobres, allá arriba, con nadie se metía, siempre muy amable con todos nos saludaba y aunque sea de lejos nos decía adiós”.
La última vez que fue visto Diego Fernández de Cevallos en La Barranca, convivió con los habitantes de la comunidad y se fue según versiones de los mismos hacia Querétaro.
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