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Lunes 17 de agosto de 2009

2009, perdido; 2010, quizás

El shock financiero probablemente se atenue a finales del año pero las secuelas de éste continuarán para el venidero


El shock financiero probablemente se atenue a finales del año pero las secuelas de éste continuarán para el venidero

En el 2010 habrá signos de recuperación económica para varios paises del orbe, México no va a participar en ese selecto grupo de naciones. Así lo expresó la semana pasada el titular de la SHCP Agustín Cartens.

El shock financiero probablemente se atenue a finales del año pero las secuelas de éste continuarán para el venidero, así lo reconoce el Presidente Felipe Calderón.

Las notas anteriores fueron ampliamente difundidas por la prensa escrita del D. F., dando cuenta del reconocimiento que hace el poder ejecutivo de la dificil situación que nos espera el próximo año; por si fuera poco el pronóstico negro, el secretario Cartens ya visualiza la posibilidad de crear nuevos o aumentar impuestos, de gravar alimentos y medicinas, de reducir el gasto público y de contraer deuda para alimentar la Ley de ingresos del ejecicio fiscal de 2010.

Es encomiable el gesto del ejecutivo federal al reconocer el panorama dificil que vamos a enfrentar a partir de enero próximo; sin embargo, el tratamiento puede resultar sobradamente dañino y con efectos secundarios para la economía familiar, sobre todo aquella que cumple con sus obligaciones tributarias. Digamos que las medidas recaudatorias que apruebe el legislativo federal antes del 15 de diciembre impactarán fuertemente en los bolsillos de los mexicanos, principalmente de los contribuyentes cautivos.

La disminución de los ingresos petromendigos, porque ya no se sabe sin son una bendición o una maldición, ya sea por la cotización baja que el crudo mexicano tiene en los mercados internacionales, o bien, por la disminución de 800 mil barriles diarios en la producción del hidrocarburo, aunado a la disminución impositiva por la pérdida de empleos y la contracción económica, el descontón en las divisas turísticas y la reducción de las remesas que nuestros compatriotos y compatriotas envian del vecino del norte van a provocar en las arcas federales un boquete de 300 mil millones de pesos (12% del presupuesto para 2010), que deberán ser compensados con la purga que ya anunció Don Agustín, el secretario.

Ante semejante paquetote (y no económico), el poder ejecutivo quiere predicar con el ejemplo al prevenir que recortará el gasto púbico, donde las y los mexicanos esperamos que sea en los salarios de todos los funcionarios públicos federales, al menos del 1ro al 4to nivel, en las compensaciones, viáticos, viajes y fideicomisos no prioritarios, pero también, es urgente que el poder judicial y el poder legislativo se pronuncien abiertamente y claramente definana el sacrificio que harán por la Nación.

Seguramente el escabro(n)sisimo tema apenas va a tomar vuelo y será materia de debate y discusión en los tres meses subsiguientes, donde habrá presiones de los actores políticos, escencialmente representados en el Congreso de la Unión, pero también de la iniciativa privada que va a pillar si le reducen las compras y la autoridad eclesiástica contribuirá son su grano de arena, claro, defendiendo los intereses de la feligresía.

Lo que si debe quedar a salvo en las conclusiones y decisiones a que lleguen los tribunos de San Lázaro, son tres cosas: por ningún motivo debe escamotearse recurso alguno a los programas sociales, no detener la inversión pública en infraestructura ni tampoco seguir vaciando los bolsillos de los contribuyentes cumplidos. De ahí en fuera, cobren impuestos por lo se les ocurra o venga en gana.

P. D. Gordito: que el mapa geopolítico del 5 de julio no tenga secuelas en 2010.